“La costa que todavía crece y otros poemas”, el primer libro de poesías del dramaturgo Alejandro Finzi, se presentará el viernes a las 20 en el complejo cultural Casa de las Leyes.
“Salvo ‘Albatri’, son todos poemas de Córdoba, de mi juventud, de cuando estudiaba y la revolución parecía al alcance de la mano”, dice Alejandro Finzi con voz fresca del otro lado del teléfono, y jura que sin la insistencia de su mujer y la osadía de un editor arriesgado, estos poemas no hubiesen salido a la luz: «Viste como son las mujeres, que cuando quieren algo insisten e insisten hasta que lo consiguen”. Y, como no podía ser de otra manera, lo convencieron. Por eso, el viernes a las 20, Ediciones con Doble Zeta presenta el libro “La costa que todavía crece y otros poemas”, del reconocido dramaturgo, en el complejo cultural Casa de las Leyes (Corrientes 560 de Neuquén). Durante el evento, el autor dialogará con Fernando Barraza, periodista gráfico especializado en cultura, conductor del ciclo radial «Efecto tábano» y ‘novelista frustrado’, como lo definen desde la editorial; y el actor, director y profesor de arte dramático Luis Giustincich leerá algunos de los textos.
Se trata del primer libro de poemas de este autor, que transitó el camino de las letras de la mano del teatro: treinta y una de sus obras han subido a escena en Argentina, países latinoamericanos, europeos y africanos; y fueron traducidas al francés, inglés, polaco, árabe, italiano, ruso y portugués.
Con estas palabras confiesa los dos motivos de la nueva incursión: “Aparecen por dos cosas: primero, porque mi mujer Laura insistió para que los publique y, segundo, porque un joven editor se largó a la pileta. También hubo un apoyo económico de ADUNC, que es el gremio de los docentes de la universidad. Son cosas que escribí en mi juventud, estoy hablando de hace 45 kilos atrás, porque ya no son años, son kilos. Los escribí cuando vivía en Córdoba y era un estudiante de esa época”, cuenta el autor de obras como “Viejos hospitales”, “Molino rojo”, “Aguirre, el marañón”, “La piel”, “Chaneton”, “Bairoletto y Germinal” y “Patagonia, corral de estrellas o el último vuelo de Saint-Exupéry”, entre otras.
Palabras de los ’70
Excepto uno, todos los poemas del libro son inéditos, y la última parte reúne los textos de la obra «Albatri», la ópera de calle que tuvo una enorme repercusión a principios de los ’90 y que hizo junto a Fernando Aragón (director) y Rubén Constanser (músico).
“El libro está dividido en cuatro secciones: el primer período va de 1971 a 1973; el segundo es un solo poema que se llama ‘Cuando la ciudad abre los ojos de la noche’, que es de 1975; le sigue otro de 1976, que hace alusión a ese año aciago, terrible, y después vienen tres poemas de la ópera ‘Albatri’, que se hizo en la comedia musical «Le tango du vieux port», con música de mi hijo Daniel Finzi, que vive en Québec, por la cual obtuvo el premio del Conseil des Arts de Québec, Canadá”, dice Finzi.
“Cuando la ciudad abre los ojos de la noche” es el único que se publicó. Como contó el autor, se trata de un poema que circuló de forma clandestina en la resistencia chilena contra Pinochet, aunque él se enteró de eso «muchos años después por comentarios de compañeros».
No paró de crecer
Además de escritor, Alejandro es profesor titular de Literatura Europea I y II en la Universidad Nacional del Comahue y se doctoró en la Universidad Laval (Canadá) con una tesis sobre Antoine de Saint-Exupéry. Nació en Buenos Aires en 1951, estudió la primaria y secundaria en Córdoba, está radicado en Neuquén desde el ’84, y en su presente neuquino el dramaturgo recuerda a ese joven cordobés que empezaba a escribir y sus particulares motivos: “Estos poemas es como que estaban escondidos. Fueron escritos cuando tenía 19 años, cuando estudiaba en esa Córdoba de utopías, de comienzos de los ’70, de ese mundo tan diferente al actual. Ese es el contexto, yo era muy joven. ¿Y qué hacía con esos poemas? Los escribía para enamorar a compañeras de la facultad. Para cualquier estudiante de Letras un poema te abre muchas puertas”, dice con picardía en la voz.
En todo momento el teatro se cuela en su discurso, porque Alejandro es, antes que nada, un dramaturgo. Además de las obras escritas –por las cuales ha sido premiado en el mundo–, desde lo teatral Finzi integró durante quince años el grupo de teatro patagónico Río Vivo, con el que realizó espectáculos que llevaron a escena personajes y episodios de la historia neuquina y patagónica.
“Yo soy autor teatral, tengo 31 estrenos de teatro en el país y el exterior, así que se me reconoce como dramaturgo. Es un laburo de toda la vida que comenzó en Francia en el ’81, cuando vivía allá, y continuó en Neuquén, y desde acá se proyectó. Toda mi vida ha sido de laburo en el teatro”, dice, y los años mozos, de salas y guiones vuelven en recuerdos: “Los mejores años como hombre de teatro son los años con Río Vivo, nuestro grupo, con el que hicimos conocer a personajes de la historia argentina y de Neuquén, a nivel regional, internacional y local. Hicimos “Chaneton”, “Bairoletto”, “Benigar”, y la gente decía que no iba a funcionar afuera, y funcionaba que era una maravilla. Fue una linda época, 15 años profundamente neuquinos y 15 años hermosos. Artísticamente, los más importantes de mi vida”.
Siempre en camino
Muchos dicen que los libros son como hijos para sus autores. En el caso de “La costa que todavía crece y otros poemas”, es un hijo diferente. “Así llega esta criatura inesperada, que es el libro de poemas, los editores lo hacen desde un lugar, tal vez un poco ingenuo, ellos apuestan a que les va a ir bien con ese libro. Yo no sé, no es sencillo, es igual que el teatro: vos si querés comprar algo para leer, vas y comprás una novela”, dice, y asegura que de todas maneras esa escritura que a los 19 años lo ayudaba a conquistar mujeres siempre estuvo presente en sus letras:
“Los críticos, los estudiosos de mi obra, dicen que mi teatro es poético, así lo caracterizan, y a uno le da la sensación de no haber dejado nunca la poesía”.
FUENTE: diario La Mañana de Neuquén