El éxito de las teorías de la conspiración reside en que, en realidad, son simples: todas se refieren a la ocultación o tergiversación de un acontecimiento, que, por algún motivo, nos han querido ocultar, a menudo de cara a oscuros intereses. El misterio y la singularidad de muchas de estas teorías, como las ocho que presentamos aquí, han cautivado a miles de personas en todo el mundo, que siguen creyendo en su veracidad incluso si existen pruebas que demuestren lo contrario.
Las teorías de las conspiración son un hecho para muchas personas, que creen que nos esconden la verdad sobre muchas historias.
El caos y la desinformación son el caldo de cultivo perfecto para que las más variopintas, y a veces descabelladas, teorías de la conspiración e historias sobre ocultaciones y engaños históricos hayan ido proliferado sin control, y en algunos caso incluso se hayan mantenido durante un largo período de tiempo. Algunas parecen tener más sentido que otras (las hay que son realmente imaginativas), pero al final todas se basan prácticamente en lo mismo: existe un poderoso grupo minoritario que lo controla todo y que oculta la verdad a la gran mayoría de la población mundial.
Aunque lo que siempre se ha dicho sobre que la explicación más sencilla normalmente es la más probable no parece convencer a aquellos conspiranoicos que creen a pies juntillas que se nos esconde la verdad sobre casi todo. Son muchos e innumerables los casos en que esto ha ocurrido, y detallarlos todos sería prácticamente imposible, así que en este artículo mostramos, en una pequeña pincelada, algunas de las teorías de la conspiración más exitosas y más mediáticas, entre ellas quién hay detrás del asesinato de JFK o incluso que unos alienígenas impulsaron la evolución de las sociedades humanas en la Tierra.
La Gran Duquesa Anastasia de Rusia en 1914, a los 13 años.
¿Sobrevivió Anastasia Romanov al asesinato de su familia?
En la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918, el zar Nicolás II, su esposa y sus hijos, Olga, Tatiana, María, Anastasia y el zarevich Alexei, fueron trasladados a los sótanos de la casa Ipatiev, situada en la ciudad rusa de Ekaterimburgo y propiedad de un comerciante local, donde se encontraban recluidos, con el pretexto de tomarles una foto de familia. Cuando ya se habían colocado para la foto, y confiados en que solo se trataba de eso, entró en la estancia Yákov Yurovski, un revolucionario bolchevique de origen judío empuñando una pistola y acompañado de varios soldados armados con fusiles y bayonetas. Lo que sucedió a continuación fue una auténtica carnicería y marcaría el inicio de una de las leyendas que tiene como protagonista a una de las archiduquesas presuntamente asesinadas, Anastasia Romanov. Los rumores de que un miembro de la familia real habría sobrevivido al magnicidio fueron alimentados por la supuesta existencia de unos informes de la policía secreta bolchevique, la Cheka, en los que se hablaba de “registros en trenes y casas en busca de Anastasia Romanova”. Pero dichos informes nunca aparecieron, provocando que a lo largo del siglo XX algunas mujeres, aprovechándose de aquel rumor, se hicieran pasar por la hija del zar. Una de las más famosas fue Anna Anderson, una interna del psiquiátrico de Berlín que afirmaba ser la hija del zar, aunque los que la conocieron en vida aseguran que, entre otras cosas, era demasiado bajita para tratarse de Anastasia. Los restos de los Romanov fueron descubiertos en 1979 por Alexander Avdonin y Gely Ryaboy, aunque no desvelaron su descubrimiento hasta 1991, cuando pudieron cotejar los restos de ADN localizado con material genético del duque de Edimburgo, emparentado con el zar Nicolás II. Los resultados revelaron de este modo la identidad del asesinado zar, su esposa Alejandra y tres de sus hijas. En 2007 se localizaron los restos de Anastasia y del pequeño Alekséi, por lo que el misterio en torno a si Anastasia había sobrevivido o no a la masacre de su familia quedó finalmente resuelto.
Adolf Hitler y su personal saludan a los equipos durante la ceremonia inaugural de los XI Juegos Olímpicos de Berlín, en agosto de 1936.
