«Genji Monogatari», una de las novelas más antiguas de la historia

La obra literaria más antigua de Japón contiene en sus páginas la esencia de la cultura japonesa. Esta monumental novela fue escrita en el siglo X por Murasaki Shikibu, una dama de la corte de la emperatriz del Japón a quien la crítica no ha dudado en comparar con el mismísimo Homero.

Ilustración del "Genji Monogatari" realizada por los artistas Utagawa Kunisada y Utagawa Hiroshige en el año 1853.

Considerado como el género más tardío de la literatura, la novela tal vez dio sus primeros pasos en Grecia, con las obras de Heliodoro de Émesa y de un autor del siglo II d.C. llamado Longo, creador de una novela pastoril titulada Dafnis y Cloe. Ya en la antigua Roma encontramos la famosa obra el Satiricón de Petronio, las fantásticas historias de Luciano de Samosata y El asno de oro, una novela escrita por Apuleyo. Otros dos géneros mucho más tardíos que podrían considerarse también como el preludio de la novela moderna son la conocida como novela bizantina o libros de aventuras peregrinas, surgidos en España entre los siglos XVI y XVII.

Pero este género literario no lograría triunfar en Europa hasta la Edad Media, un período donde se compusieron largas narraciones de ficción cuya temática giraba en torno a personajes como el Cid Campeador o el ciclo artúrico. Aunque no solo en este continente floreció la novela. La World Digital Library (Biblioteca Digital Mundial), un proyecto llevado a cabo por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y la UNESCO, considera que uno de los ejemplares más antiguos de novela es una obra japonesa escrita alrededor del año 1021 titulada Genji Monogatari.

UNA NOVELA SIN TÍTULO

En realidad, la novela conocida como Genji Monogatari no tiene título, lo que ha dado lugar a numerosas traducciones, de las cuales, la más común y aceptada, es La historia de Genji o La novela de Genji, aunque también ha sido publicada con otros títulos como Murasaki no Monogatari (el cuento/relato/historia de Murasaki), Hikaru Genji o simplemente Genji. Asimismo, otra de las circunstancias que hacen de este relato algo extraordinario y único es que, al parecer, fue escrito por una mujer llamada Murasaki Shikibu.

Ilustración del Genji Monogatari realizada por el artista Utagawa Hiroshige en el año 1852 (Japan National Diet Library).

Ilustración del Genji Monogatari realizada por el artista Utagawa Hiroshige en el año 1852 (Japan National Diet Library).

Por lo que sabemos, Murasaki Shikibu nació en Kioto en el año 978 d.C., durante el período Heian, una época que se caracterizó por un gran resurgimiento artístico y cultural que, sin embargo, marginaba a las mujeres en cuestiones de aprendizaje. Entre las materias que las féminas tenían prohibidas estaba, por ejemplo, aprender chino, que por aquel entonces aún se utilizaba como idioma administrativo, aunque ya empezaba a decaer debido al surgimiento de una conciencia nacionalista que impulsaba el uso del kana (término utilizado para describir los caracteres fonéticos japoneses).

MURASAKI EN LA CORTE DE LA EMPERATRIZ

El hecho de pertenecer a una prestigiosa familia de poetas (su abuelo era el célebre poeta Fujiwara no Kanesuke) y de funcionarios (su padre llegó a ser gobernador) otorgó a la dama Murasaki un privilegio especial que la convirtió en una excepción entre las mujeres de su época. Así, Murasaki entró a formar parte del círculo íntimo de la emperatriz Fujiwara no Shōshi a finales del siglo X y principios del siglo XI, convirtiéndose muy pronto en una nyōbō (dama de compañía), una mujer que se caracterizaba por hacer gala de una exquisita educación.

Ilustración realizada por el artista Taiso Yoshitoshi en 1889 en la que se muestra a Murasaki vistiendo el kimono violeta por el cual sería conocida. Museo Británico, Londres.

Ilustración realizada por el artista Taiso Yoshitoshi en 1889 en la que se muestra a Murasaki vistiendo el kimono violeta por el cual sería conocida. Museo Británico, Londres.

Murasaki se casó con un amigo de su padre, aunque enviudó muy pronto. Pero al matrimonio le dio tiempo de concebir una hija llamada Kenshi. Tras la muerte de su esposo, muy afectada, Murasaki llevó a cabo un retiro espiritual en un templo del lago Biwa, y al parecer fue allí cuando, a modo de desahogo, empezó a escribir su gran obra. Una vez finalizada, Murasaki regaló una copia del Genji Monogatari a sus amistades, que rápidamente hicieron copias del documento convirtiéndolo en un auténtico éxito.

