“El precio de la historia” en Buenos Aires

Los protagonistas del docu reality “El precio de la historia” (el ciclo más visto de History), dedicados a comprar cosas viejas o raras, o de colección, juntaron 7.000 fans porteños en su visita.

Ellos adoran los objetos que tienen una historia detrás, no importa cuál sea. Compran de todo, desde un ventilador viejo y en desuso que, según su vendedor, pudo haber aliviado el calor de alguna muchacha que devino estrella, hasta una camiseta de fútbol que usó Pelé. Claro que, para evaluar el precio, investigarán, verán expertos en cada materia, y, por supuesto, regatearán con el ocasional vendedor.

Son los Harrison -padre, hijo y nieto-, los dueños del particular negocio Gold & Silver Pawn Shop de Las Vegas, y protagonistas del programa más visto de The History Channel: El precio de la historia . Dos de ellos, Rick y Corey, se convirtieron en ídolos inesperados durante su visita a Buenos Aires, al reunir a más de 7.000 fans, que no quisieron perderse la charla abierta que dieron en un sitio más que apropiado: el Mercado de Pulgas.

Antes, habían recorrido el trayecto desde el aeropuerto de Ezeiza hasta su hotel en un Mercury Montclain rojo y blanco del ‘56, y luego hicieron un extenso tour que los llevó, como parada final, a las casas de antigüedades de San Telmo, donde husmearon de lo lindo. A la noche, en el Mercado de Pulgas, con Clemente Cancela como entrevistador, y emitiendo en vivo a toda América latina a través del video chat, los Harrison contaron que su inventario ronda los 30.000 artículos (vinilos autografiados, juguetes de colección, trajes de astronautas, ediciones limitadas de encendedores Zippo), entre ellos “un objeto latinoamericano muy valioso”: una medalla de oro que recibió Pelé al ganar el mundial de México 70. Ante el abucheo generalizado al futbolista brasileño, Corey rápidamente aseguró que “compraría una camiseta de Maradona antes que una de Pelé”. Los Harrison, además, hablaron de la posibilidad de abrir una sucursal en Buenos Aires.

Rick y Corey explicaron cómo se fueron preparando desde chicos para trabajar en la tienda. Rick la abrió en la década del ochenta junto a su padre, y se formó leyendo historia desde pequeño. Mientras que Corey, hijo de Rick, trabaja en el local Gold & Silver desde que tiene 6 años. “Todos vienen con su objeto pensando que es único. Pero a 8 de cada 10 los mandamos de vuelta. Creen que el diamante de su abuela era perfecto y millonario y se sorprenden cuando les decimos que su abuelo era un tacaño”, sentencia Corey, todo un astro.

 

FUENTE: diario Clarín

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