Museo Reina Sofía prepara amplia muestra sobre arte y dictaduras en Latinoamérica

«Las Yeguas del Apocalipsis».

De Argentina a Cuba, más de 60 expresiones artísticas nacidas en los 80 llegarán a Madrid.

Episodios violentos o dramáticos, como pueden ser los provocados por una dictadura, transforman a la sociedad que los vive, cambian arquetipos y generan nuevos modos -quizás urgentes- de manifestación. En los años 70 y 80 del siglo pasado, coincidieron en América Latina varios regímenes autoritarios; cada país a su modo y de acuerdo con su contexto, lo resintió y expresó en tiempo presente su descontento. ¿Cómo se manifestó el arte? La pregunta es un punto de partida para la investigación que emprendió la Red Conceptualismos del Sur, un grupo de teóricos latinoamericanos. Invitando a investigadores de cada país, concibieron la exposición Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años 80 en América Latina, que parte el 25 de octubre en el Museo Reina Sofía de Madrid.

Distante de lo que se comprende habitualmente como una exposición de arte, esta actividad muestra las más diversas formas de expresión colectiva frente a las dictaduras en Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, más algunas experiencias de Colombia, México y Cuba (por responder a cuestionamientos comunes). No pretende ser una panorámica o una muestra representativa de la época, sino un diagrama posible de las transformaciones que se dieron, tanto en lo social como en el arte y la política.

Entre el terror y la fiesta.

La revisión del paisaje latinoamericano ochentero arrojó fenómenos comunes, como la violación a los derechos humanos, la fractura del proyecto socialista y los inicios del neoliberalismo. Ante todo ello, surgieron prácticas radicales, discursos de disidencia sexual, una segunda ola del feminismo crítico y las subculturas juveniles que ya no creyeron en ningún tipo de representación política. Así, se fueron desconfigurando los territorios colectivos; el arte (al menos el que ocupa a esta investigación) se volcó a la vida pública. La sociedad buscó vías inéditas de pensamiento y de acción, modos de vivir en libertad, pese a las circunstancias. Hubo una aparición múltiple y simultánea de tácticas, invención de espacios y modos de hacer arte y política, esas son las mutaciones de las que habla la exposición.

“Todas estas formas de subjetivación llevan, a su manera, a extraviar la forma humana: tensionan, desarman y deforman la concepción humanista y moderna del sujeto. Son experiencias que dieron lugar a nuevos sujetos políticos, a heterodoxas formas de protesta”, indican los curadores.

Esta nueva “territorialidad social” vinculó el arte y el activismo político desde claves muy distintas a los años 70, pese a basarse en principios e ideales propagados entonces. Un ejemplo es el Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo. Inspirado en la Teología de la Liberación, impulsó intervenciones basadas en la manifestación pacífica, que se anteponían “a las consignas más concientizadoras propias de décadas anteriores. Por eso, podemos hacer convivir las prácticas de movimientos sociales como las Madres de Plaza de Mayo o Mujeres por la Vida, con ‘obra’ de artistas como Osvaldo Salerno (Paraguay), las Yeguas del Apocalipsis (Chile), expresiones teatrales como el Periférico de Objetos (Argentina), fanzines de poetas o músicos punk, etc. Lo que nos importa de este heterogéneo conjunto de prácticas no es la variedad, sino la intensidad poética y política que tuvieron y pueden seguir teniendo”.

El equipo curatorial de RCSur está formado por las argentinas Ana Longoni y Mabel Tapia, los brasileños Fernanda Nogueira y André Mesquita, la chilena Fernanda Carvajal, el peruano Miguel López y el español Jaime Vindel.

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