A pesar de la fascinación que despiertan los dinosaurios, lo cierto es que aún desconocemos muchas cosas sobre ellos, y entre las que conocemos hay algunas que pueden resultar curiosas o que el gran público suele pasar por alto.
Una historia muy larga
Entre la aparición de los primeros dinosaurios y su extinción pasó más tiempo -en concreto, casi el triple- del que ha pasado entre dicha extinción y nosotros. El animal más antiguo conocido con características de dinosaurio es el Nyasasaurus parringtoni, que vivió hace unos 243 millones de años; mientras que los últimos dinosaurios se extinguieron hace alrededor de 66 o 65 millones de años. Aunque tendamos a verlos como un conjunto uniforme, la verdad es que estos animales vivieron en condiciones climáticas y ecosistemas muy diversos, lo que explica su gran diversidad de formas y características.
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Brazos diminutos, grandes colas
En realidad, estas extremidades diminutas -que podemos ver en muchos dinosaurios gigantes- lo son por una buena razón: reducir el peso en la parte delantera del cuerpo. Estos animales caminaban encorvados a dos patas y, en consecuencia, cargaban una gran parte de su peso en la mitad anterior de sus cuerpos. Por la misma razón, tenían colas largas y gruesas que hacían de contrapeso cuando trotaban y corrían, impidiendo que cayeran de bruces.
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No sabemos cómo se reproducían los dinosaurios
Bueno, no exactamente: sí sabemos que eran ovíparos, lo que desconocemos es cómo se apareaban. Han pasado casi dos siglos desde que se acuñó el término dinosaurio y la biología reproductiva de estos animales es todavía un misterio: la razón es que los genitales carecen de estructuras que dejen un rastro fósil, como huesos o queratina. A principios de 2021 se encontró la cloaca excepcionalmente bien preservada de un Psittacosaurus, lo que puede ayudar a reconstruir la anatomía y el comportamiento reproductivo de los dinosaurios.
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No se conocen carnívoros de tamaño mediano
Una cuestión que durante mucho tiempo ha llamado la atención de los paleontólogos es que la mayoría de dinosaurios carnívoros que se conocen eran o muy grandes -más de una tonelada- o relativamente pequeños -de menos de cien kilos-, al contrario de lo que pasa en los carnívoros modernos, que presentan una escala de tamaño mucho más regular. La razón puede estar en que los grandes carnívoros tenían un ritmo de crecimiento muy rápido, por lo que los ejemplares juveniles ocupaban los nichos ecológicos que habrían correspondido a los cazadores de tamaño medio. En la actualidad existe una escala mucho más regular de tamaño porque no hay cazadores gigantes: el carnívoro terrestre más grande que existe es el oso polar.
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Y apenas se conocen omnívoros
La gran mayoría de los dinosaurios conocidos eran herbívoros, pero en cambio se han identificado con certeza muy pocos omnívoros, alrededor de un 2% de las especies conocidas. Tres grupos de dinosaurios en particular parecen haber sido omnívoros: los ornitomimosaurios, los oviraptorosaurios y los troodóntidos. La mayoría de estos tenían una dieta parcialmente vegetariana e insectívora, que podían complementar con peces o animales pequeños. En la era mesozoica esto podía suponer una ventaja importante, puesto que los modelos climáticos reflejan una tendencia a los fenómenos extremos, como sequías intensas o largas lluvias estacionales, que podían modificar mucho un hábitat y, por lo tanto, la disponibilidad de diversos tipos de comida en diferentes épocas.
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Ni sangre fría ni caliente
Uno de los debates históricos en el campo de los dinosaurios ha sido si eran de sangre fría o caliente. La respuesta, según las investigaciones más recientes, puede hallarse en un punto intermedio: los dinosaurios habrían sido capaces de mantener su temperatura interna estable, pero no poseían todos los mecanismos que tienen los animales de sangre caliente para regular su temperatura corporal en condiciones de temperatura extrema. La respuesta tiene más importancia de la que podría parecer, ya que los animales de sangre caliente necesitan consumir mucha más comida que los de sangre fría: esto implica que los dinosaurios carnívoros cazaban más y, por lo tanto, que debía haber una mayor abundancia de presas.
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No eran tan tontos como se pensaba
Durante mucho tiempo se creyó que la mayoría de los dinosaurios eran animales primitivos, lentos, torpes y estúpidos. Dicha suposición se debe a que el tamaño de sus cerebros era muy pequeño en relación a su cuerpo: el del estegosaurio, por ejemplo, habría sido del tamaño de una nuez. Sin embargo, estudios recientes sugieren que podían tener comportamientos igual de complejos que algunos mamíferos actuales: por ejemplo, se ha afirmado que los tiranosaurios podrían haber sido carnívoros sociales que cazaban en manada, como las orcas o los lobos.
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Eran de colores vivos y variados
Los métodos de análisis de fósiles han avanzado mucho y hoy en día se pueden detectar en ellos unos orgánulos llamados melanosomas, que contienen la melanina responsable del color de los tejidos. Esto es una pista de que los dinosaurios podían haber exhibido colores vivos y patrones en la piel, que tendrían diversas funciones: como reclamo para las hembras, colores de camuflaje, o para intimidar a los depredadores. Algunos van más lejos, como el paleobiólogo Jakob Vinther, quien sugiere que “tal vez un día descubramos que tenían plumaje estacional, como patrones coloridos para la época de apareamiento o un plumón blanco durante las nevadas invernales”, lo que abriría la ventana a un nuevo mundo de investigación en lo referente al comportamiento de los dinosaurios.
Fuente: National Geographic LA