28 de junio de 1879
Combate de Las Barrancas del Neuquén, librado en Las Barrancas de la margen septentrional del río Neuquén, en el paraje hoy llamado Vanguardia, nombre que se tomó del antiguo fortín (Departamento Añelo).
Esta lucha se libró entre 16 soldados de la Cuarta División al mando del Teniente de Baqueanos (de la Compañía de Voluntario, llamados “Choiqueros”) Isaac Torres y los 120 conas del cacique Marrillan apresándose a muchos de ellos. Cabe destacar el comportamiento de esta tropa, que a pesar de estar mal vestidos, a veces mal montada y con falta de abastecimientos en pleno invierno neuquino, supieron estar a la altura de los mejores soldados del Ejército argentino.
28 de junio de 1886
El gobernador Olascoaga nombra en el distrito del Agrio como comisario al capitán licenciado Francisco Cisterna y a José Rodríguez en Codihue, Vicente Castro en Junín de los Andes y siendo Gregorio Piñero, comisario auxiliar.
– Se designa el Primer Juez del 2do. Departamento (Curileuvú) en Chos Malal.
– Es nombrado Administrador de Correos de Chos Malal el vecino Florencio Olivera.
– Es nombrado a cargo del correo de Ñorquín, Vicente Bono.
28 de junio de 1913
Se inauguran en la capital el servicio relefónico, el Matadero Municipal y el servicio de Agua Corriente bajo la intendencia de A. Chanetón.
28 de junio de 1936
Muere en Chos Malal Enrique Dewey, a los 86 años.
28 de junio de 1940
Se impone al puente carretero que une las provincias del Neuquén y Río Negro, el nombre de “Teniente General Julio A. Roca” (Decreto N° 65.938).
– La Escuela Granja – Hogar “Caferino Namuncurá” queda como Escuela N° 132.
28 de junio de 1955
Es declarada Provincia el Territorio Nacional del Neuquén por la Ley N° 14.408.
28 de junio de 1960
Se coloca en la ciudad de Neuquén la piedra fundamental del Monumento a la Bandera y a su creador en la intersección de la Avenida Olascoaga con la calle Sarmiento.
28 de junio de 1966
Es nuevamente intervenida la Provincia del Neuquén nombrándose al segundo comandante del Comando de la Sexta Brigada de Infantería de Montaña Coronel Jorge A. Elizagaray, como interventor hasta el 27 de julio de ese año.
28 de junio de 1983
Transportes Aéreos Neuquinos (TAN) inaugura el tramo Neuquén-San Rafael (Mendoza) con escala en Chos Malal.
FUENTE: Lic. Ricardo Koon
ANEXO
La Batalla de las Barrancas del Neuquén se libró el 28 de junio de 1879 en las barrancas de la margen septentrional del Río Neuquén, paraje llamado hoy “Vanguardia”, nombre que tomó del antiguo fortín que allí se construyera poco después.
Por un lado combatieron las tropas al mando del teniente de baqueanos (de la Compañía de Voluntarios, llamados “choiqueros”) Isaac Torres, y 16 soldados de la 4ª División, y por el otro los indios del cacique Marillán.
El Parte Oficial dice lo siguiente: “El teniente que suscribe – Campamento el Mangrullo, junio 30 de 1879 – Al señor comandante en jefe de la 4ª División del Ejército, teniente coronel don Napoleón Uriburu. – Tengo el honor de dirigirme a usted poniendo en su conocimiento que con la comisión de 16 hombres con que usted se sirvió despacharme el 27 del corriente, después de haber marchado en dirección de Auca-Mahuida casi todo el día, supe por prisioneros hechos por el mayor Illescas, que un pequeño grupo de seis indios, con algunos animales de arreo, debían caer al Neuquén abajo procedentes de La Pampa y como a cinco o seis leguas de este campamento.
Marché toda la noche en su busca y a la diana de 28 di con ellos en el valle del río, pero no en número de seis como se me había informado, porque después de cargarlos sobre sus fogones, de día ya, se replegaron y formaron en las barrancas del río, en número de 90 de lanza, todos bien armados.
El desorden en que se puso la chusma y considerando que ésta se me escaparía si no andaba activo con ella, me obligó a juntarla, dejando que los indios se reunieran y así pude tomar ciento y tantas mujeres y criaturas, con una gran caballada, vacas y ovejas.
Entre los prisioneros hechos en la primera carga había quedado un viejo, y con éste mandé decir al cacique Marillán que mandaba los indios, y que con ellos formados me esperaba a una cuadra de distancia, que entregase las armas, bajo la formal garantía de sus vidas.
Contestó a esta intimación que dudaba de mi palabra, y que antes quería pelear, a lo que le repliqué que descendiera al bajo, pero sin hacerles un tiro aún, pues me suponía que quisiera entrar por tratados.
Un grito unánime de guerra fue su segunda contestación, y sin repararme mucho de la chusma prisionera y animales tomados, esperé, pie a tierra, haciendo fuego nutrido, la carga que rápidamente me traían a pie y a caballo, dirigida por el expresado Marillán.
Sin embargo, de ser ésta muy violenta y excelentes los caballos en que venían montados, antes de llegar hasta chocar cayeron como 16 indios; pero los restantes nos rodearon por todas partes, trabándose un combate reñido a arma blanca.
Muchos indios arrojaban al suelo las lanzas y luchaban brazo a brazo por arrancar a nuestros soldados las carabinas o fusiles; otros sacaban cuchillos y así duró un rato la pelea hasta desalojarlos y ponerlos en fuga, dejando ellos 14 muertos en el sitio, 5 prisioneros de lanza y 106 de chusma, con más de 80 caballos, 33 cabezas vacunas y 30 ovejas, teniendo por nuestra parte que lamentar la baja de 3 soldados heridos de lanza y cuchillo.
Los indios llevaban muchos heridos, pues dejaron en el camino un reguero de sangre.
Terminado el combate me regresaba y en seguida de marchar encontré al comandante Aguilar con una fuerza, parte de la cual se encargó de conducir los prisioneros y ganados al campamento, acampando esa noche allí todos juntos. Ayer, 29, a la mañana, perseguimos a los indios nuevamente, el comandante Aguilar con la fracción de gente que tenía vacante, y yo con los trece hombres, los cuales todavía tomaron 5 indios de lanza prisioneros y 12 de chusma con 58 caballos y mulas.
Cada uno de los 16 individuos que componían la comisión que me ha cabido el honor de mandar en esta ocasión, se ha hecho digno de recomendación, pues todos ellos a la par han competido en valor y serenidad. Dios guarde a V. S. – Isaac Torres”.
En este combate resulta por demás destacable el comportamiento que le cupo a la reducida tropa del bravo teniente de choiqueros, a quien veremos actuar en muchísimas ocasiones, tanto en esta campaña como en las posteriores. Todos estuvieron a la altura de las circunstancias y dejaron bien alto el prestigio de esta tropa que, mal vestida, a veces mal montada y falta de abastecimientos, en pleno invierno neuquino (temperaturas de 8 y 10 grados bajo cero en ese invierno) supieron realizar el plan trazado por los altos mandos militares, llevando a cabo la construcción de los fortines que en aquella ocasión avanzaron la línea de frontera con el indio hasta la margen septentrional de los ríos Neuquén y Negro.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
Portal www.revisionistas.com.ar
Raone, Juan Mario – Fortines del desierto – Biblioteca del Suboficial Nº 143.