Todo el mundo tiene un hobby. Coleccionistas, fanáticos o personas que simplemente se reúnen para compartir un interés en común, como ver un partido de fútbol o buscar tesoros. Quizá en estas latitudes, juntarse para realizar «expediciones» o aventuras a lo Indiana Jones no resulta común, pero en Europa, donde siglos de historias y reinados se acumulan y ocultan varios metros bajo tierra, este tipo de actividades recreativas no son tan inusuales.
Eso es lo que sucedió en Bridport, una localidad de West Dorset, con apenas más de 13 mil pobladores en el sur de Inglaterra, que disfrutó otrora de un importante puerto y que hoy vive de las industrias que aún persisten y también del turismo, en especial de aquellos visitantes que se acercan para veranear en Chesil Beach.
Como desde hace mucho tiempo, los fines de semana, Mike Smale, pescador profesional e historiador aficionado, lleva adelante el club de Detectores del Sur, del que participan algunos amigos y otros amantes del folclore local. Su tecnología está lejos de ser de avanzada, apenas un detector de metales básicos, que ya habían utilizado rastreando kilómetros y kilómetros en la zona, sin mayor suerte que haber encontrado viejos trastos, chatarra y muchas partes de autos.
Pero la suerte, o el destino, sonríen más seguido cuando se tiene persistencia y organización, dos características que describen a Smale, quien lleva un mapa detallado de cada centímetro recorrido. Así, llegó a la conclusión de que en una granja vecina, perteneciente a Anthony Bulter, podía haber algo, no sabía bien qué, solo algo. Pidió permiso al propietario y junto a sus aliados comenzaron las tareas de rastrillaje.
No pasó demasiado tiempo hasta que la alarma del detector comenzó a titilar, aparecieron un rastrillo viejo, un par de bujías y algunas latas de conserva, pero el grupo continuó la faena con tenacidad y la vez siguiente que la máquina disparó su señal sonora, se encontraron con la sorpresa de su vida: un verdadero tesoro.
El hallazgo estaba compuesto por 600 denarios romanos, algunos fueron acuñados durante la era en que el general romano Marco Antonio mantenía una alianza -y un romance- con Cleopatra en Egipto.
«Fue increíble, un verdadero hallazgo de una vez en la vida. Es un gran descubrimiento, el más grande de mi vida. Una experiencia muy divertida y gratificante», dijo Smale a The Herald.
Los aficionados de la historia llamaron a las autoridades para reportar el hallazgo y un grupo de especialistas se acercó a la zona. «Los arqueólogos que lo excavaban no podían creer lo que estaban viendo porque estas monedas son tan raras. Yo personalmente pienso que un hallazgo de este tamaño y variedad nunca será encontrado de nuevo», agregó Sean MacDonald, uno de los exploradores.
«Bridport es un área muy rica en historia, pero un hallazgo como este no tiene precedentes. Jamás se había hallado un grupo de este tamaño con anterioridad. Se encontró uno en Somerset el año pasado, pero solo había 180 monedas, y no eran del mismo calibre», agregó Smale.
Dominic Chorney, un experto inglés en numismática, aseguró que las monedas fueron emitidas por la República Romana unos siglos antes del nacimiento de Jesucristo. Entre las figuras más representativas hay diferentes dioses.
«Otros, que cuentan con una galera distintiva -un tipo de vasija romana- fueron acuñados por Marco Antonio mientras estaba aliado con su amante Cleopatra en Egipto, entre el otoño de 32 a.C. a la Primavera de 31. Cada uno celebra las diversas legiones y circulaban ampliamente en el Imperio Romano, y ciertamente han recorrido un largo camino», explicó Chorney.
Otras de las monedas fueron acuñadas por diferentes emperadores que gobernaron durante el primer siglo d.C. Una de las llamativas, dijo el especialista, fue producida durante el reinado del emperador Otho, quien gobernó durante tres meses (de enero a abril de 69 d.C.) durante las guerras civiles que siguieron al asesinato del famoso emperador Nerón.
Para Chorney el descubrimiento es «increíblemente importante», debido a que arroja luz sobre la historia de la Gran Bretaña romana. Las monedas serán entregadas a un forense para su valoración y luego probablemente vendidas a un museo, con los beneficios divididos entre el dueño de la granja y Smale. De acuerdo a una valoración estimativa, el tesoro rondaría los USD 265 mil.