A las dos y cuarto de la tarde del sábado, día 21 de septiembre de 1940, Valladolid se conmovió por una especie de fuerte sacudida sísmica que hizo añicos gran cantidad de cristales en diferentes puntos de la capital. A la vez que temblaron las casas una terrible y estruendosa detonación motivó la alarma y el pánico se apoderó de los vallisoletanos. El cielo, en una gran extensión, quedó cubierto por una espesa y negrísima nube de humo. Se había producido un incendio en el Pinar de Antequera y como consecuencia hizo explosión un polvorín.
Aquello fue considerado como una catástrofe fortuita, que originó 108 muertos. Las víctimas habían sido pulverizadas. Una hora antes de la terrible explosión se habían presentado los bomberos. De los doce que componían aquel retén desaparecieron nueve. Milagrosamente se salvaron Antonio Pérez Orosco, Julio Garnacho Vázquez y Luis Rodríguez Esteban. De la magnífica máquina del Servicio de Incendios no quedaron ni vestigios.
Si la explosión repercutió y causó daños en la capital no digamos los que hubo en las edificaciones veraniegas del Pinar. Quedaron triturados la casi totalidad de los tejados. Los pinos aparecieron chamuscados por las caras que daban al polvorín. Algunos depósitos de granadas aparecieron con las municiones al descubierto por haber desaparecido las paredes. Enormes piedras de la cimentación del polvorín volaron por el aire. Una de ellas, de más de un metro de larga y con caras de 140 centímetros fué lanzada hasta el tejado de la estación, a una distancia de medio kilómetro por lo menos.
El lugar en que se hallaba el polvorín quedó convertido en un enorme y profundo cráter, con arena negra, entre la que se veían vestigios de algunas ropas pertenecientes a cuerpos humanos desaparecidos.
Una catástrofe que vistió de luto a Valladolid en el anteúltimo día de las ferias.
La prensa franquista censuró duramente el incidente y un ejemplo es que en la portada del periódico regional «El Norte de Castilla» del día siguiente ni se hizo mención del hecho. El diario de tirada nacional «ABC» sólo lo mencionó con una nota a pie de página en la página 10.
Para recordar a los muertos en este accidente se levantó al año siguiente un monolito que, instalado en el Parque de Artillería del Pinar, todavía recoge los nombres de los 97 militares muertos. También se levantó una lápida en el parque de bomberos de las Eras con los nombres de los 9 fallecidos.
Fuente: Vallisotvm