Vaca Muerta no sólo guarda en sus entrañas los hidrocarburos que podrían cambiar la historia energética del país. También abriga en su dura roca una información que podría obligar a modificar todos los manuales de geología del mundo.
Un grupo de investigadores de la UBA, nucleados en el Instituto de Estudios Andinos (Idean), espera los resultados de un ensayo de laboratorio del MIT de Massachusetts para terminar de probar una hipótesis que ellos ya dan por cierta: el período jurásico duró cinco millones de años más que lo establecido. Y las pruebas de esa arriesgada afirmación provienen de rincones extraídos de la formación shale neuquina. Se trata de milimétricos pedazos de mineral que a través de la radiación permiten conocer el tiempo que llevan bajo tierra.
«Las edades geológicas se determinaron por convención y fueron establecidas en el hemisferio norte a partir de lo que era el mar de Thetyhs», explicó a «Río Negro Energía» Víctor Ramos, miembro del Idean. Detalló que en la región desde hace un siglo se estudia la Cuenca Neuquina, pero siempre la edad de los restos fósiles hallados se correspondía con lo que indican los manuales.
Sin embargo, desde hace siete años todo parece haber cambiado. La arena volcánica hallada en una de las incursiones a Vaca Muerta (una formación que se ubica entre el Jurásico Superior y el Cretácico Inferior) arrojó valores con diferencias de cinco millones de años a los del hemisferio norte. «Al principio nadie nos creía, así que hicimos pruebas en Buenos Aires que confirmaron eso, pero con un gran margen de error», contó Ramos.
Para acotar las posibilidades, repitieron los estudios en Brasilia, Australia y Suiza. Todos los resultados coincidieron en que los zircones analizados tenían una diferencia de cinco millones de años con las edades geológicas tipificadas hasta ahora por la ciencia. En otras, palabras, el Jurásico, fijado hasta ahora hace 145 millones de años, en realidad terminó hace 140 millones.
«Nos dieron muchos palos, pero a fines del año pasado publicamos un artículo en la prestigiosa revista Gondwana Research y hubo mucho interés. Este verano fuimos a Mendoza y Neuquén con la gente del MIT, que repetirán los análisis. Su laboratorio es uno de los más precisos del mundo. Recién en septiembre tendremos los resultados», sostuvo Ramos.
No sólo la geología saldrá favorecida por este hallazgo. De confirmarse el dato, la industria petrolera podrá conocer con mayor precisión el ritmo de sedimentación, un dato clave para analizar la potencialidad de generación de hidrocarburos.
«Habrá que ajustar muchas cosas», se entusiasmó Ramos. Se trata de un descubrimiento que puede modificar una de las verdades menos cuestionadas de la ciencia.
FUENTE: Diario Río Negro