Hitler sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y huyó a Sudamérica
30 abril de 1945. Adolf Hitler se encuentra aislado junto a Eva Braun y sus mas fieles seguidores en el interior de su búnker. Con el Ejército Rojo ya a las puertas de Berlín, y la guerra definitivamente perdida, el führer, tras tomarse una cápsula de cinanuro, se dispara un tiro en la cabeza y acto seguido, su esposa toma también una dosis de cianuro que acaba con su vida. Ambos cuerpos fueron incinerados en el exterior del búnker para que sus cadáveres no fueran profanados por los soviéticos. Pero desde ese momento empezó a circular la historia de que Adolf Hitler no murió entonces, sino que sobrevivió y huyó al extranjero. Una de las versiones más conocidas es la de que logró escapar a la España franquista, donde aterrizó en un campo de patatas de Galicia. Aunque no fue este el final. Los rumores de que Hitler seguía vivo volvieron a circular en 1960, alimentados por uno de sus más fieles colaboradores: el criminal nazi Josef Mengele, apodado el Ángel de la Muerte, que por aquel entonces se hallaba oculto en Sudamérica. La idea de que Hitler había huido al sur del continente americano volvió a resurgir cuando en octubre de 2020, en un informe publicado por la CIA, aparecía la imagen de dos hombres, uno de los cuales lucía el característico bigote del führer. En ella se podía leer: «Adolf Schrittelmayor, Tunga, Colombia, América del Sur, 1954” (a pesar de que se lea «Tunga», es posible que se refiera a Tunja, una ciudad que es la capital del Departamento de Boyacá, en Colombia). Aunque esta teoría ha sido totalmente desmentida por expertos como el abogado y periodista de investigación colombiano Alberto Donadio, la leyenda de que Adolf Hitler no se suicidó en el búnker de Berlín sigue teniendo miles de seguidores.
Imagen del Titanic partiendo de Southampton el 10 de abril de 1912.
El misterio en torno al hundimiento del Titanic
Todo el mundo conoce la historia del Titanic, calificado en su época como un transatlántico insumergible y el más grande y lujoso del mundo. Por supuesto, el hundimiento del Titanic no se libra tampoco de las teorías conspirativas que inundan nuestro mundo. A las 23:40 horas de la noche del 14 de abril de 1912, el Titanic navegaba por el Atlántico norte en su primera y única travesía cuando chocó con un iceberg. Así, tras dos horas y cuarenta y cinco minutos de desesperada agonía, el impresionante navío se hundía en las gélidas aguas, partiéndose por la mitad y llevándose con él miles de vidas. Aunque años después han podido recuperarse muchos restos del Titanic y existen documentos que atestiguan sin ningún género de dudas de que el barco que se hundió aquel fatídico día de abril fue el buque insignia de la compañía naviera White Star Line, algunos especulan con que este accidente no habría sido tal, sino que en realidad se trató de una explosión provocada por los propietarios de la naviera. Pero eso no es todo. Afirman que el barco hundido no habría sido el Titanic, sino su hermano gemelo el Olympic. La teoría conspirativa apunta a que la naviera habría dado el «cambiazo» puesto que el Olympic necesitaba unas carísimas reparaciones tras haber chocado con el crucero militar HMS Hawke y, para ahorrárselas y cobrar el dinero del seguro para construir un nuevo transatlántico, la compañía habría decidido hundir el barco. ¿Hubiera sido posible cambiar un barco por otro? Los expertos manifiestan rotundamente que no. Sobre todo debido a algunas especificaciones técnicas de los barcos, como por ejemplo que el Titanic era más largo y tenía más camarotes que su hermano gemelo. A todo ello se suma la evidente dificultad que habría supuesto cambiar un barco nuevo por otro más viejo sin que nadie se enterase.
El ojo de la pirámide en el billete de un dólar estadounidense que se asocia a los Illuminati.
