Franz Reichelt había creado una especie de capa de 70 kilos con la que buscaba planear desde 52 metros de altura. La tragedia sucedió el 4 de febrero de 1912, Todo quedó filmado por una empresa que se dedicaba a crear noticieros para las salas de cine de la época
La cinta que circula en Youtube tiene menos de 3 minutos. En el comienzo el hombre se presenta en una París de comienzos del siglo XX, una mañana de invierno francés con el piso congelado. Lleva puesta una gorra de moda en la época y un bigote frondoso. Luego la secuencia lo muestra al hombre subiendo por las escaleras de la Torre Eiffel rumbo al desafío de su vida. Son menos de 50 segundos de pura angustia en un video sin sonido. Paso siguiente, el protagonista se sube a un banquito y de ahí a la baranda del monumento parisino, a sus espaldas se ve un vacío de 52 metros, lo que equivale a la terraza de un edificio de 15 pisos.
El salto de Reichelt
Entonces, el hombre vestido con una gruesa capa negra posa los pies sobre la estructura metálica, se para y mira hacia abajo. Todos creemos que se tirará, volará por los cielos de París y aterrizará en las veredas de la ciudad. Pero al final de la cinta, el protagonista parece indeciso. Pero ese momento dura apenas un suspiro. Franz Reichelt se lanza y segundos después va a dar con su cuerpo en las heladas calles del París, al pie de la Torre Eiffel.
Reichelt tenía 33 años y su salto rankea muy alto entre las muertes más absurdas de la historia del siglo XX. El trágico hecho ocurrió el 4 de febrero de 1912. Ese día, este sastre de origen austriaco se empeñó en demostrar al mundo que su paracaídas con forma de murciélago permitiría tocar tierra de forma suave tras lanzarse desde desde los 52 metros de altura a los que estaba situado la primera terraza de la Torre Eiffel.
El inventor venía masticando su idea desde hacía al menos un año. Antes de ser víctima de su propio diseño, Reichelt había hecho unas pruebas con un maniquí. En ese momento, el muñeco se estrelló contra el suelo sin planear ni un milímetro. Sin embargo, el austríaco siguió adelante con su idea. A los que lo trataban de frenar, el sastre le argumentaba que el maniquí no había podido abrir los brazos durante la caída. “Con un hombre hubiera ido todo de maravilla”, explicaba. Sin saber que su trágico final estaba cerca.
Reichelt tenía 33 años y su salto rankea muy alto entre las muertes más absurdas de la historia del siglo XX
Antes de iniciar su aventura, amigos y familiares intentaron que Reichelt cambiara de opinión. “Quiero probar el experimento yo mismo, sin engaños. Tengo la intención de demostrar lo valioso de mi invención”, argumentó con firmeza el sastre mientras ajustaba los últimos detalles de su traje.
Reichelt presentó su traje ante el Club de Aviación Francés, que rechazó prontamente su invención, pues además de no tener constantes resultados exitosos, pesaba más de 70 kilogramos.
Pese a la negativa del Club de Aviación Francés, el sastre decidió seguir adelante con sus pruebas. En 1911 decidió hacer un salto desde 8 metros de altura. Su invento falló y el sastrese partió la pierna.
Para Reichelt el problema había sido la baja altura del salto que no le permitió desplegar las alas para amortiguar la caída. Entonces, fue por más, y decidió repetir la hazaña, pero esta vez desde la Torre Eiffel, el lugar más alto del París de comienzos del siglo XX.
Cómo fue el día de la tragedia
Ese 4 de febrero, Reichelt se levantó temprano y le dio una última mirada a su traje. Una estructura con capa que lo convertía en el precursor de Batman. Cargó el traje en el carruaje y se dirigió desde su casa en las afueras de París hasta la base de la Torre Eiffel.
Sus amigos creían que iba a realizar una nueva prueba con el maniquí, pero cuando llegó a la torre parisina cambió de opinión y le reveló sus planes a los periodistas que lo esperaban en la base del monumento.
