Jóvenes escritoras presentan un libro sobre la mítica figura de la Difunta Correa. El trabajo, que lleva por título «Creer o reventar», fue realizado de manera conjunta por Romina Olivero y Carina Medina.
Mañana en el café de La Caja Mágica, ubicado en Mariano Moreno 354 de Cipolletti, las escritoras Romina Olivero y Carina Medina presentarán su más reciente trabajo. Se trata de “Creer o reventar”, un libro realizado de manera conjunta por las dos jóvenes literatas, en el que narran la experiencia de un viaje y un encuentro único con la figura de la Difunta Correa, lejos del imaginario popular.
«Poemas bellos y trágicos describen a la mujer mística bajo la pulsión verbal de las miradas particulares de las autoras», señala Tomás Watkins, autor del prólogo de la obra.
El libro consta de dos partes bien diferenciadas. La primera responde al título, oscilando entre ambos verbos. En tanto, la segunda está presentada como una suerte de bonus track, donde se exponen voces de mujeres posibles.
Antes de la presentación del texto, las escritoras contaron cuál es su historia personal para haber llegado a concretar esta tan ansiada publicación.
Olivero, recordó que nació en 1979 en Bahía Blanca, pero que a los pocos años sus padres se mudaron a la Patagonia. “Esto no marcó mi vida para nada, o no lo recuerdo. Mi memoria tiene grandes problemas y yo no la ejercito”, aseguró.
Estudió, desde el preescolar y hasta la finalización de la secundaria, en un colegio religioso que la marcaría a fuego. “En ese lugar me quisieron enseñar a creer, pero yo ya sabía”, sostuvo.
Luego transitó por los salones de la universidad pública, en la que consiguió el título de profesora en Letras.
“¿Por qué escribo en este libro? ¿Por qué mi parte se llama “Creer”? ¿En qué creo?”, se pregunta. “En todo, pero sobre todo en vos, que me estás leyendo”, se responde.
Por su parte, Medina contó que tiene 33 años, “la edad mítica para morir o hacer algo bueno con mi vida”.
Es madre, docente, cordobesa, exagerada, habladora y llega a todos lados “muy tarde”.
Toda su vida también estuvo signada, de alguna manera, por las figuras religiosas. “Mi madre me llamó Carina Rita, por su fe y mi cordón umbilical. Lo odié siempre hasta que entendí quién soy”, concluyó.
FUENTE: diario La Mañana Cipolletti