Sólo el 8% de los chicos en instituciones es adoptado.
En el país, según Unicef, hay más de 9000 niños y adolescentes que viven bajo el cuidado del Estado; a pesar de que la mayoría llegan por violencia familiar, se prioriza que vuelvan a su entorno de origen.
Es una cifra que duele. Sólo el 8% de los chicos que viven en instituciones sin sus padres y al cuidado del Estado salió del sistema porque fue adoptado por una nueva familia. Y hay más: fueron más los que dejarán de vivir en hogares después de cumplir los 18 años y haber pasado toda una vida a la espera de que alguien los adoptara que los que lograron tener una nueva familia. Eso es lo que ocurre con el 12,1% de los chicos sin cuidados parentales que viven en la Argentina.
Los datos surgen de un relevamiento nacional que presentaron ayer, en forma conjunta, la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) y Unicef. Sin embargo, el informe contiene una buena noticia: en los últimos tres años el número de chicos institucionalizados en el país se redujo en un 37%. En la Argentina hay 9219 niños y adolescentes en esa situación. Hace tres años eran 14.675. Pero la reducción no fue el resultado de un mayor número de adopciones.
Durante los últimos tres años se redujo la cantidad de chicos que llegaron al sistema de adopciones y a su vez creció el número de los que dejaron de vivir en hogares. Y la principal causa, explican en Unicef, es que muchos de ellos fueron revinculados con su familia de origen.
«Es una muy buena noticia porque significa que los estados provinciales están trabajando bien en acompañar a esas familias a modificar la situación que dio origen a la separación del chico de su hogar», apunta Manuela Thourte, especialista en protección de derechos de Unicef. «En otras palabras, casi siete de cada 10 chicos pudieron regresar a su casa, una vez resuelto el conflicto que generó el alejamiento, o se integraron a su «familia ampliada», esto es primos, tíos, abuelos o adultos cercanos que asumieron las tareas de cuidado y tutoría legal», detalla el informe.
No obstante, hay un dato que resulta preocupante. Más de la mitad de los chicos que viven en hogares e instituciones fueron separados de su familia biológica por razones de violencia. Al igual que en la medición anterior, la violencia es la principal causa de ingreso al Sistema de Protección del Estado: más de la mitad de los chicos que viven en hogares fueron separados de su familia por situaciones de maltrato grave (52,6% de los casos), en tanto el 22,8% sufrió abandono y el 19%, abuso sexual.
«La violencia contra los chicos no sólo continúa primera entre las causas de ingreso al sistema de protección del Estado, sino que además se incrementa: los casos de maltrato y abuso sexual aumentaron en comparación con 2012, en tanto el abandono se redujo levemente», señala Thourte.
Visiones contrapuestas
«Tenemos que dejar de lado la visión edulcorada de la adopción. Ser adoptado para un chico es su segunda mejor opción. La primera es crecer dentro de su familia, en su entorno, sin que se produzca una supresión de su identidad familiar», agrega la funcionaria de Unicef.
Graciela Lipski, una de las directoras de la fundación Adoptare, disiente. La entidad ofrece asistencia psicológica a familias que atraviesan el proceso de adopción, sobre todo de chicos grandes. «Hay un concepto muy arraigado, que pondera que lo mejor para un niño es permanecer en su familia de origen y que desprenderse de su entorno supone un trastorno. El dilema es cómo se evalúa si la vulnerabilidad familiar hace necesaria o no una separación», apunta.
«No hablo de vulnerabilidad económica, porque es allí donde debe estar el Estado, sino la vulnerabilidad en las funciones maternantes y paternantes, que para revertirse requieren un trabajo y un tiempo prolongado de acompañamiento. No sé si eso se está haciendo. En cambio sí sé lo que le pasa a un chico después de que volvió varias veces a su entorno familiar y tuvo que regresar porque volvió a vivir la misma situación traumática que dio origen a la separación inicial. Puedo decir que, incluso cuando tienen apenas cuatro o cinco años, el daño de ese proceso, de volver a vivir ese fracaso, es muy profundo y los va a marcar de por vida. Eso también se debería tomar en cuenta», agrega Lipski.
