Cuando el detrás de escena es lo más importante. Los públicos o audiencias se especializan, se hacen diversos/as. Agrupadas por géneros, por afinidades, épocas, por edades y gustos, las grandes multitudes eligen qué ver y qué seguir en las pantallas grandes o las pantallas chicas. Todas tienen algo en común: ninguna rechazaría un buen making-of de su serie o saga favorita.
Es así. Vivimos en la era de los making-of. La expresión remite a «un video documental que muestra cómo fue la producción de una película o un programa de televisión».
También se lo conoce como el «tras las cámaras». Pero en resumen, no deja de ser una expansión de los límites de la ficción en el cine o la televisión. Todos saben que lo que allí se va a mostrar que no es igual al producto final del que trata. Es otra cosa muy distinta. Tiene a directores trabajando, a los actores con sus disfraces de personajes. Pero además muestra a sonidistas, maquilladores, electricistas, operadores de cámara, artistas gráficos, operadores digitales, diseñadores de set, iluministas, a los que hacen el café o sirven la comida para todos. Nada escapa a esa mirada que tiene el permiso de meterse en el devenir de la construcción de una película o serie televisiva. De hecho, y por acuerdo general, todos se muestran bastante dispuestos a «charlar» con esa cámara indiscreta que busca y pregunta a todos, por detalles graciosos, por curiosidades. Así, todos se suman al reportaje documental: directores, actores, dobles, choferes, guardias de seguridad. Todo aquél que forme parte del proyecto está invitado a decir algo, a aportar su toque personal a la creación colectiva.
Esta faceta tan agradable del staff de las producciones del cine y la televisión tal vez se explique por el hecho de que ya se sabe quién va a mirar el documental. El making-of está pensado y consumado para los fans, para ése público que va a comprar su ticket en el cine o sentarse en su casa a mirar luego la película o la serie de televisión.
Entonces, es una forma más de entablar un lazo con el público. Y una estrategia de venta, por supuesto.
El «Behind the Scenes» («detrás de escena») es una oferta que se promueve para los DVD. Los famosos «bonus». Es un pequeño lujo que se le brinda al público que va a comprar la película, a quien se le permite ver cómo se hizo todo.
En ocasiones el making-of se adelanta al producto fílmico del que habla.
Por eso se puede decir que también es un gancho para mantener la expectativa. Un ejemplo es lo que están haciendo grandes directores como Peter Jackson y la elaboración de entretenidos blogs sobre cómo va el rodaje de cada parte de la película. En éste caso, en el «»Detrás de cámaras «El Hobbit: Un viaje inesperado» se puede ver a Jackson mostrando para esos millones de espectadores que lo siguen y esperan cada película y las posibles fechas de estreno, y cómo se va dando todo. Hay un diálogo, un «rendir cuentas» a esos fanáticos que realmente están pendientes de cómo se hace y quién aparece.
Aceptémoslo: si los directores no hicieran documentales detrás de las cámaras, las grandes audiencias igual lo pedirían. En producciones como las sagas de ciencia ficción o del género fantástico o maravilloso, ya todos saben que se trata de efectos especiales. Todo es digital. Pero no importa. A nadie le importa que sean efectos especiales. Lo que se quiere ver es cómo se filmó todo, cómo interactúan actores y directores en escena, reconocer tal o cual secuencia, o detalles, o chismes.
Para eso se necesita una cámara con permiso para meterse en los camerinos, set, predios, pasillos, con todos y cada uno de los agentes que forman parte de una producción. Si muestra más, mejor. Hasta puede durar tanto o más que la misma película o el capítulo de serie.
Un buen making-of es lo que toda producción de pantalla grande o chica necesita hoy en día. Tiene que formar parte del inventario general. Productores y asociados deben asegurar cada voluntad para que todo pueda documentarse. Y nada quede fuera del detrás de escena.
TEXTO: Emanuel Lagos emanuellagos@yahoo.com.ar
