Después de cuatro días, el domingo finalizó el Primer Encuentro de Teatro de esta ciudad por el que pasaron siete obras de distintos grupos de la región. Durante la tarde se dictaron los talleres de expresión corporal y maquillaje, como anticipo de lo que fue una noche de teatro excepcional.
El último elenco del Encuentro fue el de Bariloche, el que tiene una marca indeleble en la actividad con dos figuras respetadas, queridas, de excelencia actoral, como Julio Benítez y Adrián Beato. Ellos presentaron una versión propia sobre textos de “Rojos Globos Rojos”, de Eduardo Pavlovsky, bajo el título “El Cardenal”, un clásico del teatro argentino que pertenece a la generación de autores de fuerte identidad nacional.
“El Cardenal” es un recorrido sobre la cotidianeidad de quienes eligieron el teatro como una forma de vida concreta. Cardenal es el protagonista que tiene a su lado a Mosquito, y ambos tienen sobre su cielo al tango, a Pepe Arias, Luis Arata, Alberto Olmedo, a Oliverio Girondo, a todo aquello que remite a sus orígenes artísticos, pero también a la infancia, al patio, a la mesa familiar, a los amigos.
Es conmovedor descubrir que se está viendo teatro desde la cocina donde se cuece un guiso de lentejas. Es sorprendente darse cuenta de que el plato recorre las manos del público y de que las lentejas tienen sabor a memoria intacta de olores y colores. Es bueno darse cuenta de que la gente fue invitada a asomarse a la vida íntima de dos seres entregados al teatro con la pasión de un niño que persigue al barrilete que remonta su tío, y la alegría de saber que con dos entradas vendidas, y solo dos, volverán a hacer lo suyo en el escenario, porque allí están sus vidas.
Benítez y Beato hacen teatro puro, si ser puro es entrar en sus propias entrañas para encontrarse con la palabra escrita y dicha con legítimos sentimientos, más que por elección del intelecto. Hacen teatro que dice cosas importantes, sencillas, para recordar que en ese espacio, ese momento, está la oportunidad de pensar, reflexionar, denunciar, reír, llorar, mirarse. Ahí está el compromiso del teatro: el ir al encuentro del otro, en buscarlo con amor para un destino común que es, nada más y nada menos, la pertenencia a una misma historia de país. Eso hacen Benítez y Beato, eso es teatro de la Patagonia para homenajear a sus hacedores. Una entrega inolvidable.
Lo que dejó este encuentro
Como sorpresa, los organizadores invitaron a los adolescentes de Chos Malal para que mostraran nuevamente el trabajo que dirigió Adriano “Chino” González, hecho que atrajo a grupos de jóvenes a la sala, recogiendo aplausos merecidos.
Este encuentro tiene las perspectivas de convertirse en un hecho cultural que hace mucho no se vive en Neuquén. No hay competencia, hay encuentro, y se establece una relación de confianza entre pares para decirse lo que quieren decirse, para construir junto a los comerciantes, al municipio y al Instituto de Teatro, un espacio de revelación, de observación, de creación y de alegría por el trabajo común. Un encuentro que ya está mirándose para adentro, sabiendo que hay mucho más.
Por HILDA LÓPEZ (diario La Mañana Neuquén)
