FUENTE: La Vanguardia
“Tanto la letra como las imágenes hacen apología de la violencia directa hacia las mujeres, las cuales son descritas como meros cuerpos sin valor, intercambiables y absolutamente disponibles al servicio del deseo sexual ilimitado de sus autores”. Con esta petición de una madrileña en Change.org para que se retire la última canción y el videoclip de Maluma, uno de los reyes del reggaeton con incursiones en el trap, se desataba la semana pasada la polémica. La canción Cuatro babys del cantante colombiano, como otras de este género musical que también cosifican a la mujer e incitan a la violencia, triunfan hoy entre los adolescentes y jóvenes españoles. ¿Sería positivo, como se pide en Change. org, que se prohíban? ¿Es sólo un género musical? ¿Es un fruto más de una sociedad de valores sexistas y machistas?
“A ella le gusta que le den duro y se la coman
A ella le gusta que le den duro y se la coman
Y es que yo quiero la combi completa ¡Qué! chocha, culo y teta”
Sílvia Martínez, profesora de la Escola Superior de Música (Esmuc) y de la UAB, desgrana las diferentes aristas de esta polémica. Sin duda, dice, la letra de la canción es abiertamente machista y denigra a las mujeres. El problema, indica, es que no es la única que lo hace ya que el lenguaje sexista se encuentra en muchas otras composiciones que por diferentes motivos pueden haber pasado más desapercibidas. Es el caso, por citar un ejemplo, de una actuación con eco mediático, de Blurred lines, que el estadounidense Robin Thicke interpretó hace dos años en la Super Bowl y cuya letra nada tiene que envidiar a la de su colega caribeño.
La diferencia es que si las letras en inglés pueden pasar desapercibidas para muchos, esto no sucede cuando son en español. Y, además, en el reggaeton se acumulan los ejemplos, indica. Este género y el trap (fuera de los circuitos comerciales) están triunfando entre un público muy joven en Barcelona. Canciones en las que se hacen referencias a la sexualidad muy explícitas y así se bailan (el perreo) sin que esto sea censurable. Pero por otro lado en muchas ocasiones son tremendamente machistas.
“Si sigues en esta actitud voy a violarte, hey que comienzo contigo y te acuso de violar la ley así que no te pongas alsadita yo sé que a ti te gusta porque estás sudadita”.
En sus clases con jóvenes universitarios ha pasado estos días el videoclip para analizarlo y ver las reacciones y subraya que prohibirlo tendría un efecto aún más amplificador (de hecho, Maluma parece encantado con la polémica). Los jóvenes, dice, no son idiotas y no comparten estos valores, y tampoco lo hacen quienes bailan el reggaeton. Pero a la vez, indica, no puede olvidarse que la música es una fuente de culturización, dentro de una sociedad que emite mensajes machistas desde la infancia.
Por lo tanto, no puede aislarse la música del debate general sobre la desigualdad y la violencia contra las mujeres. No se trata aquí de mensajes transgresores –como en muchas ocasiones ha trasladado la música, el cine o la literatura– sino de señalar que se está hablando de apología de la violencia hacia las mujeres en un producto que consumen los menores.
“Estoy enamorado de cuatro babys
Siempre me dan lo que quiero
Chingan cuando yo les digo ninguna me pone pero”
En este sentido hace dos años cuajó una campaña en Colombia con el lema “Usa la razón, que la música no degrade tu condición” que con fotos de Lineyl Ibáñez alertaba sobre el contenido de las letras de reggaeton al entender que se habían logrado filtrar en la cotidianidad de las personas. Con imágenes duras que reflejan la literalidad de las letras, la campaña se preguntaba cuál iba a ser el impacto en las actitudes de los jóvenes después de unos cuantos años escuchando este tipo de mensajes.
Pilar Ramos, profesora de Musicología (Universidad de la Rioja), también se muestra en contra de prohibir y señala que este tipo de campañas contra una determinada canción orillan el día a día de una sociedad muy machista en todas sus expresiones aunque sea con un lenguaje políticamente correcto.
“Bebiendo jodiendo en un club y en hoteles rompiendo colchones, andamos con Ali Baba buscando y matando a cuarenta ladrones aquí todos estamos casados pero en secreto tenemos mujerones”
La música es un reflejo de la sociedad, y también influye en ella. Es una retroalimentación que en este caso ha traspasado las fronteras locales con un ritmo muy pegadizo y divertido. Pero está claro que algunas canciones se nutren de un machismo que existe y lo justifican, donde la expresión más grave es la violencia. La juventud puede poner distancia, por tanto, si tiene espíritu crítico.
En esta línea, un estudio realizado en el 2006 en Rand Corporation basado en el seguimiento de 1.400 adolescentes durante 4 años en Estados Unidos indicaba que cuanto más tiempo pasan los jóvenes escuchando música con contenido sexual “degradante”, antes se inician en el sexo. Se refería, según el psicológo Steven Martino, a aquellas canciones que presentan al chico como alguien insaciable sexualmente y a la chica como un objeto sexual. Escuchar este tipo de música, indica el estudio, puede repercutir en los roles que asumirán en el futuro unos y otros. Esto no sucedía cuando los adolescentes escuchaban música con contenido sexual sano.
“Agárrala, pégala, azótala, pégala Sácala a bailar que va a por toas Pégala, azótala, agárrala que ella va a toas Agárrala, pégala, azótala”