Desde un tranquilo momento de paz entre madre e hijo hasta una batalla entre depredadores y presas en aguas gélidas, las imágenes de algunos de los mejores fotógrafos del mundo se exhiben en el concurso Wildlife Photographer of the Year del Museo de Historia Natural del Reino Unido.
Tanto si se trata de captar la vida salvaje que necesita nuestra ayuda como de abrirnos los ojos al impacto del desarrollo humano, la fotografía de este concurso pretende ayudar a fomentar el respeto por el planeta, hacer avanzar la investigación científica y generar conciencia sobre la destrucción del medio ambiente.
Varios fotógrafos de National Geographic fueron galardonados en 2023 por su trabajo, que muestra la tenue posición de los animales en un mundo alterado por los humanos. A continuación, explora nuestras fotos favoritas del concurso de este año y consulta la lista completa de ganadores aquí.
Max Waugh capturó este bisonte mientras atravesaba la nieve en el Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos). Antaño, estos animales vagaban por Norteamérica, con poblaciones de entre 50 y 60 millones a principios del siglo XIX y menos de mil a finales de siglo. En la actualidad, su número aumenta lentamente gracias a los cuidadosos esfuerzos de conservación. FOTOGRAFÍA DE MAX WAUGH WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
Los hongos parasol, como este del Monte Olimpo (Grecia), liberan miles de millones de esporas de las branquias que tienen bajo el sombrero. Estas viajan por el aire y algunas aterrizan donde hay humedad y alimento, lo que les permite crear redes bajo el suelo del bosque. El fotógrafo Agorastos Papatsanis tomó cuidadosamente esta foto bajo la lluvia, lo que ayuda a resaltar las esporas en la imagen. FOTOGRAFÍA DE AGORASTOS PAPATSANIS WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
Isaac Szabo fotografió diferentes especies reunidas cerca del nido de un cacho de río en un arroyo de agua dulce del Whitetop Laurel Creek, en Virginia (Estados Unidos). Durante el desove primaveral, los machos arrastran a veces rocas y guijarros hasta una distancia de 10 metros para formar un montículo donde los huevos pueden resguardarse de las corrientes y los depredadores. Otras especies de pececillos también utilizan sus nidos para mantener a salvo sus huevos. FOTOGRAFÍA DE ISAAC SZABO WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
Hadrien Lalagüe tardó seis meses en captar la imagen perfecta de unos trompeteros aligrís observando cómo se desliza una boa constrictor. En la selva tropical que rodea el Centro Espacial de Guayana (Guayana Francesa), los trompeteros pasan la mayor parte del tiempo buscando comida en el suelo del bosque. Se alimentan de frutos maduros, insectos y alguna que otra serpiente pequeña. Esta boa constrictora, sin embargo, se los podría haber comido. FOTOGRAFÍA DE HADRIEN LALAGÜE WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
En esta imagen, el fotógrafo mexicano Fernando Constantino Martínez Belmar muestra cómo una nueva línea de ferrocarril turístico a través del país devasta el paisaje natural en Paamul, Quintana Roo. El ferrocarril traerá beneficios económicos al sureste de México, pero también fragmenta los ecosistemas, amenaza las reservas protegidas y los yacimientos arqueológicos, y afecta a los pueblos indígenas al destruir sus tierras. FOTOGRAFÍA DE FERNANDO CONSTANTINO MARTÍNEZ BELMAR WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
Vishnu Gopal capturó a este tapir de tierras bajas saliendo cautelosamente de la selva tropical cerca de Tapiraí, São Paulo, Brasil. Los tapires de tierras bajas dependen de la selva para su dieta de fruta y otra vegetación y, a su vez, los tapires mantienen sanas las poblaciones de plantas dispersando semillas a través de los excrementos. Esta importante relación está amenazada por la pérdida de hábitat, la caza ilegal y las colisiones de tráfico. FOTOGRAFÍA DE VISHNU GOPAL WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
El biólogo marino y explorador de National Geographic Laurent Ballesta tomó esta imagen de un cangrejo herradura de tres espinas en las aguas de la isla de Pangatalan, en Filipinas, donde están protegidos. Esta especie ha sobrevivido durante más de 100 millones de años, pero ahora está en peligro de extinción, en parte porque su sangre desempeña un papel fundamental en el desarrollo de vacunas. El trío de pequeños peces (llamados jureles dorados o peces rey de oro) sigue al cangrejo para ver si levanta algo comestible. FOTOGRAFÍA DE LAURENT BALLESTA WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
Amit Eshel captó este dramático enfrentamiento entre dos íbices nubios en el desierto de Zin, Israel. La batalla duró unos 15 minutos antes de que uno se rindiera, y ambos se separaron sin heridas graves. Antes de la época de apareamiento, los machos luchan levantándose sobre sus patas traseras y golpeándose la cabeza, a veces rompiéndose los cuernos al chocar. FOTOGRAFÍA DE AMIT ESHEL WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
Mike Korostelev lleva dos años visitando a los hipopótamos de este lago cerca de Kosi Bay (Sudáfrica). Pasó solo 20 segundos bajo el agua para obtener esta imagen desde una distancia segura, sin alarmar a la madre y sus dos crías. Los hipopótamos tienen una cría cada dos o tres años. Su población, que crece lentamente, es especialmente vulnerable a la degradación del hábitat, la sequía y la caza ilegal para obtener su carne y marfil. FOTOGRAFÍA DE MIKE KOROSTELEV WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
Piotr Neskrecki captó a un grupo de bagres africanos de dientes afilados hurgando en los restos de un antílope acuático que había muerto atascado en el barro, lo que ilustra la naturaleza cíclica de la vida en el Parque Nacional de Gorongosa (Mozambique). Los bagres de dientes afilados son omnívoros y pueden sobrevivir varios días fuera del agua gracias a un órgano en sus branquias que les permite respirar aire. Si finalmente perecen mientras esperan a que vuelvan las lluvias, sirven de alimento a otras especies. FOTOGRAFÍA DE PIOTR NASKRECKI WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
Steven Johnson destaca un grupo de huevos de salamandra moteada que descansan sobre un lecho de musgo esfagno en una estanque cerca del Parque Nacional de Shenandoah. Este tipo de charcas estacionales poco profundas son ideales para los anfibios porque están a salvo de depredadores como los peces. Pero estos hábitats se ven afectados por el cambio ambiental: las lluvias de primavera, menos predecibles, están provocando que las charcas se sequen antes de que las jóvenes salamandras puedan desarrollarse plenamente y vivir en tierra. FOTOGRAFÍA DE STEVEN JOHNSON WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
La oscuridad es esencial para que las luciérnagas encuentren pareja, lo que las hace especialmente vulnerables a la contaminación lumínica. Se calcula que el 83% de los seres humanos vive bajo cielos contaminados por la luz. Sriram Murali muestra un bosque iluminado con luciérnagas en la Reserva de Tigres de Anamalai (India). FOTOGRAFÍA DE SRIRAM MURALI WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR
Fuente: National Geographic LA