El autor de Watchmen, considerado el mejor cómic jamás escrito, dio una entrevista donde condenó la «catástrofe cultural» que representan.
Se suele asociar a Alan Moore al mundo del cómic, por su notable trabajo en íconos como Watchmen o V de Vendetta. Pero este escritor británico, las pocas veces que se anima a hablar con un medio de comunicación, deja claro que sus reflexiones, búsquedas y opciones estéticas superan por mucho el campo de las historietas.
Sus opiniones en contra del mundo editorial del cómic y de su pobreza creativa son rotundas, y la última de ellas la dio hace pocos días, cuando dio una extensa entrevista al blog del escritor irlandés Pádraig Ó Méalóid. Allí, el autor de la novela gráfica Watchmen, considerada la obra cumbre de este arte y una de las 100 mejores novelas del siglo XX, según Time (abajo), sepultó definitivamente la imagen de los superhéroes como íconos culturales, el mismo que hace 28 años le dio una original vuelta de tuerca con esta ambiciosa obra.
«Me parece que a un sector importante de la opinión pública ha renunciado a tratar de entender la realidad que están viviendo y que podrían ser capaces de comprender la expansión sin sentido, pero al menos -todavía- finita de los ‘universos’ presentados por DC o Marvel Comics. Es culturalmente catastrófico tener en forma efímera al siglo pasado dominando el escenario cultural y rechazando a que esta era sin precedentes desarrolle su propia cultura relevante y suficiente para los tiempos que corren».
La mirada de Moore sobre la industria de los superhéroes es terminante. No sólo en sus continuas adaptaciones al cine (rechazó con vehemencia los filmes que se hicieron de Watchmen y V de vendetta), sino que también ha criticado a destacados exponentes del cómic, como Grant Morrison.
Le dijo Moore al diario ingles The Guardian: «No he leído ningún cómic de superhéroes desde que terminé Watchmen. Odio a los superhéroes. Creo que son una abominación. Ellos ya no quieren decir lo que solía significar. Estaban originalmente en manos de escritores que buscaban expandir activamente la imaginación de niños entre los 9 y 13 años. Eso era lo que estaban destinados a hacer y lo estaban haciendo de forma excelente», dijo.
«En estos días, los cómics de superhéroes no son para público de 9 a 13, no tiene nada que ver con ellos. Son un producto para un público de 30, 40, 50, 60 años. Alguien vino con el término «Novela gráfica». Estos lectores están interesados de poder validar su continuo amor por Linterna verde o Spiderman sin aparecer de alguna forma como emocionalmente subnormales», prosiguió.
Para Moore, este es el perfil del actual lector de superhérores (y espectador de cine). Por ello, para el escritor, hoy el superhéroe «no es sinónimo de nada bueno». Es un signo bastante alarmante tener un público que va a ver el filme de Los Vengadores disfrutando con conceptos e ideas destinados a entretener a niños de 12 años de la década del 50′», remata.