El uso de estos dispositivos ha permitido que un equipo de arqueólogos identifique figuras femeninas y zoomorfas en la pared de un complejo montañoso en Alicante.
Abrigo VIII del Salt de Penàguila. En las fotografías se aprecian motivos pintados y aparecen figuras zoomorfas y antropomorfas de estilo levantino. La longitud aproximada del antropomorfo es de 10 cm y la del cáprido inferior de 6 cm. CC.
Los emplazamientos elegidos por el hombre prehistórico para colocar sus pinturas rupestres, en ocasiones, son muy rebuscados. Algunas paredes y cuevas tienen un acceso complicado, lo que dificulta a los arqueólogos la tarea de descubrir e investigar uno de los pocos legados que nos permite descifrar nuestro pasado más lejano.
Esta fue la situación con la que se encontró un equipo de arqueólogos vinculado a la Universidad de Alicante, que no dudó en emplear drones para obtener imágenes de las pinturas rupestres detectadas en una cantera del municipio de Penàguila.
Vista aérea del relieve montañoso en el entorno de Penàguila, donde se puede observar el paisaje abrupto y accidentado con abrigos de difícil acceso y susceptibles de contener arte rupestre. CC.
El yacimiento, enmarcado en el proyecto de Arte rupestre y paisajes culturales en la montaña de Alicante, se sitúa en el territorio denominado Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998 y conocido por albergar yacimientos de gran importancia como El Cogul (Lleida), el Abrigo de Tortosilla (Valencia) o la Covatina del Tossalet del Mas de la Rambla (Castellón).
UN YACIMIENTO DE GRAN VALOR
Los investigadores sitúan cronológicamente el hallazgo en el Neolítico. Las pinturas son de hace alrededor de 7.000 años, igual que otras muestras de arte prehistórico descubiertas en el área litoral y prelitoral del norte de la provincia de Alicante. Los drones lograron fotografiar y grabar en vídeo las paredes de 18 abrigos, y más tarde los arqueólogos detectaron la existencia de pinturas en 2 de estas cavidades.
El hallazgo más destacado, sin duda, fue el de la cavidad de El Salt, en la que el equipo identificó varios paneles de estilo esquemático y levantino -ambos postpaleolíticos- con superposiciones de figuras antropomorfas femeninas, ciervos y cabras, algunas de ellas heridas con flechas. Además, hay pinturas cuyas formas no han sido distinguidas todavía.
Al contrario que el estilo paleolítico de la cornisa cantábrica que podemos observar en las famosas Cuevas de Altamira y que se caracteriza por estar vinculado a cuevas de mayor profundidad, el esquemático-levantino se suele encontrar en oquedades poco profundas o en paredes de abrigos rocosos. En este tipo de pintura no se mezclan colores ni existen tonalidades, y además, las escenas representadas, aunque son simples, suelen estar dotadas de gran dinamismo.
DRONES: NUEVOS ALIADOS DE LA ARQUEOLOGÍA
No es la primera vez que se utilizan estos pequeños vehículos aéreos no tripulados para salvar obstáculos en yacimientos arqueológicos. Por ejemplo, en 2018, unos investigadores utilizaron drones para localizar estructuras ocultas en asentamientos del cañón del Chaco, en Nuevo México.
En el caso de Penàguila, se trata de un complejo montañoso con zonas casi inaccesibles, a las que solo se podría haber llegado abriendo vías de escalada. De hecho, los implicados en el proyecto están indagando sobre los sistemas –con cuerdas o andamios de madera– que utilizaron los hombres prehistóricos para acceder a estos rincones.
El equipo de arqueólogos, liderado por el Doctor en Historia Francisco Javier Molina Hernández, sí contó con la ayuda de los escaladores Àlex Mora i Monllor y Natxo Gómez, sin embargo, la aproximación previa -que permitió confirmar la presencia de las pinturas- se realizó con drones.
Esto abre la puerta a una nueva metodología de investigación que ya ha sido plasmada en un documento publicado en la revista Lucentum, en el que estos arqueólogos alicantinos muestran cómo la tecnología de los drones puede acelerar el hallazgo de pinturas rupestres que nos permitan comprender mejor de dónde venimos.
Fuente: Historia National Geographic
