James Dean, 60 años de rebeldía sin pausa

2108291El actor que murió en 1955, a los 24 años, aún es el modelo del chico incompendido en la gran pantalla. Dos libros y una película recuerdan a la estrella de Rebelde sin causa.

Todo comenzó con El inmoralista, una obra teatral que corrió por un par de meses en Broadway a comienzos de 1954. Basada en la novela homónima de André Gide, la pieza ambientada en el norte de Africa le dio la oportunidad demostrar su cualidad como actor con matices, interpretando a un muchacho árabe que seducía a un  arqueólogo francés de buena familia. En ese rol secundario fue que Elia Kazan vio por primera vez a James Dean. Un año más tarde, el actor de 24 años estaría a las puertas de la fama ante el inminente estreno de Al este del Edén (1955), la película donde era  Cal, el hermano maldito de la familia Trask. Cuando llegó la función de preestreno en Nueva York, en marzo de 1955, Kazan comprendió que, de todos los actores involucrados en su nueva película, Dean era el hombre de la fama. Cada vez que el atormentado Cal Trask aparecía en pantalla, los chicos que poblaban el balcón del palco gritaban y golpeaban contra el suelo. La función de prueba había pasado el control y no era necesario hacer cambios al metraje.

Estrenada en abril de 1955, Al este del Edén fue la película que puso en el mapa a James Dean, quien viviría cinco meses de intensa fama hasta perder el control de su Porsche Spyder en la tarde del viernes 30 septiembre de ese mismo año. En la ruta 466 que conecta Los Angeles con Salinas, Dean también perdió la vida. Un mes después, las pantallas de todo Estados Unidos estrenaban Rebelde sin causa, la cinta que le dio algo así como el derecho a la inmortalidad entre los íconos cinematográficos del siglo XX.

Sesenta años después del intenso 1955 en que Dean se hizo conocido en el orbe y al mismo tiempo abandonó este mundo, una película y dos libros figuran entre los principales recordatorios de su legado. Los volúmenes son Too fast to live, too die to young de Keith Elliot Greenberg, y James Dean: Rebel Life de John Howeltt, reedición actualizada con imágenes inéditas de un libro publicado originalmente en 1975. La cinta es Life, largometraje de Anton Corbijn (El hombre más buscado) que recrea la relación entre Dean y el fotógrafo de la revista Life y la agencia Magnum, Dennis Stock.

Estrenada con positivas críticas en el Festival de Berlín 2015 y próxima a exhibirse comercialmente en septiembre en Gran Bretaña y Francia, Life recrea los meses de anonimato y de fama de Dean (Dane DeHaan) vistos desde el punto de vista de Dennis Stock (Robert Pattinson).  El arco de tiempo va desde enero de 1955, cuando a Dennis Stock le asignan un perfil fotográfico de quien todos dicen puede ser el próximo Marlon Brando, hasta marzo de ese mismo año, cuando Dean se incorpora al rodaje de Rebelde sin causa y ya se han dado las primeras funciones de prueba de Al este del Edén (ver recuadro).

También en los primeros meses de 1955 es cuando Louella Parsons, la famosa columnista de Cosmopolitan, da la primera alerta sobre el actor de Indiana. Ha accedido al rodaje de la cinta de Elia Kazan, ha escuchado a sus fuentes y ha recabado información. Así es como escribe: “Es lo que Dean proyecta en la pantalla lo que me inclina a ponerlo como mi elección para ser la estrellas de Hollywood de 1955. Es un gran actor. Le predigo una larga y brillante carrera”. También, con algo de acidez y sabiduría, se permite darle ciertos consejos. Le dice que debe cuidar la vestimenta. También le recalca que debe abandonar su tendencia a imitar a Marlon Brando.

A diferencia del actor de Un tranvía llamado deseo, también lanzado a la fama por Elia Kazan, James Dean es más frágil de carácter y en sus interpretaciones deja ver aquellos flancos. Son, por supuesto, sus debilidades las que lo hacen único. No está hecho para ser el héroe obrero de Nido de ratas, pero sí para interpretar a un complejo y torturado hijo de familia en Al este del Edén. Y, claro, para ser un rebelde sin causa en la película homónima. Fue esta la cinta donde entregó, probablemente, su mejor interpretación.

Luego, en la póstuma Gigante, sólo sería un personaje más en el trío donde también brillaban Elizabeth Taylor y Rock Hudson. Rebelde sin causa, en cambio, estaba hecha a su medida: el director Nicholas Ray le entregó el perfecto rol de Jim Stark, un chico de secundaria incomprendido por sus padres, rechazado por sus pares y, súbitamente, deseado por Judy (Natalie Wood), la más popular de la clase.

Admirado e imitado por Elvis Presley, objeto del tributo de Morrissey en sus canciones y eterna sombra sobre cada actor nuevo que sale de las factorías de Hollywood, James Dean fue tal vez la primera estrella que logró una identificación absoluta entre el público juvenil que repletaba salas. El director francés François Truffaut lo dijo más claro que nadie al momento de su muerte:         “Nadie ha visto andar a James Dean: arrastra los pies o corre. La juventud actual se reconoce por completo en James Dean, y no por las razones que se suelen esgrimir (violencia, frenesí, melancolía, pesimismo y crueldad) sino por otras mucho más simples y cotidianas: pudor sentimental, embriaguez, orgullo y pena por sentirse ‘al margen’ de la sociedad, rechazo y deseo de integrarse en ella”.

Salido del Actor’s Studio al igual que Brando, Montgomery Clift y Paul Newman, James Dean iba a  actuar en El estigma del arroyo antes de morir. Ya se sabe que no pudo ser y el rol del boxeador Rocky Graziano terminó en manos de Paul Newman, quien paradójicamente no había pasado la prueba para actuar en Al este del Edén. La larga y brillante carrera que Louella Parsons le había pronosticado a Dean fue a parar, al menos, a manos de otro hijo del Actor’s Studio.

 

FUENTE: Diario La Tercera

 

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