El blog que promueve el odio
25 junio, 2016 |
El neonazismo es una realidad y están entre nosotros. Esta es un denominación que se utiliza para referirse a los movimientos posteriores a la Segunda Guerra Mundial que continúan apoyando y difundiendo las ideas del nazismo. Usualmente quienes se apoyen de esta ideología niegan el Holocausto como también admiran a Adolf Hitler. Tiene sus bases en el ultranacionalismo y antisemitismo, así como también usan símbolos o logos similares a la esvástica nazista.
Por Rubén Reveco
Me ha causado una gran impresión encontrar un blog en español llamado «Qué nos ocultan» difundiendo, justificando y exaltando al nazismo como ideología y a Adolfo Hitler como su referente indiscutido. Este es un portal racista, xenofobo, anti judío, anti comunista y en contra de todas las democracias de Occidente. Su autor (desconocido) maneja un amplio archivo que despliega para exaltar a una de las dictaduras más atroces y criminales que existieron en la historia de la humanidad.
Para el 20 de abril, publicó un artículo -celebrando el nacimiento de Adolfo Hitler- en estos términos:
«Hace 127 años, Adolf Hitler, un gran líder y guerrero, nació. El luchó contra el enemigo común de toda la humanidad, el judío eterno, y con gran éxito libero al pueblo alemán durante 12 años, desde 1933 hasta 1945. El pueblo alemán se elevó a alturas sin precedentes bajo su liderazgo y dirección, demostrando al mundo lo que la raza blanca es capaz de lograr, una vez es liberada de la aplastante opresión y envenenamiento espiritual, que resulta al encontrarse bajo el dominio del judío. Desafortunadamente, el poder judío en el resto del mundo ya para ese momento era bastante significativo, y Hitler, así como el glorioso Reich alemán – la más grande esperanza de libertad que el mundo moderno ha visto – fue destruido. No obstante, el valor de Hitler y el noble pueblo alemán durante esta era, salvó a los pueblos de Europa de una muerte segura a manos de bolchevismo judío, que ya se había apoderado de Rusia, y por esto no será olvidado, y, si Dios quiere, sus muertes no serán en vano».
El dilema de Occidente es que garantiza el derecho de predicar a estos grupos. ¿Qué hacer -entonces- ante la Justicia contra los que pregonan el odio y el exterminio cuando esa misma democracia que les posibilita expresar su fanatismo e intolerancia está cavando su propia tumba?