Diana Dowek viene a Neuquén con una muestra retrospectiva que confirma la plenitud y vigencia de una obra que cabalga a mitad de dos siglos de historia reciente de la Argentina. Un trabajo de profundo compromiso de esta artista con su sociedad, con sus integrantes y sus instituciones y que la yergue en una insobornable e imprescindible cronista de nuestro convulsionado tiempo.
El Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén se honra en presentar esta colección que desde su mismo título plantea una toma de posición ante el hecho creativo. Una declaración pública, valiente y arriesgada, que esta artista manifiesta desde su propia historia, desde su ética y desde su propia estética. Por qué creamos y cómo lo hacemos tiene para Diana un profundo sustento moral y una responsabilidad cívica. Ella ha bautizado esta muestra con una afirmación categórica: «La pintura es un campo de batalla», dice a la manera de Gabriel Celaya, para quien la poesía era un arma cargada de futuro. Dowek nos plantea la pintura, el arte, como el terreno donde se disputan las grandes batallas, los combates heroicos del ser humano contra los enemigos que amenazan la libertad, la paz y la cultura.
Las obras de Diana Dowek y muy especialmente aquellos cuadros que muestran «el derrumbe de las instituciones» anticiparon con muchos años de antelación la catástrofe político- social de argentina. Uno de esas obras, Zona de catástrofe o poder vulnerable, de 1996, que muestra el edificio del Congreso Nacional arrasado, ha sido legada por la artista al MNBA Neuquén y hoy honra nuestra colección de donaciones junto a las de otros grandes artitas argentinos.
No ha sido la única muestra de generosidad de Diana. Cuando la erupción del volcán Puyehue de 2011 afectó seriamente a los pueblos de la Cordillera, en especial a Villa la Angostura, esta artista donó una de sus obras para ser rematada y el producto de esa subasta –que alcanzó un precio muy importante- fue aportado a la reconstrucción de esa querida ciudad neuquina. No es de extrañar este gesto en una mujer que ha hecho del compromiso con sus conciudadanos un deber moral.
Diana Dowek es parte de esa generación de guerreros creadores que defendió la primera línea del arte nacional del avasallamiento y la represión. Son sobrevivientes de una Argentina que muchas veces -demasiadas- no perdonó el talento o la rebeldía y los castigó duramente con la negación, el encierro, el destierro o la muerte, pero que nunca dejó a la vez de generar sus propios anticuerpos, los cuales, como Diana, vienen manteniendo viva la salud cultural de este multicultural y diverso país. Estas obras están aquí para mostrarnos el camino recorrido por todos, pero también el rumbo a seguir hacia un futuro que será tan bueno o tan calamitoso como logremos construirlo.
Para ello, para pelear con éxito en ese campo de batalla, del arte, de la sociedad o de la vida misma, las armas las trae Diana.
Por Oscar Smoljan Director Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén
FUENTE: diario Río Negro