Pablo Picasso no estaba preparado para la muerte, a pesar de que le llegó tarde, a los 91 años. Cuando murió, el 8 de abril de 1973 en su residencia en Mougins, en el sur de Francia, por un fallo cardíaco y pulmonar, dejó tras de sí una rica herencia, pero ningún testamento.
El cofundador del cubismo fue enterrado en el jardín de su palacio Vauvenargues en Aix-en-Provence. Dado que Picasso había evitado el mercado del arte, en el momento de su muerte, hace 40 años, gran parte de su obra se encontraba en su posesión. El Estado francés se cobró el impuesto a la herencia en obras de arte, que formaron luego la base de la colección del Museo Picasso en París. Entre los herederos surgieron rápidamente disputas. Por si fuera poco, una serie de dramas se abatieron sobre la familia: Pablito, nieto del artista, intentó envenenarse tras la muerte de su abuelo y murió pocos meses después. Pablo, el hijo de Picasso, murió dos años más tarde debido al consumo de drogas y alcohol. Otros dos años después se ahorcó Marie-Therese Walter, amante del pintor durante años. La segunda esposa de Picasso, Jacqueline Roque, se pegó un tiro en 1986.
Las mujeres tuvieron un papel muy especial en la vida de Picasso. Como musas, inspiraron sus obras, a pesar de que Picasso no siempre las trató muy bien. Su nieta Marina lo describió como un «monstruo» que humillaba a las mujeres y las usaba. «Era un genio, pero un genio sin corazón».
Picasso estuvo casado dos veces, con la bailarina rusa Olga Koklova y con la francesa Jacqueline Roque. Además tuvo romances con mujeres como Marie-Therese Walter, Dora Maar y Françoise Gilot.
El malagueño fue un artista tremendamente productivo, como demuestra su herencia: 1.900 cuadros, 3.200 cerámicas, 7.000 dibujos, 1.200 esculturas y 20.000 gráficos. Un catálogo elaborado por Christian Zervos está integrado por 33 tomos, y así y todo no abarca todas sus obras. Una y otra vez aparecen obras desconocidas, como hace poco en Barcelona, cuando en el Museo Picasso se encontró debajo de una pintura un dibujo que había estado oculto durante décadas.
Los historiadores del arte dividieron sus obras en varias etapas, desde el realismo académico hasta el periodo azul o el periodo rosa o el cubismo hasta sus obras más tardías. Picasso no valoraba mucho estas clasificaciones. «Un pintor nunca puede hacer lo que la gente espera de él», dijo alguna vez.
Por Hubert Kahl – DPA