
Autor: Francisco Corvalán
Diario La Tercera
Expedición científica a cuevas subterráneas del sector logró dar con cientos de vasijas ceremoniales que serían la llave para determinar el origen y la desaparición de esta cultura mesoamericana.
Es un hito arqueológico. Bajo la península de Yucatán, en una de las miles de cuevas subterráneas donde pasa una red de acuíferos, fueron encontradas reliquias pertenecientes a la civilización Maya. En la cueva Balamkú, “la cueva del dios jaguar”, fueron hallados cientos de objetos arqueológicos, que pudieron ser utilizados con fines rituales hace más de mil años.
El arqueólogo mexicano, Guillermo de Anda, detalló en exclusiva a Qué Pasa este descubrimiento. En el lugar, ubicado a 2,7 kilómetros al este de la Pirámide de El Castillo o Templo de Kukulcán, en Chichen Itzá, fue descubierto fortuitamente en 1966 por lugareños de la comunidad San Felipe. Sin embargo, la cueva no fue abierta, ya que el arqueólogo de la época, Víctor Segovia Pinto, decidió amurallar su entrada ante el temor que fuera saqueada. El año pasado, un niño que acompañó a la primera excursión, y que ahora es un adulto de 68 años, condujo al equipo hacia este santuario subterráneo.

Mediante una técnica geológica llamada electro resistencia, los arqueólogos pudieron dar con la ubicación exacta del santuario. El lugar tiene “mucho poder para el universo Maya, porque ahí reinaban las deidades del agua”, afirma Guillermo de Anda. En esta expedición, impulsada por National Geographic, lograron dar con este lugar que cambió el rumbo de la investigación arqueológica. Los científicos responsables coinciden en que este es el mayor descubrimiento en la zona, desde el hallazgo de la cueva de Balamkanché, en la década de los 50.
“Balamkú ayudará a reescribir la historia de Chichen Itzá, en la península Yucatán. Los cientos de artefactos arqueológicos, pertenecientes a siete ofrendas documentadas, se encuentran en un extraordinario estado de preservación”, comentó de Anda. Debido a que el lugar estuvo inaccesible a las personas,su mantención podría dar a entender más sobre el origen de la “Ciudad de los Brujos del Agua”, y la civilización Maya en general.
Dioses desplazados
A partir de este descubrimiento, los científicos presumen que en el norte de la península de Yucatán hubo una profunda sequía, entre los años 700 a 1000 d.C, que obligó a sus pobladores a realizar peticiones de lluvia en las cuevas subterráneas de la tierra. Entre los incontables restos cerámicos destacan muchos de ellos con la representación del dios del agua, Tláloc, que se caracteriza por bigotes y anteojeras. “Es una divinidad cuyo culto, en algún momento aún no precisado, viajó del centro de México a la península de Yucatán”, explica De Anda. Esto podría explicar el origen, o desplazamiento, de la sociedad Maya del centro de México a Yucatán.
