Entre compradores y exhibicionistas, inauguró la ya tradicional feria de arte.
Por Marina Oybin (Revista Ñ, diario Clarín)
Antes de la apertura oficial, la previa para prensa y coleccionistas, permitió ver la feria con absoluta tranquilidad. Desde temprano, periodistas, críticos de arte, coleccionistas, directores de galerías, y museos nos reunimos para recorrer la feria (98 stands de galerías nacionales y extranjeras en 18 mil metros cuadrados de los pabellones verde y azul de la Rural). Por momentos resultaba difícil dar unos pasos sin detenerse a saludar y cruzar unas palabras con colegas y artistas.
Universo heterogéneo, en los pasillos de arteBA podías cruzarte con un muy buen artista preocupado por las ventas y que confesaba estar buscando un trabajo más rentable, y, al rato, ver a una crítica de arte mostrando orgullosa su cartera Louis Vuitton.
Por los pasillos, en la previa al acto oficial de lanzamiento, se lo vio a Roberto Lavagna preguntando precios, al publicista Ramiro Agulla que directamente le consultó a Ignacio Liprandi en su stand qué le recomendaba comprar. Se detuvieron en la increíble obra de Tomás Espina hecha con pólvora sobre papel finísimo, en algunos sitios quemado, que se entregará montada en una caja con vidrios para evitar que se dañe al mínimo roce o con una ventisca. Había mucho para ver en el stand: desde las perfectas, bellas e inquietantes tripas trenzadas en formol y las cajas de grasa vacuna, de Cristina Piffer, hasta “Montaña (el momento del derrumbe revela puntos clave de la construcción)”, instalación de Claudia Fontes realizada con varillas de madera de pino que compró Fundación Costantini con el Programa Matching Funds arteBA-Zurich. Además, el Citi le donó a la fundación 25.000 dólares para la compra de 120 dibujos y un cuaderno de Lux Lindner.
Costantini compró también varias obras de Eduardo Stupía mientras en Castagnino Roldán estaban en plena conversación con un interesado en una pintura de Macció de 150.000 dólares.
Por los pasillos te cruzabas con Yuyo Noé, Eduardo Stupía, Enio Iommi, Julio Le Parc, Marta Minujín, Diana Saiegh, directora del Museo de Arte del Tigre; Virginia Agote del Museo de Bellas Artes de San Juan, los coleccionistas Cristina Guzmán, Mauro Herlitzka y Aldo Rubino. También estaban Eduardo Costantini, Enrique Eskenazi, Ignacio Gutiérrez Zaldívar de capa caída, Daniel Maman, otrora principal figura de arteBA, y más tarde, tras el acto del corte de la cinta inaugural, la feria literalmente se llenó. No se podía caminar. Por ahí pasaban Roberto Pettinato, modelos y conductoras de tevé varias. Muchas se sacaban fotos con la obra de Le Parc. El champagne ya no circulaba gratis: las promotoras de la conocida marca que auspicia el Barrio Joven invitaban, eso sí, con tono glamoroso, a comprar la copa a diez pesitos.
Participaron en el acto oficial por la inauguración Mauricio Macri, Jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; Jorge Coscia, Secretario de Cultura de la Nación; Hernán Lombardi, Ministro de Cultura porteño; Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gabinete de la Ciudad de Buenos Aires; Enio Cordeiro, el embajador de Brasil en Buenos Aires; Carlos Alberto da Costa, CEO de Petrobras Energía; Facundo Gómez Minujín, presidente de la Fundación arteBA y Alejandro Corres, vicepresidente.
Algunos imperdibles detectados el primer día de feria: las maravillosas obras de Julio Le Parc en el espacio de Aeropuertos Argentina 2000 y un deslumbrante móvil rojo en el stand de la galería Del Infinito. Hay que decirlo: asediado por las fotos y los saludos, Le Parc no abandonó ni por un segundo su inigualable sentido del humor.
En el espacio de la Galería Sur (de Uruguay), no se pierda por nada del mundo dos pinturas de Antonio Berni que son joyas. Ambas salen por primera vez a la venta. Realizadas por el artista en los ochenta en Nueva York, son dos pinturas que algunos sostienen que están sin terminar, en cambio, desde la galería señalan que Berni dejó las obras de este modo deliberadamente. Lo haya sorprendido o no la muerte, lo cierto es que son dos increíbles lienzos (1,94 x 1,95 cm., uno de ellos supera los 350.000 dólares) que conmueven, y hasta es posible imaginarse al Berni neopop neoyorkino dejando esos fondos en carbonilla junto a la blonda modelo.
No hay que dejar de ver la instalación cinética Fluododecaedro multifacético multidireccional de Marta Minujín en el espacio de la galería Ro. En el stand de la galería Castagnino Roldán un hombre con su hija no se animaba a meterse en “Subasta”, instalación de Roberto Jacoby y Alejandro Ros. No lo dude. Métase en ese túnel que es pura oscuridad, sonidos de orgasmos y voces que anuncian ventas en subastas. Economía de recursos y efectividad en una obra comprada por la firma Brooksfield (12.000 dólares) en el marco del programa de adquisiciones de arteBA.
En el espacio de Petrobras se encuentra la Multisectorial Invisible, uno de los tres proyectos finalistas del Premio arteBA-Petrobras de Artes Visuales. Ahí funciona una estación de radio que se escucha por FM 96.5. Y ayer el público se acercó para escuchar “Ni víctimas ni verdugos”, el excelente programa en el que participa el sociólogo Lucas Rubinich, y que, junto con un equipo de conductores, entrevistó a effymia, artista conceptual, performer, travesti y feminista queer. El tema de esta emisión fue el tabú. Y la artista puso el foco en el cuerpo y la identidad amasada, soñada, construida con pasión. Escuchando el programa, recordé a la entrañable Agrado, travesti almodovariana que decía segura y acaso resignada: “Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que soñó de sí misma”.
“Sueños de vidrio” es la obra de Nushi Muntaabski. “Creo que un pequeño gesto nos puede salvar y también creo que si uno se descuida puede vivir una vida dormida”, dice la artista. Ella y una performer se van turnando en el papel de bella durmiente. ¿Habrá posibilidad de amar y ser amada que despierte a la mujer narcoléptica encerrada en la habitación vidriada? El público podrá entrar a esa especie de pecera e intentar convencerla de que abandone su evasivo sueño.
Tras más de siete horas en la feria, la retina alucinada pide descanso. Como todos los años, me voy con una extraña sensación de alegría pensando en lo que veré mañana.
FICHA
Hasta el martes 22, de 13 a 21.
Entrada general, $ 50; jubilados y estudiantes, $ 25.
Por dos días, el abono costará $ 80; pase ilimitado $ 100.
Menores de 12 años, gratis.