La meteoróloga Jorgelina Álvarez acaba de regresar de una «invernada» en la Base Marambio. Tomó fotos exquisitas, incluso cuando la sensación térmica era cercana a los 40 grados bajo cero.
En noviembre de 2017, Jorgelina Álvarez -30 años, meteoróloga- puso en pausa su trabajo en la Estación Meteorológica La Plata para instalarse, durante un año completo, en la Base Marambio. Acaba de regresar a su hogar natal en Las Flores, en Buenos Aires, pero en la Antártida dejó su marca indeleble: «¿Viste las fotos de Lina?», fue la pregunta que se repitió, una y otra vez, durante la estadía de Infobae en el continente blanco.
Es que ella, además de ser meteoróloga y fotógrafa, tenía un hobby que terminó potenciando en la Antártida: es astrofotógrafa. «Desde el lado de la astronomía, uno puede maravillarse de ver tanto universo», dijo a Infobae durante su despedida, a punto de subirse al Hércules. «He tenido la oportunidad de estar fotografiando las estrellas y de estar sola por un rato, en medio de la nada misma, y lo que se siente es único. Con mis fotografías trato de que ustedes también puedan sentirlo».
Sus fotos (hechas con una cámara Sony a7S y un trípode) fueron tomadas en distintos momentos del año: con temperaturas positivas y cuando la sensación térmica se derrumbó hasta casi los 40 grados bajo cero. Hay medianoches claras, compañeros que parecen tocar las estrellas, planetas visibles, mares congelados, centros galácticos y un «mar de nubes». Hoy, por primera vez, Jorgelina muestra y explica algunas de las fotos que tomó durante su aventura.
Fuente: Infobae