La Liga británica recordará la Tregua de Navidad de 1914 construyendo un campo de fútbol.
Walter Oppenheimer (diario El País)
El 24 de diciembre de 1914, los soldados alemanes desplegados en Ypres (Bélgica), empezaron a decorar sus trincheras y cantar el más célebre de sus villancicos, Noche de paz. Los soldados británicos desplegados en la frontera no respondieron con balas, sino entonando sus propias canciones navideñas. Aquella noche empezó una tregua singular e histórica que durante unos días haría que más de 100.000 soldados, sobre todo alemanes y británicos, pero también franceses, confraternizaran para celebrar la Navidad en medio de un conflicto que todos esperaban que fuera corto y definitivo, pero que resultó un larguísimo y amargo aperitivo de otra guerra.
La tregua se extendió por numerosas trincheras del frente occidental en aquellas primeras Navidades de la I Guerra Mundial. Al año siguiente se repitieron las escenas de confraternización, pero a una escala mucho más pequeña. En 1916 ya casi no hubo tregua: las batallas del Somme y de Verdún, en las que murieron más de un millón y medio de soldados, habían dejado ya claro que aquella era una guerra cruel y larga.
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