¿Borges quería ser enterrado en Ginebra?

Al cumplirse 113 años de su nacimiento, las dudas respecto de sus últimos meses aún se mantienen, y son un punto oscuro en la vida de uno de los máximos exponentes mundiales de las letras

«De erráticas cualidades intelectuales y debatida edad, la llegada de María Kodama a la vida de Jorge Luis Borges hizo rememorar la irrupción de Yoko Ono en John Lennon, inoculando contrariedad en Los Beatles”, con la sutil pero marcada diferencia de que el mundo entero pudo atestiguar que Lennon estaba profundamente enamorado de Yoko.

Así trata algunas de las incógnitas el periodista argentino Juan Gasparini, autor del libro La posesión póstuma, en que intenta echar un poco de luz sobre esos temas.

Periodista argentino de investigación, residente en Ginebra desde hace más de 25 años y quien tuvo la fortuna de entrevistar a Borges en 1984, Gasparini explica: «Borges abandonó Buenos Aires en noviembre de 1985 casi en secreto, prácticamente moribundo, tras cambiar de testamento, médico y abogados».

«Inició entonces un viaje que comenzó fugazmente en Italia. Luego su salud se quebrantó aún más en Ginebra, preanunciando el desenlace en esa ciudad, donde falleciera el 14 de junio de 1986», afirma Gasparini en declaraciones a Notimex.

Los suyos se enteraron por los diarios del sepelio en un cementerio distinto al anunciado en sus escritos, pero «en contraste aparecen poemas y escritos de Borges donde dice que quiere ser enterrado en el mausoleo familiar en Buenos Aires».

El periodista, basado en las fuentes consultadas, asegura que hay «varios indicios» de que el escritor deseaba ser enterrado en la Argentina, e incluso hace referencia a un pedido expreso que el poeta hiciera a Roberto Alifano, amigo y colaborador: «Quiero que usted se haga cargo de que se cumpla mi deseo de que me lleven a ‘La Recoleta’, al lado de mis mayores cuando me muera».

Estando en Ginebra, con una fragilidad extrema y un marcado deterioro de la salud, Borges estudió la posibilidad «de obtener un permiso de residencia para alcanzar la nacionalidad suiza, además de contraer matrimonio en Paraguay con María Kodama».

El casamiento ausente

La unión de Borges con Kodama fue matriculada el 26 de abril de 1986 en el el pequeño pueblo Colonia Teniente Coronel Rojas Silva, en Paraguay, a pocos kilómetros de la frontera con la Argentina, mientras la pareja permanecía en habitaciones separadas del Hotel l’Arbalète de Ginebra, narra Gasparini.

Sin embargo, el sellado de ese documento posee fecha de dos días antes, el 24, lo que suma un poco más de misterio e incertidumbre a la unión entre ambos. Pero eso no es todo.

Según una investigación realizada por un matutino porteño en 1999, en un decreto de las autoridades del Cantón de Ginebra, donde se deniega la repatriación de Borges solicitada por sus sobrinos en 1997, se cita el acta matrimonial de Colonia Rojas Silva con una tercera fecha, 25 de abril de 1986. El 24, el 25 o el 26 de abril se realizó la unión matrimonial entre Borges y María Kodama. Pero no, ellos seguían en Ginebra.

En el acta matrimonial, la parte del estado civil del escritor está en blanco, un espacio que, de haber sido completado con la palabra correspondiente, «divorciado», hubiera echado por tierra los planes. Ni en la ley argentina ni en la paraguaya existía el divorcio vincular en esa fecha. «Él se encontraba bordeando la agonía e imposibilitado de casarse nuevamente según la legislación argentina de la época, habiendo obtenido la separación de Elsa Helena Astete en 1971, pero sin la autorización de contraer segundas nupcias», recuerda Gasparini.

Para los suizos, continúa su relato, «el matrimonio fue válido porque ella en el certificado de defunción de Borges aparece como última cónyuge y con ese documento ella decide, como viuda, disponer de los restos y enterrarlo en Ginebra, entre otras cosas».

Con respecto a todos estos cambios, incluyendo el de testamento, «persisten dudas sobre si el reputado anciano los pudo resolver plenamente en las estribaciones de su declive vital. ¿Era consciente de que médicos argentinos desaconsejaban aquel viaje que terminó en un cementerio suizo?», cuestionó.

En el libro, que incluye copias de los diferentes documentos, editado en 2000, se hace especial hincapié en el testamento de 1985, en el que declara a Kodama como la beneficiaria del ciento por ciento de su patrimonio. Ese testamento deja fuera a la fiel sirvienta de Borges, Epifanía Uveda, quien en el testamento de 1979 recibía un 50% de los bienes del escritor.

 

FUENTE: Infobae

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