EL MANUSCRITO PERDIDO

A pesar de su prestigio, la vida de Murasaki en la corte no fue fácil. Se ganó muchos rivales, que la apodaron despectivamente Nihongi no Tsubone, que podría traducirse como «Dama de las crónicas». Cabe resaltar que Murasaki no era tampoco el verdadero nombre de la escritora, ya que en la alta sociedad japonesa se consideraba de mal gusto referirse a alguien por su nombre real. Así, Shikibu es una referencia al Shikibu-shō, el ministerio de ceremonias de la corte imperial en el que trabajaba su padre, mientras que Murasaki se refiere al color violeta que, según se dice, era el predominante en su vestimenta y su preferido. Finalmente, el descubrimiento de una lista de damas de honor datada en el año 1007 reveló el verdadero nombre de la escritora: Fujiwara no Takako.

Una escena ilustrada del Genji Monogatari Emaki conservado en el Museo Tokugawa de Nagoya, Japón.

Una escena ilustrada del Genji Monogatari Emaki conservado en el Museo Tokugawa de Nagoya, Japón.

En cuanto a la novela, cuyo manuscrito original no se ha conservado, está formada por 54 kakimono (rollos), cada uno correspondiente a un capítulo. Durante un tiempo se pensó que Murasaki fue la autora de los primeros 33 capítulos, y que el resto eran obra de Daini no Sanmi, nombre por el que se conocía a su hija Kenshi, la cual también acabó convirtiéndose en una notable poetisa. Aunque finalmente este extremo ha sido descartado por los especialistas.

LA VIDA AMOROSA DE GENJI

El argumento de la historia escrita por Murasaki es, sin embargo, bastante enrevesado. Narra la vida del príncipe Genji, una posible representación del nieto del emperador Saga, Minamoto no Tōru. En la novela, Genji era el segundo hijo del emperador y de una concubina de bajo rango. La muerte de su madre cuando Genji contaba tan solo tres años sume al niño en una gran tristeza. Genji se casa con la señora Aoi, pero con el paso del tiempo, se enamora de la señora Fujitsubo, una de las favoritas imperiales, la cual tiene un parecido asombroso con su madre. Frustrado por no ser correspondido, Gengi marcha de viaje, y en su transcurso conoce a una niña de diez años, llamada Murasaki, que, casualmente, es la sobrina de la señora Fujitsubo.

Una escena ilustrada del capitulo 39 del Genji Monogatari. Palacio Imperial de Kioto.   

Una escena ilustrada del capitulo 39 del Genji Monogatari. Palacio Imperial de Kioto.

Genji secuestra a la niña y se la lleva a su palacio, donde la educa, como si de Pigmalión se tratase, para convertirse en su esposa ideal. Finalmente, Genji consigue los favores de la señora Fujitsubo, que dará a luz a un niño al que la pareja hace pasar por hijo del emperador. Tras la muerte del emperador, el pequeño es proclamado heredero y la señora Fujitsubo, en emperatriz. Por aquel entonces Genji, que acaba de quedar viudo de su primera esposa, la señora Aoi, se casa en segundas nupcias con Murasaki.

UNA OBRA DE DIFÍCIL LECTURA

Pero las aventuras amorosas de Gengi no terminan aquí. Cuando lo descubren con una concubina imperial, Genji es desterrado, y como no podía ser de otra manera se enamora de la hija de un adinerado señor local con la que tendrá otro hijo. Finalmente, Genji regresa a palacio cuando el hijo que ha tenido con Fujitsubo sube al trono. Sabedor de que es su padre, el emperador lo indulta y tras la muerte de Murasaki Genji se casa por tercera vez.

Una escena ilustrada del capitulo 42 del Genji Monogatari. Burke Album, propiedad de Mary Griggs Burke.

Una escena ilustrada del capitulo 42 del Genji Monogatari. Burke Album, propiedad de Mary Griggs Burke.

Libro complejo donde los haya, el Genji Monogatari no tiene un final propiamente dicho y termina de un modo abrupto, se desconoce si a propósito o porque se han perdido los últimos capítulos. Con todo, la obra es un fiel retrato de la aristocracia del Japón feudal y ayuda a comprender la forma de vida de una sociedad extremadamente rígida y cerrada. Pero su lectura no es fácil, incluso no lo fue para sus contemporáneos, ya que la autora lo escribió empleando un lenguaje culto en el que no se citan nombres de manera explícita debido a que, como ya se ha comentado, no se consideraba elegante.

A pesar de todas las dificultades que presenta, el Genji Monogatari ha trascendido el tiempo y ha sido adaptado a la gran pantalla en varias ocasiones, incluso se ha hecho una serie de anime y una ópera sobre una de las obras literarias más exitosas e importantes de la literatura japonesa de todos los tiempos.

Fuente: Historia National Geographic

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