Una de las obras dañadas, Retrato de mi hermana (1842), de Fco. Javier Mandiola.
Tras el Golpe de Estado de 1973, militares chilenos dispararon contra el edificio, dañando dos obras. Un documental recrea la historia.
Las versiones discrepan en algunos detalles, pero los cuatro testigos que estuvieron allí esa tarde concuerdan en lo esencial: luego del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, cuyo símbolo es el bombardeo a La Moneda, se registró el ataque a otro edificio público, en que militares con metralletas dispararon hacia la fachada del Museo Nacional de Bellas Artes.
La historia quedó encapsulada en la memoria de las personas que lo vivieron y volvió a reactivarse el 2008, cuando el fotógrafo Sergio Berthoud donó a la Pinacoteca Nacional el único registro del asedio: ocho fotos que muestran los muros del museo y dos cuadros con perforaciones de bala.
“Me llamaron la atención las fotos, no sabía esta historia y cuando empecé a indagar en el museo nadie recordaba que algo así hubiese pasado. Bajé a los depósitos del museo y busqué las obras baleadas, pero estaban intactas. Mi curiosidad creció”, dice Ramón Castillo, ex curador del Bellas Artes y quien desde entonces inició una investigación sobre la historia que ahora da vida al documental Impactos, el otro golpe de la dictadura.
Dirigido por Manuel Tello, el filme de 30 minutos reúne al fotógrafo Sergio Berthoud y a los otros testigos del ataque al museo: José Cárdenas, el nochero y única persona que estuvo al interior durante la balacera; Karen Plath, vecina que vivía en un departamento frente al museo y observó cuando llegaron las tanquetas, y Francisco Oliva, mayordomo del museo, quien dio aviso a Nemesio Antúnez, director de Bellas Artes en ese entonces.
Debido a la escasez de evidencias, más allá de las fotos de Berthoud, los realizadores echan mano a los peritos técnicos: la PDI analizó las perforaciones que aún quedan a la vista en la fachada del museo, además de dos casquillos de balas, uno guardado por la vecina Karen Plath y otro por la viuda de Antúnez, la artista Patricia Velasco. Mientras que el Centro de Restauración y Conservación (CNCR) analizó los dos cuadros dañados y descubrió que los impactos de bala fueron cubiertos con restauraciones.
Las obras alcanzadas por las balas son Retrato de mi hermana (1842), de Francisco Javier Mandiola, y Una guasa, de Clara Filleul, discípula de Monvoisin. “El día anterior al ataque, la embajada de México mandó a descolgar la muestra con obras de Diego Rivera, Orozco y Siqueiros que se iba a inaugurar en el museo. Si hubiesen estado allí, esta sería otra historia”, afirma Castillo.
El relato se completa con la reconstrucción del testimonio del nochero, quien con 23 años debió enfrentar solo el asedio: el documental deja entrever que los militares abrieron fuego pensando que en el interior se escondían partidarios de la Unidad Popular. De hecho, la prensa de entonces que consignó la noticia habla de un enfrentamiento entre dos bandos armados. “Esta historia puede leerse como un símbolo de cómo la cultura fue suprimida tras el Golpe de Estado: es un ataque a la capacidad de crear y pensar, tal como lo fue la quema de libros en años posteriores”, dice el director Manuel Tello.
El documental se exhibirá en el Museo de Bellas Artes en noviembre, en el contexto de una muestra curada por Ramón Castillo, que exhibirá las fotos ampliadas de Berthoud, las pericias de la PDI y de los dos cuadros, junto a los escáneres de las balas hechas por el CNCR.