Río de Janeiro homenajea al fundador de la bossa nova con una estatua de arcilla y bronce colocada en su lugar favorito de la playa que él hizo famosa. El monumento recuerda los veinte años de la muerte del compositor
Veinte años después de su muerte, Antônio Carlos Brasileiro de Almeida Jobim está de nuevo en Ipanema, la playa que inmortalizó con la canción sobre “esa cosa tan linda, tan llena de gracia”, un símbolo de las mujeres cariocas bronceadas que perseguía con la vista en compañía de su compañero de faenas, el poeta Vinicius de Moraes.
El Ayuntamiento de Río de Janeiro inauguró a principios de este mes una estatua de tamaño real, realizada en arcilla y bronce, que muestra al músico en su plenitud física, caminando y cargando una guitarra sobre el hombro derecho. Tom Jobim, como era conocido, ha sido emplazado en el malecón que recorre Arpoador, uno de los extremos de la playa de Ipanema, lugar favorito de surferos, pescadores y transeúntes que se sientan a ver el espectáculo diario de la caída del sol por detrás de la favela de Vidigal.