El 14 de noviembre de 1913 apareció el primero de los siete tomos de En busca del tiempo perdido, una de las novelas más influyentes de la literatura francesa del siglo XX. Nuevas ediciones celebran el aniversario.
Por Evelin Erlij
Cuando André Gide vio por primera vez el manuscrito de En busca del tiempo perdido, firmado por un tal Marcel Proust, sintió un rechazo casi inmediato. Nada bueno podía salir de la pluma de un socialité snob, de un mundano aficionado, pensó el escritor de Los alimentos terrestres. No se sabe cuánto leyó del libro -probablemente apenas lo hojeó-, pero según se cuenta, habría dicho que una novela “llena de duquesas” no era digna de estar en la colección de la prestigiosa Nouvelle Revue Française, detrás de la que estaba junto al editor Gaston Gallimard. El resto de la historia es conocido: Gide había rechazado una de las obras más grandes de la historia de la literatura.
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