Jennifer Lawrence o como ganar un Oscar a los 22 años

pelicula-Jennifer-Ahora-FOTODIAMOND-FILMS_CLAIMA20131121_0067_4Ultima ganadora del Oscar, a los 23 protagoniza “Los juegos del hambre: En llamas”, que se estrena hoy. Y habló de Katniss, su personaje, la adulación, la moral, los paparazzi …

Por Silvia Maestrutti (diario Clarín)

Tiene 23 años y ya ganó un Oscar. Jennifer Lawrence es una especie de niña prodigio que trabaja desde los 14 y se permite alternar películas con que gana premios prestigiosos con un protagónico en una de las sagas más lucrativas de la literatura y el cine mundial: Los juegos del hambre. El año pasado la primera película recuadó US$ 407 millones sólo en Estados Unidos y no se espera menos de su segunda parte, En llamas, que estrena hoy en la Argentina.

Jennifer está almorzando en su suite del hotel Four Seasons, en Beverly Hills, cuando entra Clarín a entrevistarla. Sentada en un sillón, la actriz pide permiso para terminar su sopa de verduras mientras responde. No conoce la Argentina, pero dice que le gustaría hacerlo. “Mi amigo Michael Fassbender (el actor alemán que la acompaña en su otra saga, la de X-Men) estuvo en tu país y me habló maravillas”, dice de entrada. Tiene una mini negra tan mini que la tapa pudorosa con su servilleta blanca. Acompaña su look con unos tacos altísimos y su nuevo peinado, cortito y rubio.

“En En llamas uso una peluca negra, en la primera me había teñido”, explica sobre el cambio de look con respecto a su personaje, Katniss Everdeen, famosa por sus largas trenzas oscuras. Comenta que muchos seguidores del libro la rechazaron al principio por ser rubia, hasta que se tiñó de morocha y se acabó la controversia. “Era una estupidez”, dice con la honestidad brutal que la caracteriza. Terminada la promoción volverá a Atlanta, donde filma las últimas dos películas en que se dividió el tercer libro, con estrenos pautados para 2014 y 2015.

Las fanáticas de Katniss, la heroína armada con arco y flecha en la trilogía de Suzanne Collins -un futuro gobernado por fascistas que ponen a jugar a niños y jóvenes a matar o morir en un remedo del circo romano- conocen cada centímetro de piel de Jennifer. Los cinéfilos la recuerdan en los roles que le dieron nominaciones al Oscar como mejor actriz, en Lazos de sangre cuando tenía 19, y en El lado luminoso de la vida, por el que lo ganó, en febrero, a los 22.

Un mes antes le había ganado el Globo de oro, por el mismo filme, a su ídola Meryl Streep. Espontánea como es, Jennifer cometió la imprudencia de agarrar la estatuilla y expresar su asombro con un “¡Le gané a Meryl!”, frase que la obligó a dar explicaciones por semanas.

¿Qué aprendiste en ese curso rápido de relaciones púbicas de la Primera A de Hollywood?

Que nadie tiene sentido del humor (risas), nunca pensé que se lo iban a tomar tan en serio. Si lo hubiera dicho de otra actriz quizá no hubiera pasado nada. Creo que ella no se debe haber enterado del lío que se armó, quién la va a molestar con esas pavadas. Esas entregas de premios son raras. No tenés que dejar que se te suba a la cabeza.

¿Te afecta la adulación?

Claro. No creo que sea saludable para ninguna persona que todo el mundo te empiece a decir que sos increíble. Te tenés que dar cuenta de que eso no es real, que real es cuando estoy peleando con mis dos hermanos. Ese es un mundo falso, donde cosas que no son importantes se convierten en muy importantes. Durante la temporada de premios me imagino que estoy nadando debajo de una ola y tratando de llegar a la playa para respirar. A veces mete miedo.

Habla con soltura, se la nota muy adulta aunque sus compañeros en Los juegos …, especialmente su joven coprotagonista, el actor Josh Hutcherson (Peeta Mellark en la saga), asegura que es muy divertida, se la pasa haciendo bromas y que el Oscar no se le subió a la cabeza. Cuenta Jennifer que la estatuilla descansa en la casa de sus padres, en Kentucky, porque ella la había guardado en el closet de su departamento en Los Angeles para no exhibirla delante de sus amigos … y a la madre eso le pareció una herejía.

Trabajaste con Jodie Foster en “La doble vida de Walter”. ¿Te dio algún consejo para sobrevivir en esta profesión empezando de tan chica?

Más que consejo digamos que ella me dio esperanza, me hizo pensar que se puede transitar todo esto y llevar una vida normal. Me di cuenta de que es cierto que la gente alrededor tuyo cambia y eso lo hace difícil. Por eso trato de rodearme de mis amigos de toda la vida, trabajo con el mismo equipo desde hace 3 años. Me da normalidad, es mi burbuja.

¿Cómo te llevás con los paparazzi?

Mal. No voy a clubes, hago una vida normal, pero tengo que dejar las persianas bajas en mi casa por si acaso. Por fin me voy a tomar vacaciones y sé que voy a estar paranoica pensando que me están sacando fotos desde lejos con un zoom. Es malo, no hay leyes contra ellos y si las hay, las violan. Son gajes del oficio, me temo. Antes solía leer los tabloides creyendo que algo de todo eso era real. Ahora me doy cuenta de que inventan de pe a pa, es puro ejercicio de imaginación.

Siendo que las chicas te miran a vos y a tu personaje como a un modelo a seguir, ¿te importa que la saga tenga un mensaje moral?

Sí, y mucho. Tratándose de un personaje con el que la gente joven se va a enganchar, me gustó que fuera fuerte y ético y poder transmitir cosas que valen la pena, comparto eso de que basta una voz para iniciar una revolución. Creo que hay un montón de cosas importantes que los jóvenes necesitan saber acerca de su historia y de cómo el pasado se repite a sí mismo y lo fácil que es convertirse en una oveja siguiendo a una persona. Creo que no conocer los hechos es peligroso.

¿La vas a extrañar cuando se termine?

No me hace feliz que se acabe. Voy a extrañar muchísimo el grupo hermoso que armamos.

Aunque planeo quemar ese maldito traje de neoprene. Puede parecer sexy, pero te aseguro que no lo es.

 

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