Su novela «La invención del amor» se enmarca en la crisis. El escritor es autor de cuentos, poesía, policiales y ensayos.
El escritor español José Ovejero se alzó ayer con el XVI Premio Alfaguara de Novela por «La invención del amor», un relato generacional con tintes de thriller que habla de la soledad y la capacidad para reinventarse y autoengañarse.
Así lo anunció en un hotel céntrico de Madrid el jurado presidido por el escritor español Manuel Rivas, en una edición que con 802 manuscritos marca el récord de participación en la historia del premio. Ya el año pasado, Ovejero fue galardonado con el Premio Anagrama de Ensayo por «La ética de la crueldad».
El jurado destacó que la novela «trata de una historia de amor nada convencional, sorprendente, que surge a partir de una impostura y del poder y las posibilidades del azar». La historia, que se ambienta en Madrid, «revela la fuerza transformadora de la imaginación y su capacidad para construir nuevas existencias».
«La invención del amor» narra la historia de Samuel, socio de una empresa de construcción que, recién cumplidos los 40, vive encadenando compañeras de cama. Un día recibe una misteriosa llamada de alguien que le avisa de que Clara ha muerto. Y aunque él no recuerda a ninguna Clara, ésta pasará a ocupar el centro de su vida.
Samuel se pone en contacto con la hermana de Clara, una atractiva mujer llamada Carina, y en ese vínculo en el que sacan a colación «viejos dramas familiares, silencios, escapadas» se conformará «un triángulo imposible», según lo definió el propio Ovejero en una videoconferencia desde Estados Unidos, minutos después de anunciado el premio.
«En todas mis novelas hay una historia de amor. En este caso, el amor lo abarca todo, pero mi modo de relatar, seco y distante, impidió que caiga en la cursilería, un riesgo muy común cuando se escribe del amor», dijo el ganador, visiblemente cansado por la diferencia horaria con Estados Unidos. «Me despertaron a las cinco de la madrugada para anunciarme que había ganado y que debía dar una videoconferencia, pero no escucharán una sola queja de mi parte», bromeó.
Calificó a la estructura de su novela como «sencilla, nada deslumbrante», y contó que, si bien en un inicio tenía en perspectiva la posibilidad de usar varias voces, finalmente optó «por un relato lineal y en primera persona», aunque aclaró que el uso del «yo» no significa que se sienta identificado con Samuel.
«Samuel se mueve en los ambientes madrileños en los que yo me muevo, pero decimos y pensamos muchas cosas distintas. Para nada es un personaje autobiográfico, pese a que pueda haber cosas en común», explicó a periodistas que lo seguían desde Madrid y desde las sedes de Alfaguara en Argentina, Colombia y México.
«Cuando escribo, pienso en mí como lector, en que para que algo me guste debe ser lo suficientemente sólido y coherente. No pienso en la posibilidad de ganar un premio, aunque debo reconocer que en este caso estaba muy nervioso y sí me interesaba ganarlo», se sinceró.
Ovejero (Madrid, 1958) ha cultivado todos los géneros, desde la poesía («Biografía del explorador») al cuento («Mujeres que viajan solas»), el ensayo («Escritores delincuentes») y los libros de viajes («China para hipocondríacos»). Trabajó como intérprete en Bruselas y es habitual colaborador en los medios de comunicación.
Entre sus novelas figuran títulos como «Añoranza del héroe», «Huir de Palermo», «Nunca pasa nada», «Las vidas ajenas» o «La comedia salvaje», que fue distinguida con el premio Ramón Gómez de la Serna 2010″.
El Premio Alfaguara, fundado en 1998, es uno de los galardones más importantes del ámbito hispano y está dotado con 175.000 dólares (unos 130.000 euros). El año pasado fue para el argentino Leopoldo Brizuela por «Una misma noche».
