Película sobre los crianceros neuquinos

crianceros 1Este jueves se estrena en Neuquén y el viernes en Cipolletti «Para los pobres piedras», de Mathieu Orcel.

La fuerza de «Para los pobres piedras» está en el silencio espléndido de los paisajes sureños.

Durante sus trashumancias, la ternura de Don Ernaldo, sus hijos y sus hermanos, es arañada por los alambrados hostiles, tendidos con fines de economía rentable que desprecia siempre a los nativos, a los pobres. Ellos organizan su supervivencia entre la modernidad y la necesaria resistencia.

A caballo, en los rincones más aislados del territorio neuquino, en sus extensos y repetidos viajes, el pequeño equipo de rodaje compuesto muchas veces por el francés Mathieu Orcel, su cámara y los sonidistas Fernando Barraza y Mercedes Eliçabe fue plasmando del 2008 al 2011 la realidad de los crianceros veraneantes del norte patagónico.

La película «Para los pobres piedras», que ya se ha estrenado en algunas pantallas de la región, se proyectará en la Sala Conrado Villegas, Yrigoyen 138 de Neuquén capital, este jueves a las 21 y el 31 cerrará la recorrida regional en La Caja Mágica, de Cipolletti, a las 21.

El filme es el resultado de cuatro años de trabajo en Neuquén, donde el director convivió con dos comunidades mapuches y aprendió a hablar el idioma mapuzungun para ser aceptado en la intimidad de ellas.

El miércoles 5 de junio a las 20:30 será la avant-première porteña, en Espacio Incaa de Lavalle 836, del largometraje documental «Para los pobres piedras» del también autor y director de la serie «Salida de emergencia» de Canal Encuentro.

Del 6 al 12 del venidero mes continuará en esa misma sala y del 13 al 19 seguirá en Espacio Incaa ArteCinema Constitución, Salta 1620. Además de participar en la Competencia Oficial del 7º Festival Internacional de Cine Documental de México, DocsDF, y ser Selección Oficial del 32 Festival International du Film d’Amiens, del 25 Festival Cinelatino de Toulouse, y del 11 Festival Regards d’Ailleurs de Dreux, Francia.

«La meta fue filmar la gente en su contexto y en esas condiciones tan duras del camino a la veranada, por eso elegimos filmar a caballo, con ellos, todo el viaje (…) viviendo en sus mismas condiciones, sufriendo el calor, el frío, la sed, el hambre» afirma el director. La película es intimista y adentra en el viaje de los crianceros, atravesando el polvo y los alambrados, mientras los cantos y los ritos de la cosmovisión mapuche acompañan el último tránsito de Cecilia, la mujer que se queda abajo, en la comunidad, hilando y rezando a media voz, mirando el horizonte caluroso. (ER)

 

FUENTE: diario Río Negro

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