A Reichelt le costó llegar a las alturas de la Torre Eiffel. La Policía de París ya estaba acostumbrada a que la torre fuera un imán para los suicidas. Por eso, estaban prohibidas las pruebas como las que planteaba el austríaco.
Por eso, Reichelt no reveló sus planes hasta último momento. Ni a sus más estrechos colaboradores les contó cuál era su objetivo. El sastre aseguró que realizaría el ensayo con un muñeco, el mismo que ya se había estrellado en los primeros intentos de su traje paracaídas. De esa manera, las autoridades parisinas aprobaron su proyecto. Luego, lo vieron desplomarse desde los 52 metros de altura de la torre hasta el piso helado.
La crónica publicada por el diario Le Petit Parisien detalló que la pierna y el brazo derecho de Franz Reichelt quedaron destrozados por el impacto. Se rompió el cráneo y la columna vertebral
Reichelt fue filmado encaramado en el borde de la primera de las tres plataformas en la estructura metálica de la Torre Eiffel. Luego saltó. Otra cámara en el suelo filmó la caída y cómo fue luego trasladado su cuerpo sin vida. Dejó un hueco en la tierra congelada de unos 20 centímetros.
La crónica publicada por el diario Le Petit Parisien detalló que la pierna y el brazo derecho de Franz Reichelt quedaron destrozados por el impacto. Se rompió el cráneo y la columna vertebral. Los primeros espectadores asombrados que llegaron hasta su cuerpo comprobaron cómo sangraba profusamente por la boca, la nariz y los oídos. Le Figaro, en tanto, relató cómo los ojos de Reichelt estaban “muy abiertos, dilatados por el terror”, escribió el periodista a cargo de la crónica del medio francés.
La idea de Reichelt de saltar al vacío desde la Torre Eiffel había arrancado justo un año antes de la tragedia. Durante esos 12 meses, le taladró la cabeza al jefe de policía de París, Louis Lepine, para que le permitiera usar la torre para probar su traje de seda, sostenido por varillas y caucho, al estilo Batman.
Lepine, que un año antes también se había sentido avergonzado por el robo de la Mona Lisa del Museo del Louvre, se vio obligado a explicar más tarde que no había permitido un salto humano y que había sido engañado por Reichelt.
La idea de Reichelt de saltar al vacío desde la Torre Eiffel había arrancado justo un año antes de la tragedia
Los responsables de filmar la tragedia
Parece atípico para la época, comienzos del siglo XX, pero una cámara registró toda la tragedia del sastre austríaco. Paso a paso, Reichelt se coloca su traje de alas de seda. La lente lo sigue cuando se sube a la plataforma. En ese momento, parece dudar. Quizás le dio vértigo los 52 metros que lo separaban del piso. Quizás dudó sobre si lograría aterrizar con éxito en la base de la Torre Eiffel. La cinta también captó cómo se lanza al vacío. Cómo falla su traje de Batman y el cuerpo cae y revienta sobre el suelo.
La empresa British Pathé se dedicaba a filmar noticias que luego se pasaban en las primeras salas de cine antes de las películas. La compañía era dominante de la experiencia cinematográfica británica. Antes de la llegada de la televisión, millones de personas de todo el mundo acudían a las salas de cine para recibir su dosis semanal de noticias filmadas. El nacimiento de este fenómeno tuvo lugar cuando el renombrado cineasta francés Charles Pathé llegó a Londres en 1910 para presentar un medio innovador al público británico: el noticiero cinematográfico.
A lo largo de un siglo, British Pathé informó sobre todo, desde conflictos armados y crisis políticas sísmicas hasta los curiosos pasatiempos y las vidas excéntricas de los británicos comunes. Al hacerlo, la organización estableció el punto de referencia para el periodismo cinematográfico, combinando información y entretenimiento. Un equipo de la empresa se había contactado con Reichelt y pensaron que iban a filmar una de sus pruebas con un muñeco. Sin embargo, se llevaron la misma sorpresa que los policías parisinos y los periodistas. Así, las cámaras de la empresa británica captaron las dudas de Reichelt en la cima de la torre y su posterior caída hasta golpear con el suelo de las calles de París.