Los Illuminati y su plan secreto para dominar el mundo
La idea de que existe un complot a nivel mundial dedicado a la toma de decisiones acerca del futuro de las naciones y de la vida de sus ciudadanos es algo que no es nuevo. De hecho, esta idea viene atemorizando y atrayendo a partes iguales a todos aquellos amantes de las teorías de la conspiración a lo largo y ancho del planeta. Si a este perverso plan maligno le añadimos que estaría dirigido por los miembros de una hermandad que se remonta a 1776, la historia se torna además de misteriosa, apasionante. Esto es precisamente lo que sucede con los Illuminati, una sociedad secreta de inspiración masónica que aglutinaría hoy en día a políticos, artistas, científicos, empresarios e importantes personalidades mundiales con una gran capacidad de influencia (léase Bill Gates o Ellon Musk, por ejemplo). A pesar de que en 1785 esta sociedad secreta se disolvió y nada hace pensar que haya seguido activa hasta la actualidad, los amantes de las conspiraciones afirman que en la actualidad los Illuminati siguen existiendo y pretenden conformar un nuevo orden mundial. Sin embargo, hay quien cree que no son los illuminati los que pretenden tienen esas intenciones, sino que quien se halla detrás de ese diabólico plan es el llamado Club Bilderberg, una organización que aún a día de hoy reúne a algunas de las personas más influyentes y poderosas del planeta.
El enigma tras el asesinato del presidente Kennedy
El asesinato del presidente John F. Kennedy sigue siendo, a día de hoy, uno de los magnicidios de la historia que sigue suscitando más preguntas. Las circunstancias en las que murió JFK han dado pie a todo tipo de teorías de la conspiración. Uno de los personajes que ha alimentado estas teorías es Roger Stone, asesor del expresidente Nixon y autor del libro The Man Who Killed Kennedy: The Case Against LBJ, en el que culpa del asesinato del presidente a su vicepresidente y sucesor, Lyndon B. Johnson. Otra teoría sugiere que fue la propia CIA quien estuvo detrás del fatal disparo, tal como recrea la película JFK, de Oliver Stone. Varias imágenes y documentales han avivado asimismo la posibilidad de que hubiera varias persona implicadas. Además de Lee Harvey Oswald, autor material del magnicidio, alguien que se habría ocultado entre unos matorrales, justo en la trayectoria de la comitiva, y que es conocido con el nombre de Grassy Knoll (loma cubierta de hierba). Aunque no acaba aquí la cosa. En 1961, tropas paramilitares de cubanos exiliados, apoyadas por el Gobierno de Estados Unidos, invadieron Cuba en la conocida operación Bahía Cochinos. Los vínculos que Oswald tenía con la Unión Soviética avivaron aún más la teoría de que Fidel castro estaba detrás del asesinato de JFK. Pero existen otras hipótesis respecto al tema. Por ejemplo, el periodista James Reston Jr. apoya la teoría de que Kennedy no era el verdadero objetivo del atentado, sino que, según él, Oswald en realidad quería matar al gobernador demócrata de Texas, John Connally, que se sentaba justo al lado de la primera dama. La mafia también es la protagonista de una de las teorías sobre la muerte de JFK, ya que el presidente estaba dispuesto a acabar con el crimen organizado y para ello nombró a su hermano Robert fiscal general del Estado. Tras una investigación llevada a cabo por la Cámara de Representantes, esta idea quedó plenamente descartada, aunque se citó la posibilidad de que algún mafioso pudiera haber actuado por su cuenta. Finalmente, la Comisión Warren estableció que Lee Harvey Oswald actuó en solitario, a pesar de que algunas voces cercanas a la investigación seguían afirmando que hubo más de un tirador el día del magnicidio.
Relieve asirio en el que se muestra a un ser alado.
Los annunaki, impulsores de la civilización humana en la Tierra
Para muchos, sobre todo para los seguidores de la teoría de los antiguos astronautas, que postula que la Tierra fue visitada por seres extraterrestres durante su pasado más remoto, esta supuesta raza alienígena es ya una vieja conocida, aunque seguro que muchos es la primera vez que oyen hablar de ellos. En efecto, los anunnaki protagonizan una de las muchas teorías que existen acerca del origen de la humanidad. Pero ¿quiénes eran, o son, estos seres? El autor azerbaiyano Zecharia Sitchin tradujo e interpretó algunos textos inscritos en multitud de antiguas tablillas cuneiformes y posteriormente escribió un libro titulado El Planeta 12, en el cual, según él, existen pruebas inapelables sobre la implicación extraterrestre en la historia de la evolución humana. Según Sitchin, hace unos 450.000 años, unos cincuenta de estos anunnakis, liderados por Enki (el nombre del dios mesopotámico del agua), llegaron de su planeta natal, Nibiru, para establecer un puerto espacial en la antigua Sumer (en el Creciente Fértil, Mesopotamia) y construir allí una gran refinería para la extracción de oro, ya que los anunnaki enfrentaban un grave problema en el ecosistema de su planeta natal. Cansados de aquel arduo trabajo, Enki se quejó a su padre An (nombre del dios del cielo sumerio) de que eran «astronautas y no mineros esclavos», así que le propuso crear a «un hombre en el cual se pueda insertar el gen anunnaki» para que trabajara para ellos y llevara a cabo las tareas más duras. El libro de Sitchin vendió millones de copias, pero la comunidad científica, como era de esperar, rechazó de plano aquellas singulares teorías afirmando que las antiguas historias babilonias contadas en las tablillas cuneiformes son solo eso, historias contadas por civilizaciones antiguas para poder dar sentido a su mundo.
