Dickens sobrevivió de milagro un accidente de tren en el que se desprendieron por un terraplén los seis primeros vagones de primera clase. Él iba en el séptimo. De aquella experiencia escribió el relato de terror: El guardavía (1866)
Retrato de Charles Dickens por Frith
7 de febrero de 1812 nace Charles John Huffam Dickens, el mayor novelista inglés de la época victoriana. Su fama alcanzó lo nunca visto hasta la fecha, y sus novelas publicadas por fascículos las leyeron personas de los barrios más pobres de Londres, la reina Victoria desde el palacio de Buckingham y los vaqueros de las praderas de Estados Unidos. Además, consiguió plasmar las duras condiciones de vida de los más desfavorecidos, que él mismo había vivido de niño. Su vida personal y la de sus coetáneos se convirtió en literatura universal gracias a su mano.
Vivió casi 60 años en los que se dedicó a su pasión: el periodismo y la novela, pero su vida –como la de los protagonistas de sus obras– está llena de anécdotas, por eso aquí se recopilan diez de ellas que muestran al hombre detrás de la pluma.
David Copperfield. El personaje incorpora muchos elementos de la propia vida de Dickens. Obra de Frank Reynolds
Del betún a los periódicos
La infancia del novelista no fue fácil. Su padre, que trabajaba para la armada británica, entró en prisión por impago de sus deudas y la familia tuvo que irse a vivir a la cárcel con él, como era costumbre en la época victoriana. Sin embargo, Charles no los acompañó y a los 12 años empezó a trabajar en una fábrica de betunes a petición de su madre. Sus jornadas eran de diez horas, por la que ganaba seis chelines que utilizaba para pagar el alquiler de la habitación donde dormía y ayudar a su familia. En cuanto pudo dejó el trabajo y estudió tipografía. Ya con veintipocos años empezó a escribir sus primeros textos en periódicos como Doctor`s Commons, True Sun o Morning Chronicle donde empezó su carrera como periodista de tribunales y cronista parlamentario.
Los seudónimos de Dickens
En sus primeros años como periodista parlamentario escribió una serie de artículos y relatos cortos sobre la vida cotidiana en Londres, en los que plasmó las injusticias sociales que padecían los grupos más desfavorecidos, como los niños o las mujeres. Al tratar temas tan delicados que podían enemistarlo con políticos y maleantes, decidió adoptar el seudónimo de «Boz», un mote que le había puesto a Charles uno de sus hermanos.
Escribió un libro de recetas
En 1851, se publicó en Reino Unido un libro titulado What Shall We Have for Dinner (¿Qué podemos cenar?). Era el primer libro de Lady María Clutterbuck, una desconocida mujer londinense que había reunido más de cuarenta páginas de recetas. En verdad era el seudónimo que utilizó el matrimonio Dickens para escribir este libro de cocina. Charles apodaba a su mujer Lady Clutterbuck, y con ella escribió el libro. Esto se sabe gracias a unas notas que redactó la hija de Mark Lemon, un amigo de la familia con los que solían quedar para cenar.
Al tratar temas tan delicados que podían enemistarlo con políticos y maleantes, decidió adoptar el seudónimo de ‘Boz’
Cuando el capitán Nemo conoció a Oliver Twist
A principios de la década de los cincuenta (del siglo XIX) el éxito de sus novelas –que salían por fascículos en los diarios periódicamente– era tal que cada vez fue más difícil mantener el ritmo de trabajo que le exigían sus lectores y sus editores a cambio de un sueldo reducido. Ante esta situación decidió marcharse para empezar un viaje que le llevaría a recorrer Italia, Suiza y Francia, del que salió Escenas de Italia (1846). Durante su estancia en París coincidió con Alejandro Dumas y su discípulo, el joven Julio Verne, que por entonces ya había tenido la oportunidad de leer Oliver Twist. Dos años después, en Inglaterra, Dickens publicó por entregas la que sería una de sus obras más populares: David Copperfield. Casualmente, Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne se pudo leer en junio de 1870, justo el mes en el que murió Charles Dickens.
¿El mayor ‘bestseller’ del siglo XIX?
Se convirtió en poco tiempo en un fenómeno de masas, y sus novelas traspasaron incluso el Atlántico hasta llegar a los nuevos Estados Unidos. Su primer gran éxito editorial llegó con Los papeles del club Pickwick, que había tenido una tirada inicial de 400 ejemplares, pero a alcanzar los 40.000 en su decimoquinta edición. Los siguientes relatos tuvieron la misma suerte, como Historia de dos ciudades, con la que obtuvo fama internacional al conseguir vender doscientos millones de ejemplares. Incluso realizó varias giras por Estados Unidos promocionando sus obras.
Decidió dedicar su carrera periodística y novelesca a denunciar las condiciones laborales en las fábricas, la explotación infantil y la esclavitud en Estados Unidos
Diez hijos, un divorcio y una amante
En 1927 se casó con Catherine Hogart, con la que tuvo diez hijos y vivió en un barrio familiar de Camden, en Londres. Aunque la felicidad duró casi dos décadas, 1850 fue un año nefasto para el novelista porque perdió a una de sus hijas, a su hermana Fanny y a su padre. Además, en 1868 el matrimonio se separó por culpa de las discusiones y otra mujer: Ellen Ternan, la supuesta amante de Dickens.
Su apellido fue un invento de Shakespeare
El apellido del escritor tiene un origen algo peculiar. Según el diccionario de Oxford, durante el siglo XVII en Inglaterra, la población empezó a sustituir la expresión «What the devil?» («Qué demonios») por «What the Dickens?». Y como sucede siempre, no fue hasta que el famoso Shakespeare la utilizó por primera vez que se popularizó por todo el país.
Cronista de la pobreza
Su niñez entre betún, miseria y visitas a la cárcel le marco tanto que Dickens decidió dedicar su carrera periodística y novelesca a denunciar las condiciones laborales en las fábricas, la explotación infantil y la esclavitud en Estados Unidos. También apoyó con sus ingresos en la construcción del Urania House, un refugio al que podían acudir las niñas y las mujeres para aprender a leer y escribir. Era la solución que encontró a la prostitución, que proliferaba en las calles del Londres victoriano.
Tras un funeral sencillo fue enterrado en el rincón de los poetas de la abadía de Westminster,
Un mecenas del arte y del periodismo
Dickens fue director durante 18 días del Daily News, un periódico que había fundado. Además, en 1949 creo la Household Words, para fomentar que escritores jóvenes poco conocidos tuvieran su espacio para desarrollar su libertad literaria. Al estilo de los cafés parisinos, pero con la típica sobriedad inglesa, en 1863 creo The Arts Club, un espacio en el que los artistas podían compartir sus impresiones, dialogar y llegar a acuerdos. Por su club pasaron figuras tan importantes como Monet, Degas o Kipling.
Una muerte sencilla
Charles Dickens murió a los 58 años tras sufrir un derrame cerebral el 9 de junio de 1870. Se encontraba en su casa de campo de Higham, en Kent. Tras un funeral sencillo fue enterrado en el rincón de los poetas de la abadía de Westminster, en su lápida quedaron grabadas estas palabras: «Fue un simpatizante del pobre, del miserable y del oprimido, y con su muerte el mundo ha perdido a unos de los mejores escritores ingleses». Antes de morir dijo que no quería estatuas en su honor o cualquier otro reconocimiento.
Fuente: El Debate