Clase magistral

100Anoche en el hall de la Escuela Superior de Bellas Artes, de Neuquén, el artista Miguel Karakachian ofreció una charla sobre forma y contenido del arte oriental. En dicha oportunidad realizó una demostración en vivo para los alumnos y público en general.

Miguel Karakachian es uno de los cultores más importantes de la región de esta expresión cultural china. En una charla amena e interesante explicó su significado y trascendencia.

Hay que destacar la iniciativa de la ESBA al invitar a artistas regionales para que expongan y hablen de su obra. De esta forma, los alumnos complementan su formación pedagógica y tienen oportunidad de dialogar e intercambiar ideas.

¿Qué es el Arte Zen?

En cuanto a la expresión artística, la obra de arte zen, nunca se creó para ser expuesta, no es un arte decorativo. Está más allá de la estética. Si queremos comunicarnos y comprender una obra de arte zen, tenemos que abandonar la idea de “si nos gusta o no nos gusta” porque no fue creada para gustar.

El artista tiene que “ser” aquello que representa, convertirse en su propia obra, y que la obra sea una parte de sí mismo. En cuanto al espectador de la obra, solamente la comprenderá realmente cuando él mismo se transforma también en la obra y siente que observar fuera es discernir dentro ya que expresa una parte de sí mismo. Entonces, sin importar la belleza estética y la técnica empleada, el espectador penetra en el profundo sentido y lo que encuentra en esta búsqueda no es ya algo externo que sus ojos ven, sino un estado interior que se ubica en las profundidades de su psiquis.

El arte zen repite una y otra vez los mismos prototipos estéticos, temas que, si no podemos ir más allá, resultarán monótonos y repetitivos ante la mirada de nuestros ojos físicos.

La obra fue hecha no para crear en el espectador impresiones estéticas, sino para llevarle a un estado más allá de los sentidos físico, para servir de conexión con su propio mundo interior y expresarlo. Para conseguirlo, es importante el estado interno del artista en el momento de la creación porque mediante el arte zen se expresa lo que se “es”. No se dirige al intelecto, a los sentimientos o a la sensibilidad artística del espectador.

El artista zen utiliza la intuición y se dirige a la esfera intuitiva de quien lo contempla. Por esta razón el sentido de la obra no se puede captar si no abandonamos el flujo del pensamiento y nos colocamos en un estado interior de serenidad mental y paz emocional. Pretender “entender” significa perder toda conexión con el auténtico mensaje, y todavía es mayor el error cuando creemos haber “entendido”. El espíritu del zen en cada actividad se caracteriza por un contacto directo con el momento presente, con el eterno “ahora” que es lo único que existe.

Es la expresión de una búsqueda trascendental que proyecta un punto de vista de la realidad desde la introspección y meditación. Las características del arte Zen son:

  • La espontáneidad en el trazo, la mano que maneja el pincel toma vida propia, no es guiada por ninguna idea sobre lo que se quiere representar ya que el artista carece de un proyecto concreto. Simplemente deja que se manifieste en «formas» un estdo interior.
  •  La ausencia de simetría ya que el artista se encuentra en situación de plena libertad interna, sin sujeción a formas simétricas que suelen estar más relacionadas con el campo intelectual.
  • Existencia de vacíos en el cuadro, pero es un vacío que forma parte de la obra, no un mero fondo sin pintar, del mismo modo que en la poesía o en la música los silencios son parte integrante del todo, que sin ellos no existiría.
  • La tranquilidad de espíritu en el momento de la creación.
  • Ausencia de interés en lo que se refiere al resultado y comunicación directa con el estado interno en que el artista se encuentra.

En el arte zen, cada obra es potencialmente una portal hacia la meditación, un punto de partida que nos invita a recorrer un camino interior.

 

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