FUENTE: Diario Clarín
Súper producciones, efectos especiales y elementos cinematográficos de primer nivel llevan a las grandes estrellas de Hollywood a acumular batallones de fans en todo el mundo. Vicente López puede decir que tiene a su propia celebridad “hollywoodense”, ya que Pablo Perillo (49) puede ser confundido con Bruce Willis por cualquiera que lo vea.
Su parecido con el protagonista de “Duro de matar” y “El quinto elemento”, entre una larga nómina de films, no representa el principal motivo por el cual decidió dedicarse a la actuación: “Arranqué a los ocho años, participé en varios comerciales y sobre todo en obras de teatro al aire libre por mi barrio. Lo del parecido vino mucho tiempo después”, sostiene.
En los aeropuertos siempre me paran para pedirme fotos y autógrafos, a veces hasta no hablo para seguir con el juego.
A los 20, en un boliche, comenzó a caer en la similitud física que tenía, y tiene, con el reconocido actor. Pero no fue por cuenta propia: “Estaba en una disco con un amigo y se le acerca una chica para comentarle al oído ‘decile a tu amigo que es igual a Bruce Willis’. Yo no sabía ni quién era, lo reconocí cuando me mostraron que protagonizaba la serie ‘Moonlighting’”, recuerda. Y agrega: “En ese momento también tenía un aire a Mickey Rourke, y a la salida del colegio las chicas me cantaban una canción que decía ‘yo no soy Mickey Rourke’ –’Nueve semanas y media’, de ‘Zapato Veloz’–. Me volvían loco con eso”.
En 2002 participó de un concurso donde buscaban dobles de estrellas de Hollywood y fue uno de los tres ganadores: “Integraba el trío elegido junto a una cordobesa –Julia Roberts– y a una brasileña –Madonna–. Viajé a Los Angeles, estuve en la alfombra roja, hice lo mismo que hace cualquier actor, bajé de la limusina, la gente me confundía con Bruce y me gritaban desde las gradas”, recuerda. Y remarca: “Tengo una anécdota con Matthew Perry, íntimo amigo de Bruce, en la fiesta después de la gala. Se acercó rápidamente hacia mí, frenó un metro antes, y luego vino a admitirme que se había confundido. Ahí me di cuenta de que el parecido era bastante grande ya que hasta un amigo cercano se pudo equivocar”.
Llegar a Hollywood fue algo muy positivo y se estableció una buena relación con el verdadero Bruce. Ahora forma parte de su productora y ante cualquier llamado está como uno de los dobles a disposición, más allá de que no es doble de riesgo, sino que lo suyo va más por una cuestión personal y física: “En los aeropuertos siempre me paran para pedirme fotos y autógrafos, a veces hasta no hablo para seguir con el juego. Al principio les explicaba que no era y la gente no me creía, ahora me divierto un poco. Ya lo tengo muy incorporado”, admite.
“Todo el mundo supuestamente tiene dobles o gente muy parecida, a mí me tocó parecerme a un tipo muy conocido”, asegura. Y revela los pros y los contras de esto: “En los castings a veces quedás y a veces no porque hay papeles que yo no puedo hacer debido a la similitud. Por suerte sigo con lo mío, hace poco se hizo una coproducción con Brasil que se llamó ‘Decime qué se siente: la venganza’, donde interpreté el papel de un gendarme argentino. Así puedo demostrar que también tengo lo mío, que no sólo soy una foto o un parecido y nada más”, concluye.