Diego Boris, flamante titular del Instituto Nacional de la Música, pasó por esta ciudad para profundizar sobre el alcance que tendrá este organismo en todo el país.
En octubre de este año, con el nombramiento de Diego Boris y Celsa Mel Gowland como respectivos titular y vicepresidenta del Instituto Nacional de la Música, se puso en marcha la primera etapa de la Ley Nacional de la Música aprobada en noviembre por unanimidad en el Senado. Se trata de un ente público no estatal que funcionará como órgano de fomento de la actividad musical, que se regirá por un estatuto y un reglamento interno que elabore el directorio y apruebe la asamblea federal.
La financiación del Instituto está establecida en el Artículo 92 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26522 y corresponde al dos por ciento de lo que recauda la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) en todo concepto. En números concretos, se habla de 14 a 16 millones de pesos, de los cuales sólo el 20 por ciento será destinado a gastos de gestión y administración, y el ochenta restante al fomento.
Para ofrecer mayores detalles de su funcionamiento y cómo impactará en cada una de las regiones, Boris llegó el fin de semana a esta capital para reunirse con la Asociación de Músicos Independientes de esta ciudad. En diálogo con “Vuelta de página” el programa que conduce Rubén “Negro” Sosa por LU5, el titular del organismo, con reconocida gestión en organizaciones como la Federación Argentina de Músicos Independientes (FA-MI) y la Unión de Músicos Independientes (UMI), expresó que la concreción del instituto es “un paso adelante”, porque significa la creación “por primera vez en la historia argentina de un órgano específico de fomento que además garantiza el protagonismo de las diferentes organizaciones de músicos independientes constituidas en el país”.
“Generalmente, se veía a la música como algo que tenía que ver con el entretenimiento, el espectáculo, la diversión o hasta, a veces, un adorno. Para nosotros, la música es muchísimo más que eso y sentimos que para poder fomentar los anticuerpos musicales que puede generar una sociedad ante lo que puede ser la lógica de mercado, se necesita de un instituto que tenga como misión específica eso”, expresó.
En pleno proceso de creación de las estructuras administrativas, Boris especificó que el INM tendrá seis sedes, una en cada región cultural: NOA, NEA, Cuyo, Centro-Litoral, Metropolitana y Patagonia, aunque aún no está establecido el lugar específico donde operará cada una. Además, indicó que habrá una sede central sólo con fines administrativos y “para optimizar recursos”.
“A medida que avancemos la idea es que haya una sede por provincia y en algunas provincias que tienen realidades distintas puedan tener hasta dos sedes. Hablamos de sedes chicas y para nada burocráticas”, resaltó.
Áreas de fomento
Sobre cuál será la incidencia en la práctica diaria de los músicos, Boris resaltó que habrá distintas áreas de fomento que son las que se trabajaron durante las asambleas que dieron origen a los principales puntos de esta ley, entre ellas figura el fomento a la música en vivo, que se garantizará a través del establecimiento de circuitos estables que brinden condiciones dignas para los músicos y la gente.
De este circuito participarán lugares públicos, privados o comunitarios que recibirán beneficios tales como difusión, aporte de dinero para luces y sonido, y se va a trabajar con las administraciones locales para generar exenciones impositivas.
En cuanto a la difusión, el titular del organismo explicó que el instituto tiene el 0,5 % de todo lo que es Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado (RTA) y que “implican 7 minutos por día en la TV pública y radio nacional, que eso, convertido en tanda, es muchísimo. Son 30 tandas de 15 segundos todos los días para difundir la música en todo el país”.
Otra de las vías de fomento será de forma directa. Y si bien habrá un departamento de subsidios tradicionales -otorgado a través de jurados, constituidos por las organizaciones de músicos con personería jurídica-, también habrá impulso directo en la producción de discos, otorgando vales para la fabricación, para horas de grabación, realización de tapas generación de videoclips, entre otras cosas: “Ahí no va a haber jurado porque no está bien que una generación juzgue a la otra en lo estético, entonces se otorgará por orden de llegada y según la disponibilidad de material”, explicó.
En esto de mejorar la realidad de los músicos, Boris destacó que uno de los aportes más importantes del Instituto tiene que ver con “la formación integral, donde la idea no es sólo que el músico pueda mejorar la práctica en su instrumento, sino el conocimiento, claro y profundo, de los derechos intelectuales; para que el día de mañana no firme un contrato que lo termine perjudicando. Conocer bien qué es el derecho de autor, el derecho de intérprete, el derecho de producto fonográfico. Todo músico, antes de acceder a un beneficio, tiene que pasar por una serie de charlas donde se le va a informar todo este tipo de cosas”.
Por su parte, los beneficiarios deberán ofrecer algún tipo de contraprestación a través de shows, clínicas o charlas dentro de un circuito cultural social que estará conformado por comedores comunitarios, escenarios en barrios “donde por ahí no tienen posibilidad de pagar una entrada”, cárceles o asilos; esto “para generar otro modelo de músico que esté relacionado con toda la sociedad que es la que aporta los fondos para hacer lo que hacemos”.
Desde 2006 a hoy
El día de su nombramiento, Boris recordó a la agencia Télam que la creación del instituto forma parte de un proceso que se inició en 2006 tras un encuentro con Néstor Kirchner, quien los recibió al enterarse que no estaban de acuerdo con un decreto que él había firmado.
“Primero nos juntamos un grupo de músicos que en un principio nos oponíamos a un decreto que no beneficiaba la posibilidad de hacer música en vivo. Después nos juntamos con el entonces presidente Néstor Kirchner, que nos invitó y se comprometió a derogar el decreto, pero nos instó a que empecemos a construir colectivamente un proyecto de ley al respecto”, contó sobre aquella reunión en la que participaron además Lito Nebbia y Liliana Herrero, entre otros. Ya en abril de 2006, en una asamblea de más de 1.500 músicos, comenzaron a trabajar sobre las distintas problemáticas de la música relacionadas con la producción, edición y difusión.
Así, en forma grupal se armó el proyecto de ley, que en 2011 perdió estado parlamentario y que finalmente el año pasado fue reimpulsado por un grupo de diputados jóvenes para que sea tratado.
La AFSCA firmó un convenio con asociaciones de la música para controlar el cumplimiento de un artículo de la ley de servicios de comunicación audiovisual que indica que el 30 por ciento de la música que se irradie debe ser nacional y el 15, además, debe ser independiente.
Al respecto, el coordinador provincial de la AFSCA, Eduardo Fuentes, le dijo a Rubén Sosa que es fundamental “estar hablando de leyes (ley de medios y de la música) de tanta trascendencia que han visibilizado situaciones ocultas en la Argentina. Es un proceso revolucionario que viene a poner sobre la mesa valores. Nos sumamos a esta movida para acercar lo más posible la música del interior a este instituto. Hemos comenzado un proceso de adecuación de los medios a la ley, eso tiene varios pilares, uno de ellos es la difusión, porque si bien en Argentina no existe como atenuante el desconocimiento de la ley, lo cierto es que en gran parte del territorio todavía hay que presentarla”.
FUENTE: diario La Mañana Neuquén