Pero ¿por qué son tan pocos los chicos que son adoptados? ¿Son pocas las familias dispuestas a recibirlos? La respuesta es que no. Hay 7000 personas o parejas inscriptas en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Dnrua) del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Sin embargo, las perspectivas no son alentadoras: según dice a LA NACION Gustavo Herrero, abogado y responsable del Dnrua, nueve de cada 10 inscriptos desean adoptar chicos de 0 a 2 años, mientras que solamente uno de cada 100 acepta adoptar a mayores de 10 años.
Herrero asegura que es un mito que hay muchas familias que quieren adoptar y que los hogares están llenos de chicos sin padres. «Recién una vez agotada la posibilidad de avanzar en la revinculación con su familia de origen se podrá pensar en la adopción como la alternativa», indica.
Perfiles de adoptabilidad
El informe de Unicef apunta que de los 9219 chicos y chicas sin cuidados parentales sólo 760 están en condiciones de ser adoptados. Entre ellos, se explica, son mayoría los grupos de hermanos, los que padecen alguna patología y los que tienen más de seis años, que son los perfiles para los que más cuesta encontrar familias.
En cambio, son muy pocos los bebes y menores de dos años. Esto, explica Herrero, hace que las chances de adoptar sean nulas si la búsqueda se limita a chicos de poca edad.
De todas formas, según el informe, el 24% de los que viven en instituciones tiene menos de cinco años. Y la lentitud del sistema hace que se les pase la edad del rango de búsqueda de las familias.
Hoy, sólo uno de cada 10 de estos chicos están en condiciones de adoptabilidad. Y la falta de sentencias de jueces que resuelvan sobre su situación es la principal razón. Hoy, para que un chico pueda ser adoptado tiene que mediar una sentencia judicial en la que un juez deje asentado que se agotaron todas las posibilidades de que permanezca con su familia de origen o familia ampliada.
En nuevo Código Civil busca acelerar los tiempos de la Justicia. En líneas generales, ningún chico podría pasar más de nueve meses sin que se resuelva su situación y que se declare su situación de adoptabilidad (ver aparte).
Casi la mitad de los 9219 chicos sin cuidados parentales vive en la ciudad y la provincia de Buenos Aires. El último anuario estadístico porteño indica que en 2013, en el ámbito de la ciudad, fueron adoptados apenas 153. Se desconoce cuántos fueron en la provincia de Buenos Aires.
El fenómeno de los chicos que egresan del sistema de adopciones sin haber conseguido una familia plantea un nuevo desafío. Según Thourte, se trata del mayor que enfrenta el Sistema de Protección del Estado: actualmente, el 8,2% de los adolescentes se va del hogar que lo contuvo hasta los 18 años sin saber dónde va a vivir ni de qué va a trabajar. «Es importante que los chicos que egresan lo hagan con un proyecto de vida autónomo», agrega.
Los nuevos tiempos y requisitos
Nuevo Código Civil
Resumió el proceso de adopción. Ningún chico debería estar en el sistema por más de nueve meses sin que se resuelva su situación. Ése es el plazo máximo para que un juez declare su estado de adoptabilidad y se le busque una familia
Tiempo
Hasta ahora no existían plazos para que la Justicia se expidiera
Requisitos
Existen dos excluyentes para que se produzca una adopción: que al chico le hayan declarado el «estado de adoptabilidad» y que los padres estén inscriptos en el registro único. Cualquier otro tipo de adopción es ilegal
Puede ser adoptado…
Hay tres situaciones en las que un chico puede ser adoptado: por filiación desconocida, decisión de la familia de origen de darlo en adopción y cuando se lo separa de sus padres por una medida de protección
Filiación desconocida
En este caso, el juez tiene 30 días para buscar a su familia de origen, prorrogable por otros 30. Y un mes más para declarar su estado de adoptabilidad
Decisión familiar
La familia que dará en adopción a un hijo tiene sólo 45 días para cambiar de decisión. Superado el plazo, el juez debe resolver su adoptabilidad en 90 días
Medida de separación
En casos de malos tratos, abuso y abandono, el juez tiene 180 días para evaluar si la situación que dio origen a la separación se revirtió. Si no ocurrió, debe resolver en los 90 días siguientes.
FUENTE: Diario La Nación