El 27 de agosto de 1783, en la ciudad de Lyon, los hermanos franceses Joseph y Étienne Montgolfier protagonizaron un hito que marcó un antes y un después en la historia de la conquista de los cielos por el hombre.
Una multitud se dio cita para ser testigos del histórico acontecimiento
El 27 de agosto de 1783, en Lyon, el “Globe” de Charles, construido por los hermanos franceses Joseph y Étienne Montgolfier con tela fina y recubierta de goma para impedir que escapase el gas, logró un hito aéreo sin precedentes: mantenerse en el aire durante 45 minutos, a lo largo de los cuales recorrió una distancia de 25 kilómetros.
Lamentablemente, tras aterrizar con éxito en la ciudad de Gonesse, un grupo de campesinos muy aterrorizados ante el monstruo que había caído de los cielos en su lugar de residencia, lo recibieron con piedras y lo rompieron por completo con sus horcas y sus cuchillos.
Considerados los inventores de los globos, los Montgolfier eran hijos de un humilde fabricante de papel, y mientras una tarde estaban jugando con unas bolsas de papel invertidas sobre el fuego, descubrieron que las mismas subían hasta el techo, lo que los llevó a experimentar con bolsas más grandes y materiales más ligeros.
Así fue que, tras realizar varias pruebas, el 14 de diciembre de 1782 consiguieron un lanzamiento al aire libre de una bolsa de seda de 18 metros cúbicos, que alcanzó una altitud de 250 metros, en tanto que el 4 de junio de 1783 realizaron la primera exhibición pública de su revolucionario invento en su ciudad natal, Lyon: un globo aerostático, no tripulado, con forma de saco esférico, elaborado con lino y forrado con papel, de 11 metros de diámetro y un peso aproximado de 226 kilos que alcanzó una altitud estimada entre los 1.600 y los 2.000 metros.
Tras el gran éxito alcanzado, el 19 de septiembre de 1793 fueron especialmente invitados por el entonces rey de Francia, Luis XVI, y su esposa, María Antonieta, para realizar una demostración en el Palacio de Versalles.
Para sorpresa de la multitud presente, ataron al globo una cesta en cuyo interior había un cordero, un gallo y una oca, los primeros viajantes aéreos que, afortunadamente, no sufrieron daño alguno. Así, estos revolucionarios globos inflados mediante aire caliente, que se enfriaban al descender, empezaron a ser conocidos mundialmente como “montgolfiere” o “mongolfiera”.
Si bien en su tiempo, los globos de aire caliente fueron los más significativos inventos de aparatos voladores logrados por el ser humano, ya que su importancia radicó en el hecho de la gran imposibilidad que tenían los hombres para poder elevarse desde la superficie de la Tierra y trasladarse, viajando por el aire, con el correr de los años fueron reemplazados por globos de hidrógeno, y no volvieron hasta 1960 cuando la empresa Industrias Raven mejoró la seguridad del diseño del clásico globo de los Montgolfier, utilizando nailon para el globo y propano como combustible por el quemador.
Fuente: Weekend