Cuando recién vemos aparecer la Luna, sobre todo la Luna llena, nos parece enormemente grande y que se va achicando a medida que se eleva en el horizonte.
En realidad este fenómeno es tan sólo una ilusión óptica. Lo que nos sucede es que generalmente la vemos aparecer a través de árboles, construcciones o cerros, los cuales nos sirven de referencia. Nuestros ojos son incapaces de ajustarse a la verdadera relación de distancia entre la Luna y los objetos que nos sirven de referencia, y hacemos la comparación como si la Luna estuviera a la misma distancia que ellos: los miles de kilómetros que nos separan son comprimidos por nuestros ojos, dándonos la impresión de que estuviera más cerca y fuera más grande de lo que realmente es.