Detalle del cuadro «Cena in casa di Simone», pintado por Veronese en 1570, en el que puede verse a María Magdalena lavando los pies a Jesús.
Jesús se casó con María Magdalena y tuvo hijos con ella
Según esta hipótesis, alimentada por el éxito editorial de la novela El código Da Vinci, del escritor británico Dan Brown, publicada en 2003, y por las teorías vertidas por el periodista Simcha Jacobovici y el historiador Barrie Wilson en su polémico ensayo El evangelio olvidado a partir de un texto apócrifo (que no narra la vida de Jesús) publicado en 2014, Jesús se habría casado con María Magdalena e incluso habrían tenido hijos. Como era de esperar, estas teorías han sido rechazadas sin paliativos por la Iglesia católica. Aunque es evidente que siguen existiendo muchas lagunas acerca de la vida del Jesús histórico. Precisamente la falta de fuentes sobre su persona y la negativa de la Iglesia a aceptar la validez histórica de otros textos evangélicos que no sean los cuatro Evangelios canónicos, que componen el Nuevo Testamento, constituyen, sin duda, un excelente caldo de cultivo para que afloren todo tipo de conjeturas. Respecto a este tema, los teóricos de las conspiraciones afirman que determinados pasajes de los Evangelios oficiales invitan a pensar que Jesús tuvo hermanos, lo que, unido a su nacimiento, pone en tela de juicio la perpetua virginidad de María. Pero eso no es todo. Aunque no detallan qué pasajes de los Evangelios lo demostrarían, quienes sostienen estas teorías también abren la puerta a la posibilidad de que Jesús, en efecto, como cualquier hombre de su época, hubiera tenido esposa e hijos. Posiblemente nunca lo sepamos.
Shakespeare no escribió algunas de sus obras
La figura de William Shakespeare, el genial dramaturgo inglés del siglo XVII, también ha sido un campo abonado para los defensores de las conspiraciones y las mentiras históricas. Según algunas de estas teorías, Shakespeare era un seudónimo bajo el cual firmaban diferentes autores y el afamado autor inglés era en realidad un simple actor que trabajaba en el teatro de comedias The Globe y que, por su formación, nunca podría haber escrito las obras que llevan su nombre. La prueba es, afirman, que cuando escribía lo hacía con múltiples faltas de ortografía. Así, Shakespeare nunca habría viajado a Italia por lo que no habría visitado ni Verona ni Venecia, ciudades que le habrían servido de inspiración para sus obras Romeo y Julieta y Otelo. Siguiendo con este curso de pensamiento, por ejemplo, en 1856, la escritora y dramaturga estadounidense Delia Bacon afirmó tener las pruebas suficientes para demostrar que los autores de las obras de Shakespeare eran un grupo de pensadores entre los que se encontraban el filósofo y político Francis Bacon, el político y corsario sir Walter Raleigh y el reconocido poeta Edmund Spenser. A pesar de lo descabelladas que puedan parecer algunas de estas hipótesis, es cierto que existen hoy en día investigaciones académicas surgidas de importantes instituciones universitarias que sugieren que aunque Shakespeare sí fue sin duda un reconocido dramaturgo, sin embargo podría no haber sido el autor en solitario de todas sus obras, sino que, en algunos casos, pudo haber contado con la participación de alguien más.
Fuente: Historia National Geographic
