Ricardo Piglia habla de la influencia del antipoeta. Dice que quiere escribir un ensayo y montar su versión de El rey Lear.
Tenía 22 años y era estudiante de Historia en la Universidad de La Plata. Ricardo Piglia (1941) caminaba por la calle 6 de la ciudad argentina. “Allí estaba la librería Palumbo y en la vitrina se asomaba Versos de salón, de Nicanor Parra”, cuenta el escritor argentino. “Siempre recuerdo la situación de los libros que me han marcado”, agrega.
El autor de Respiración artificial y Premio Rómulo Gallegos 2011 es un admirador de la antipoesía de Parra. En 2006 fue invitado a escribir el prólogo del primer volumen de las Obras completas, pero compromisos de trabajo se lo impidieron. “No hacerlo es una de las grandes penas de mi vida”, dice a La Tercera desde Buenos Aires. A la distancia celebra también su cumpleaños 98.
No hizo el prólogo pero dice que quiere escribir de Parra: “Entre mis planes está escribir un ensayo sobre su obra, pero que esté a la altura de su poesía”. Mientras, adelanta que por estos días está sintonizado con la traducción del antipoeta del Rey Lear, de Shakespeare, publicada en 2004. “He conversado con la directora Vivi Tellas para tratar de llevar la obra al teatro acá en Argentina. El texto de Parra logra transmitir la eficacia de la lengua isabelina”, dice.
Piglia señala que el autor de los Artefactos es una de sus influencias porque “es inevitable, su obra ha influido también la prosa”. Destaca que “él rompe cierta retórica conectada con la escritura de América Latina. Esa donde predomina un narrador que cree que se las sabe todas”. Al autor de Blanco nocturno le atrae la voz precaria que aparece en los poemas de Parra. “Es frágil, lucha con el sentido, ironiza, y es ahí donde yo le veo conexiones con Borges, quien también trabaja un narrador que vacila”.
En el pasado, dice Piglia, hay otros dos autores que se conectan entre sí, pero que no lo seducen. “El narrador de García Márquez y de Pablo Neruda lo tiene todo claro, y establece un universo de afirmaciones absolutas. Son autores que fundan territorios, como si estuviésemos siempre en el Génesis”, dice con un tono de ironía. Y concluye que “la poética de Parra es como la de Borges, más contemporánea. Hoy Latinoamérica está más cerca de ellos, porque dan cuenta de la complejidad del continente, por eso Nicanor es cada vez más joven”.
esde hace un tiempo, el antipoeta le pone oído a las letras del tango. Piglia especula que acaso “le interesa la situación dramática, que se produce, de un individuo hablando con otro, con el recuerdo de una mujer que partió”.
Hace poco más de un año, visitó a Parra en su casa de Las Cruces. No era la primera vez. “Han sido encuentros maravillosos. Una vez me sorprendió cuando conversábamos y recordó un poema de Andrés Hidalgo. Un poeta de Jujuy, que yo conocía, ¡pero es un escritor absolutamente secreto! Quedé sorprendido. En cambio Borges siempre estaba recitando, pero a Whitman y autores de la tradición anglosajona”.
por Javier García
FUENTE: diario La Tercera