La fascinante red de «autopistas celestiales» que descubrió un equipo de científicos (y cómo puede revolucionar los viajes espaciales)

Nave espacial

En el futuro, las autopistas espaciales podrían permitir viajes espaciales superveloces.

Si has sentido el placer de conducir velozmente por una carretera despejada, ahora imagina hacerlo surcando una vía expresa a través del espacio.

En un reciente estudio, un grupo de astrónomos dice haber descubierto una red de «autopistas celestiales» que permitiría enviar naves a sitios remotos del sistema solar a una velocidad sin precedentes.

Los cálculos de los investigadores muestran que a través de estas supervías, un asteroide puede viajar de Júpiter a Neptuno en menos de una década.

Un objeto que viaje durante un siglo a través de una autopista celestial podría completar una distancia de 15.000 millones de kilómetros, eso equivale a cien veces la distancia entre la Tierra y el Sol.

Arcos

La interacción entra la gravedad de los planetas forman arcos que se extienden a los largo de colectores espaciales.

¿Cómo funcionan estas autopistas cósmicas y qué nos enseñan sobre el universo?

Un corredor invisible

«Para decirlo de manera sencilla, estas autopistas son producidas por los planetas«, dice en un comunicado Aaron Rosengren, uno de los autores del estudio y profesor de ingeniería mecánica y aeroespacial en la Universidad de California en San Diego (EE.UU.).

Estas rutas expeditas se forman debido a los atracción gravitacional entre los planetas, creando así un corredor invisible que se extiende desde el cinturón de asteroides ubicado entre las órbitas de Júpiter y Marte, hasta más allá de Urano.

Vías

Los expertos ya sabían que en el espacio existen vías exprés, pero solo ahora descubrieron que se pueden conectar entre ellas, como un complejo sistema de carreteras.

Mediante simulaciones de computador y el análisis de millones de órbitas en el sistema solar, los expertos notaron que alrededor de cada planeta se forman unos arcos, que a su vez forman lo que ellos llaman unos «colectores espaciales».

Los arcos y los colectores se producen por la interacción de la gravedad entre dos objetos que están en órbita.

De esa manera se genera un «corredor gravitacional», como lo llama Shane Ross, ingeniera aeroespacial de la universidad Virginia Tech, en un artículo del portal Live Science.

Este video muestra una simulación de cómo se forman los arcos a lo largo de un colector espacial en un período de 120 años:

Aunque son invisibles, las simulaciones de computador mostraron cómo la trayectoria de partículas que se acercaban a planetas como Júpiter, Urano o Neptuno, se veían afectadas al entrar a los colectores.

Además, notaron que «cada planeta genera estos arcos y todas esas estructuras pueden interactuar entre ellas para producir complicadas rutas de transporte«, según explica Rosengren.

Los científicos ya sabían que cada planeta puede formar su propio «circuito de autopistas celestiales», pero solo ahora descubrieron que estas rutas pueden cruzarse con las de otros planetas y así formar una red más compleja.

La gran carretera de Júpiter

La mayor cantidad de autopistas detectadas por los investigadores se hallaron en la zona donde influyen las fuerzas gravitacionales de Júpiter, el planeta más grande del sistema solar.

Júpiter

Los colectores de Júpiter podrían ser la explicación al comportamiento de cometas y asteroides que tienden a merodear alrededor del planeta antes de salir disparados fuera de la órbita.

«Es sorprendente la profundidad a la que los colectores que emanan de Júpiter pueden permear el sistema solar», dice Rosengren a Live Science.

El siguiente paso

Entender cómo funciona esta red de autopistas, incluyendo las que están cerca de la Tierra, puede ser una clave para utilizarlas como rutas rápidas para viajes espaciales que puedan llegar más lejos en menos tiempo.

También, explican los autores del estudio, puede ser útil para vigilar la trayectoria de objetos que podrían chocar con nuestro planeta, así como para monitorear la creciente cantidad de satélites artificiales que flotan entre la Tierra y la Luna.

Fuente: BBC

 

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