¿Qué tan educados somos los neuquinos como para que nos importe la cultura?

La Sala de Arte Emilio Saraco aún no se reinaugura y ya está siendo destruida. Se empezó por las rayas e inscripciones de nombres sobre las recién pintadas paredes exteriores, para luego -seguramente- continuar con un deterioro mayor y sistemático que nos refleja de un modo despiadado lo que somos los neuquinos como sociedad.

Por Rubén Reveco – Editor revista Machete

¿Por qué no nos interesa el bien público y los lugares y edificios que son parte del llamado patrimonio cultural? Siempre estamos escuchando que en ciudades como Mendoza, Córdoba o Rosario sus habitantes cuidan y respetan los monumentos públicos a diferencia de lo que ocurre aquí. Actitud que se ensaña no sólo con lo público sino, también, con lo comunitario y privado. ¿Qué nos sucede? Quizá un sociólogo -o una junta de sociólogos, psicólogos, filósofos y demás expertos- tenga la respuesta.

En estos días ha estado en la prensa un debate en torno al destino del redescubierto Anfiteatro del Parque Central que hace 25 años atrás se construyó con el objetivo de ofrecer espectáculos al aire libre. La idea era buena, pero por razones climáticas sólo servía en los meses de verano. Es decir, el 70% del año no se lo podía utilizar porque no estaba techado ni menos climatizado. Y durante ese largo período se fue deteriorando. Una, porque las autoridades dejaron que se abandone y otra, porque la comunidad en su conjunto fue indiferente a lo que sucedía.

Algo similar ha pasado con “El Paseo de los Artesanos”, espacio clausurado hace varios años contiguo a lo que fue la estación de Neuquén. Construido con los vagones que en 1900 sirvieron como oficinas y dormitorios a los empleados que iban levantando la vía férrea hasta Zapala. En origen, también una buena idea que ofrecía a artesanos y pintores un lugar para trabajar y exhibir sus productos, y que la “falta de presupuesto” y la delincuencia destruyeron y siguen destruyendo.

La Sala de Arte Emilio Saraco inicia una nueva etapa y debemos cuidarla. No porque sea una expresión arquitectónica importante (es una edificación muy sencilla), pero con mucho simbolismo. Construida anterior a la fundación de la ciudad (1904) como depósito de correspondencia y encomiendas que los neuquinos recibían o enviaban al resto del país.

La nueva sala tendrá que soportar muchos ataques que no serán borrados sólo con una capa de pintura blanca. Los neuquinos tenemos que cambiar para lograr una ciudad que sea reflejo de ese cambio. El cambio tiene que ver con la educación y la educación es parte fundamental de la cultura.

Los emblemáticos sobrerelieves del escultor Jorge Michelotti se reubicaron hace poco en el ingreso de la Sala de Arte Emilio Saraco y ya empezaron a mostrar signos de vandalismo.

2 Responses to "¿Qué tan educados somos los neuquinos como para que nos importe la cultura?"

  1. hilda lopez dice:

    Ausencia del estado más ausencia de la comunidad= vandalismo.

  2. la sala de arte Emilio Saraco fue reinagurada el día 6 de agosto. lamentablemente ya se puede apreciar humedad en sus paredes (lado oeste) «imagen»
    los relieves de michelotti fueron reinstalados sin restaurar luego de estar tirados 6 meses al lado de las ex oficinas de estacionamiento medido, esta es la razón de su estado actúa.-

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