La cantante tenía 63 años. A mediados de los 70, en sociedad con el productor Giorgio Moroder, protagonizó la explosión del género. Dejó éxitos como «Last dance» o «I feel love».
Para aquellos que la amaban y para sus detractores también. Para todos, fue y será «La reina del Disco». Donna Summer, una de las principales voces del género que revolucionó la música a finales de los 70, y una de sus precursoras, murió hoy como consecuencia de un cáncer.
Sus familiares difundieron este mediodía un comunicado anunciando el fallecimiento y expresando que estaban «en paz celebrando su extraordinaria vida y continuo legado».
La cantante, indisociable del productor ítalo-germano Giorgio Moroder a la hora de pensar su música, tenía 63 años y fue tanto una cantante como una diva, que sirvió de inspiración para un abanico de artistas entre las que se cuentan desde Madonna hasta Britney Spears o Kylie Minogue.
Summer, cuyo nombre real era LaDonna Andrea Gaines, era madre de tres hijos. Deja una pila de éxitos de música disco que traspasaron generaciones, como «I feel love», «Last Dance» y «On the Radio».
Su época de mayor gloria transcurrió a mediados de los 70. A comienzos de esa década, mientras trabajaba en el musical Hair, conoció en Alemania al productor Giorgio Moroder. Esa sociedad pondría algunas de las piedras fundamentales de la música disco.
Fue una precursora del género. De hecho, el disco de la dupla Love to Love You Baby, con su primer corte homónimo de 17 minutos de duración, se anticipó en 1975 al menos dos años a la fiebre y llevó a las masas un electro-disco que hasta ese momento coqueteaba con la vanguardia.
Con Moroder como productor, Summer lanzó dos álbumes más en 1976, A Love Trilogy y The Four Seasons of Love, que consolidaron su carrera. «Last dance», de la película de 1978 Gracias a Dios es viernes, se convirtió en un tema emblemático. La canción ganó un Oscar y un Grammy.
La locura fue tal que en el bienio 1978-79, Summer puso cuatro temas en el primer puesto del ranking estadounidense: MacArthur Park, Hot Stuff, Bad Girls y No More Tears (Enough is Enough), a dúo con Barbra Streisand.
Sin embargo, esas alturas se alternaban con oscuros pozos. Relató su viaje por uno y otro lado en su autobiografía Ordinary Girl: The Journey. En plena explosión de la música disco, en 1976, intentó suicidarse.
«Todos sentimos dolor, también yo», llegó a decir para quitarse de encima la imagen de diva más allá de todo.