Talitacoum es una palabra aramea que significa “levántate y anda”. Por eso, la coreógrafa y directora Mariana Sirote en «Talitacoum, juegos en la niebla», la obra que el Elenco de Danza Contemporánea estrenó en abril en Ámbito Histrión, intenta mediante el baile, la música y la poesía “invocar al recuerdo para traer al presente a los seres ausentes a vivir en un mismo tiempo y espacio”, y que esos recuerdos se muevan y echen a andar. Mañana, a las 20.30, hace su última presentación en la sala de Chubut 240, brindando por los buenos resultados.
“Se estrenó el 6 de abril y es la última del grupo de funciones de la temporada en el Histrión. Después de eso nos invitaron a participar con la obra en el Festival Nacional de Danza Contemporánea que se hace en Cipolletti por segundo año. Después la idea es que participe en distintos festivales a nivel nacional. También estamos evaluando llevarla a un festival a Chile y al festival internacional de Buenos Aires”, comentó Sirote.
Varios condimentos interactuaron para dar forma a esta nueva propuesta. La trama está confeccionada a partir de fragmentos de obras de la compañía Locas Margaritas (grupo que, a lo largo de más de 10 años, fue impulsor del teatro danza en la Patagonia), un soporte literario con textos de Jorge Luis Borges, Juan José Saer, Saint Exupery; León Felipe y Macedonio Fernández. Y una plataforma musical de películas que dieron sonido e imágenes a algunas de las escenas.
Después de tantas funciones Sirote evaluó: “Las personas hacen una conexión muy directa con la obra, no solo desde un entendimiento intelectual, si no simplemente desde los sentires. Y me trae mucha satisfacción porque hay gente que viene a verla dos veces. Nunca me había pasado algo así. Es la obra que más llega, y eso me sorprende y me gratifica, porque hubo un trabajo muy profundo con los bailarines y la música”.
En la obra, los relatos coreográficos están relacionados con la muerte, vista desde los ojos de los niños. Se propone un doble juego entre la sensación que produce la falta de algunos seres queridos, y cómo se las arreglan los niños para buscarlos a través de juegos, magias, invocaciones y rezos.
“La gente sale conmovida de la obra, creo que nunca me había pasado tener una comunicación tan directa entre la obra y las personas. La obra se conecta muy bien con el mundo sensible de cada uno, porque habla de un tema que nos conmueve a todos. La muerte es un tema universal y está la mediación de la poesía en movimiento que es lo que te permite quizás emocionarte y verte representada en la obra, sin necesidad de que sea drama. Es la obra más poética de las que hice”, concluyó Sitrote.
FUENTE: La Mañana Neuquén