Por Rubén Reveco.
Llueve a cántaros desde hace un mes. Truenos y relámpagos hacen que la tormenta la sufran como una maldición. En el interior de una caverna el hambre, el frío y el miedo se dan un fuerte abrazo oprimiendo a un grupo de veinte humanos que lucha por sobrevivir. Los cuerpos se amontonan para darse calor. Algunos se asoman temerosos a la pequeña abertura de la caverna. El peligro es inminente: si sigue la lluvia el agua los inundará. Está la posibilidad de escapar montaña arriba pero los peligros de quedar expuestos al ataque de las fieras los hace desistir. Sólo resta esperar a que la lluvia cese.
CONTINUAR LEYENDO