En un día como hoy nacía Oliverio Girondo

Desde esta ruta, la porteña, nos proponemos un viaje por la ciudad de Buenos Aires, y desde allí lo poético nos abre un camino para transitarla. Los primeros años del siglo XX, trajeron consigo la formación de esta ciudad cosmopolita, marcada por idas y vueltas, por esos raros peinados nuevos, que poco a poco vienen llegando de otros territorios.

Parte de las llamadas vanguardias artísticas llegan a la ciudad de la mano de escritores y artistas que tuvieron la posibilidad de viajar y recorrer territorios europeos, donde estas nuevas corrientes estéticas y filosóficas proponen rupturas.

El escritor y artista plástico Oliverio Girondo, fue de los nombres que fácilmente podemos señalar dentro de estas nuevas propuestas desarrolladas en Buenos Aires.

Su nombre completo fue Octavio José Oliverio Girondo, y nació el 17 de agosto de 1890 en la casa familiar de la calle Lavalle, que luego fue demolida en pos de la construcción de la Avenida 9 de Julio (dato que no es menor al tomar conciencia de cómo el territorio urbano se iba extendiendo). Hijo de Juan Girondo Aramburu y Josefa Uriburu Arenales, fue el menor de siete hermanos. Una familia adinerada a la que pertenecen dos presidentes de la República Argentina: José Evaristo Uriburu (tío de Oliverio) y el general golpista José Félix Uriburu (su primo).

A sus diez años, Oliverio realiza su primer viaje a Europa, hecho que se le volverá costumbre con el correr de los años. Los estudios secundarios los realizó en colegios de Londres y de las cercanías de París y al regresar a Bs. As decide comenzar la carrera de Derecho, con la condición que su familia le costeara un viaje a Europa por año.

Hacia fines de 1915, estrena la obra teatral La madrastra, escrita en colaboración con Zapata Quesada, que fue duramente criticada por la prensa y el público. A sus 26 años Girondo termina sus estudios en derecho, pero nunca ejercerá tal profesión. Sus viajes por Europa, África y América serán cada vez más frecuentes, y en cada uno de ellos se pondrá en contacto con artistas y trabajará junto a ellos. Es así como para 1917, se convierte en corresponsal de arte de la revista argentina Caras y Caretas, desde Europa. Por estos años comienza a meterse de lleno en la escritura poética, y así en 1922 publicará Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, que contará con ilustraciones propias. En esta obra como Calcomanías (1925), Girondo realiza un recorrido por las formas más concretas, en su descripción instaura un diálogo con lo inmediato, dándole mayor relevancia a la experiencia de los sentidos al diálogo entre su cuerpo y las cosas que lo rodean. En relación a este trabajo el autor dirá: “Mirar con nuestros propios ojos actuales el espectáculo cotidiano. Ver lo que hay de emocionante, de patético, de inédito, de grotesco en unos guantes, en un farol, y que farol o guantes si lo deseamos transporten nuestra arbitrariedad con el confort de un trasatlántico”. En 1924 participó en la fundación de la revista porteña Martín Fierro, una publicación que abrirá el paso a nuevas estéticas artísticas, donde trabajará en conjunto con Jorge Luis Borges (hasta fines de 1927).

En los poemas de Girondo se encuentran variadas tensiones que se irán desarrollando, sobre todo en su publicación de poemas Espantapájaros (1932), donde la tensión construye un nuevo plano, y el deseo se hace presente como ausencia perfecta. Es en esta obra una propuesta enmarcada en lo lúdico y lo grotesco. El humor se hace presente como artificio retórico para destruir los anquilosados modelos poéticos, dando por sentado que todo lo que existe debe ser destruido por el solo hecho de estar, y desde allí construye lo insólito como punto de referencia de su poesía. Es en este libro donde el carácter fragmentario de su escritura, se convierte en una unidad de sentido, un lenguaje hecho de a pedazos y acumulaciones.

Luego aparecerá Interlunio (1937), su única obra de ficción en prosa. Aquí también aparece el deseo como núcleo de sentido y junto a Espantapájaros girará en torno a una propuesta que privilegia su amor a la contradicción, al exceso, a la trasgresión y a la metamorfosis, una especie de filosofía de vida guiada por el deseo de dinamitar las endebles seguridades del hombre en sociedad.

Luego vendrán publicaciones como Persuasión de los días (1942) y luego En la Masmédula (1954) que originariamente tendrá 16 poemas, a los que en nuevas ediciones sumará nuevos escritos. Estos dos últimos títulos forman un eje elaborado por lo metafísico, la pregunta, lo trágico y el vació. Algunos de los poemas de En la Masmédula serán grabados por Girondo en un disco editado en 1960. Un año después sufrirá un accidente que le traerá intensos problemas físicos hasta sus últimos días. Muere el 24 de enero de 1967.

Por M. EmiliaSganga

http://sonidosclandestinos.blogspot.com.ar/2010/09/casos-y-letras-oliverio-girondo.html

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