Batman en vivo

Es verdad que en nuestro interior siempre está el niño que fuimos. Por eso, entre los héroes que ocupan un lugar especial en la memoria afectiva de aquellos años de la infancia surge Batman. Sentíamos por él la admiración que nos generaban su coraje y su sentido de la justicia, a través de la televisión y del cine (su nacimiento había tenido lugar en 1939, como historieta de una revista).

De manera que reencontrarnos con su legendaria figura, en el Luna Park, se constituyó en un entrañable viaje al pasado. El regreso vino de la mano de una megaproducción de la compañía británica Walter Lane, de la Warner Bros. y de la propietaria del personaje, la DC Comics. Un emprendimiento de proporciones espectaculares, que incluye elementos del teatro y del circo, en un equilibrado y sugestivo juego visual. Su línea argumental describe la lucha del Hombre Murciélago contra varios malvados, un grupo en el que no faltan el siniestro Guasón, El Acertijo, El Pingüino y la bonita Gatúbela. Enfrentando al crimen organizado, Batman busca construir un mundo mejor.

Así se van alternando ingredientes circenses (malabaristas, acróbatas, trapecistas), con momentos de artes marciales y tramos de sorprendente magia, todo resuelto de un modo impecable. Por su parte, la espléndida escenografía virtual no deja de lado la mansión de Bruce Wayne, la Baticueva, el Haly´s Circus, en tanto aparece en miniatura la Ciudad Gótica, sitios combinados a la perfección con el desempeño de los actores. Otro motivo de atracción es el reluciente Batimóvil.

En el orden teatral, los diálogos que mantienen Batman, su mayordomo, el Comisionado, el inefable Robin, Gatúbela y el Guasón se escuchan en castellano neutro, sobre el que mueven los labios los integrantes del elenco (ninguno habla ese idioma). Sam Heughan (es el Hombre Murciélago), Kamran Darabi Ford, Mark Frost, Emma Clifford y el resto imponen un correcto desplazamiento corporal.

En muchos pasajes impactantes de Batman Live y, luego, al finalizar la función del estreno (anteayer), los chicos batieron palmas con alegría, festejando. El niño que llevamos dentro nuestro también aplaudió.

 

Por Rafael Granado Especial para Clarín

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