Historia y ficción: los autores que renuevan la novela francesa

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El Nobel otorgado a Patrick Modiano llama la atención sobre el mapa literario actual de su país, que va del policial al testimonio.
Por Javier García

No fue el librero mejor calificado de París. Tampoco el editor del sello Gallimard. “El país está orgulloso, a través de este Nobel, del reconocimiento mundial de uno de nuestros mayores escritores. Patrick Modiano es el decimoquinto francés que recibe esta eminente distinción, lo que confirma el gran brillo de nuestra literatura”, dijo hace una semana el Presidente francés, François Hollande. Habían pasado sólo un par de horas desde que el autor de la Trilogía de la Ocupación había sido distinguido por la Academia Sueca.

No dejó de ser una sorpresa para especialistas y apostadores. Quizá con menos ruido que otras literaturas más mediáticas, como la estadounidense, la narrativa francesa no ha dejado de demostrar su herencia con sello de calidad desde Flaubert hasta Marcel Proust.

Si bien Francia no cuenta con un escritor con la popularidad de Stephen King o el reconocimiento de Philip Roth, el panorama literario es diverso y está siempre renovándose. En las últimas décadas ha estado marcado por temas como los efectos de la Primera y Segunda Guerra Mundial, que se cuelan en ejemplares que habitualmente son premiados. Como ocurrió con Pierre Lemaitre (63), habitual escritor de novela policial y que sumó una historia sobre el trauma de los soldados sobrevivientes de la Primera Guerra Mundial en su libro Nos vemos allá arriba, ganador del Premio Goncourt 2013. Ahora se traduce su novela Vestido de novia.

El vigor y variedad de la narrativa francesa han llegado a Chile también a través de la visita de sus autores. El ciclo La Ciudad y las Palabras, de la U. Católica, ha traído a Michel Houellebecq, Jean Echenoz y Laurent Binet, y anuncia para enero a Philippe Claudel. A su vez, en los festivales Puerto de Ideas y Bellas Francesas han participado, entre otros, Mathias Enard, Éric Faye, Véronique Ovaldé y Delphine de Vigan.

Europa a la vista

“Es, probablemente, el escritor francés más importante del cual usted nunca ha oído hablar”, anota el periódico británico The Observer sobre Emmanuel Carrère (57).

Lo hace a días de la aparición en inglés de Limónov, por el sello Farrar, Straus & Giroux.

La novela biográfica de Carrère sobre Eduard Limónov, poeta, soldado y líder del Partido Nacional Bolchevique, es también un retrato de los últimos 50 años de la historia de Rusia. El éxito de Limónov, elegido el mejor libro del 2013 en varias latitudes, ha motivado la traducción de dos novelas de ficción de Carrère. Editorial Anagrama acaba de publicar El bigote y Una semana en la nieve.

Otro narrador que cruza personajes de la historia con elementos de ficción es Jean Echenoz (67). Autor de breves novelas como Ravel, sobre los 10 años finales del compositor Maurice Ravel, y Correr, que retrata los sinsabores del atleta checoslovaco Emil Zátopek, Echenoz publicó el año pasado 14, donde narra la relación de cuatro amigos que van camino a la Gran Guerra.

“La violencia no se apaga nunca. Cambia de forma”, ha dicho Philippe Claudel (52), quien recoge las miserias humanas y ha descrito las pequeñas historias de las guerras en novelas como El informe de Brodeck, La nieta del señor Linh y Almas grises.

Laurent Binet estuvo en Chile en 2012 y habló de HHhH, su novela más aplaudida, ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Luego sorprendió con su libro Rien ne se passe comme prévu, donde desentrañó detalles de la campaña presidencial de Hollande.

Un género con tradición en Francia es el policial. Los nombres más destacados son Thierry Jonquet, Jean-Claude Izzo, Francis Ryck y Jean-Patrick Manchette. Un autor nacido en Suiza, pero que ha desarrollado su obra en París, es Joël Dicker (29). Medio millón de ejemplares vendió con La verdad sobre el caso Harry Quebert, y a fin de año editará Los últimos días de nuestros padres, ambientada en la Segunda Guerra Mundial.

El humor entra de lleno en el policial que escribe Frantz Delplanque, quien tiene como protagonista a Jon Ayaramandi, un veterano asesino a sueldo. Ahora acaba de publicar Elvis o la virtud. Historias cotidianas y reflexivas apunta David Foenkinos en títulos como Estoy mucho mejor. El tema de la inmigración está presente en los trabajos de Mathias Enard, autor de Calle de los ladrones, y Véronique Ovaldé, en Lo que sé de Vera Candida.

La biografía familiar la desarrolla Delphine de Vigan (48). La tortuosa relación con su madre, famosa ex modelo y drogadicta, está plasmada en Nada se opone a la noche. Y en Días de hambre escribe sobre su lucha contra la anorexia.

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