Unos empleados del Museo Egipcio de El Cairo utilizaron resina epoxídica para pegar la máscara fúnebre del faraón tras ser derribada durante la limpieza.
Empleados del Museo Egipcio de El Cairo pegaron apresuradamente con resina epoxídica la barba trenzada en azul y oro de la máscara fúnebre del faraón Tutankamón, lo que dañó la reliquia tras ser derribada durante el proceso de limpieza, informaron el miércoles curadores del museo.
El museo es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, pero en algunas áreas, antiguos sarcófagos de madera yacen desprotegidos ante la vista del público, mientras que los sudarios fúnebres de los faraones, montados en paredes, se desmoronan tras los paneles de cristal. La máscara de Tutankamón, de más de 3.300 años de antigüedad, y otros objetos encontrados en su tumba, son sus principales exhibiciones.
Tres de los curadores del museo contactados por teléfono dieron versiones diferentes de cómo ocurrió el incidente el año pasado, y si la barba se salió de su lugar accidentalmente mientras limpiaban la máscara o si la retiraron porque estaba suelta.
Pero dijeron que recibieron órdenes superiores de arreglar la situación rápidamente y que se usó el adhesivo equivocado. Todos hablaron a condición de no ser identificados por temor a represalias.
«Desafortunadamente, se usó una sustancia nada apropiada. La resina epoxídica tiene una alta propiedad de adhesión y se utiliza en metal o piedra, pero no creo que haya sido lo adecuado para un objeto tan preciado como la máscara dorada de Tutankamón», dijo uno de los curadores.
«La máscara debió llevarse al laboratorio de conservación pero tenían prisa en mantenerla en exhibición y usaron ese material de secado rápido», agregó el conservador.
El curador dijo que la máscara ahora tiene un vacío entre el rostro y la barba. «Ahora se puede ver una capa amarilla transparente».
Otro conservador del museo, presente al momento de la reparación, dijo que la resina epoxídica se había secado en la máscara del niño rey y que un colega usó una espátula para removerla, dejando rasguños. El primer conservador, que inspecciona el artefacto con regularidad, confirmó los rasguños y dijo que estaba claro que se debían al uso de una herramienta para raspar la resina epoxídica.